Alejandro Magno, el gran conquistador macedónico que derribó al todopoderoso Imperio Persa en apenas cuatro años, encontró una manera muy hábil de sembrar el caos para después de sus días. Cuando estaba en su lecho de muerte, los generales le preguntaron quién habría de sucederlo en el trono, ya que Alejandro no dejaba ningún hijo que pudiera ser su heredero (consecuencia ingrata de una vida íntegramente dedicada a la homosexualidad). Ante la pregunta que se le hacía, Alejandro se limitó a responder: "el más capaz".
Por supuesto que como todos sus valientes generales se sentían cada uno el más capaz, entablaron una violenta guerra civil que destruyó al imperio y trajo cuarenta años de guerra ininterrumpida. El anillo con el sello real había quedado en manos de Pérdicas, administrador de Alejandro, quien consiguió mantenerse vivo tan solo un año, antes de ser asesinado.
Por supuesto que como todos sus valientes generales se sentían cada uno el más capaz, entablaron una violenta guerra civil que destruyó al imperio y trajo cuarenta años de guerra ininterrumpida. El anillo con el sello real había quedado en manos de Pérdicas, administrador de Alejandro, quien consiguió mantenerse vivo tan solo un año, antes de ser asesinado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario