A finales de 1911, la expedición del noruego Roald Amundsen fue la primera en alcanzar el Polo Sur. Cinco semanas después lo hizo la expedición del británico Robert Falcon Scott. Sobre la hazaña de ambos próceres de la exploración planetaria se ha escrito mucho, pero... ¿qué pasa con las bestias de carga? Porque en una expedición de esas características, con una tecnología primigenia que aún tenía que entendérselas con la congelación, era indispensable marchar y acarrear víveres, y la única solución eran las bestias de carga, esos grandes héroes ignorados de la jornada.
En estas cosas pensaba un coronel de la USAF (la Fuerza Aérea de los Estados Unidos) llamado Ronnie Smith, apostado en la Antártica, hasta que como buen militar decidió pasar a la acción, tomar cartas en el asunto, ganar la batalla. Y puso a estas sacrificadas bestias en el mapa aeronáutico. En las cartas de ruta de las aeronaves, existen determinados puntos en los cuales los pilotos deben informar sobre el progreso del vuelo a los controladores de tráfico aéreo, y esos puntos tienen nombres. De manera que los pilotos que vuelen desde el aeropuerto de Christchuch en Nueva Zelanda hasta la Base McMurdo en la Antártica, deben reportarse en los puntos que honran a los perros de Amundsen (PEHRR, HELGE, LASSE, MYLUS, FRITH, URROA), y luego en los que honran a los caballos de Scott (SNIPT, JIPIG, BOENZ, JEHOO, BYRRD, NOBEY).
Huelga decir que no es coincidencia ni milagro que todos los perros y caballos tengan cinco letras. En realidad, como es obvio, muchos nombres son más largos, pero Smith los abrevió para que cupieran en el sistema universal de cinco letras que es el estándar en la aviación. Así, no es que uno de los infortunados corceles de Scott, además de morirse en la Antártica presumiblemente, tuviera la desgracia de llamarse Jipig, sino que es la contracción de Jimmy Pigg (no es un gran nombre tampoco, pensándolo bien).
Claro está que es un honor póstumo, y como tal, de poco le sirve a los animales sacrificados en la misión. Porque Amundsen tuvo el buen sentido, como noruego que era, de confiar en los perros tiradores de trineo, mientras que Scott, de tradición militar (naval, en realidad), se decidió por los caballos. Parte importante del desastre de la expedición Scott se debió a esta infortunada elección, ya que los perros soportaron el clima antártico con tesón, mientras que los pobres pingos ingleses cayeron como moscas en la Antártica. Por algo el noruego no sólo llegó primero, sino que además regresó con vida.
Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
jueves, 8 de diciembre de 2011
Honrando a los perros y caballos antárticos.
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7 comentarios:
En las primeras ediciones de los Juegos Olímpicos de Invierno, existieron las carreras de trineos tirados por perros, aunque prontamente fueron eliminadas. Desconozco el motivo, aunque lo del maltrato animal no era tema por entonces.
Por otro lado, General Gato: bien que hayas escrito un artículo hablando en clave positiva de tus enemigos naturales. Aunque si quieres mi opinión -y si bien no guarda relación con el asunto aquí tratado- soy un firme partidario de la aplicación de la eutanasia a los perros callejeros y del sacrificio de los canes que atacan personas. Es una cuestión de eliminación de plagas, simplemente.
Amundsen eligió perros porque sabía que responderían bien en la Antártida, pues ya lo había comprobado en el Ártico. Además utilizó una estrategia un tanto cuestionable pero efectiva: durante el viaje, cuando escaseaban las provisiones, sacrificaba a los perros más débiles para alimentar con ellos a los más fuertes. Esto a Scott (que como buen británico, daba mucha importancia al fair play) le pareció poco ético y prefirió a los ponis siberianos, que luego se revelarían ineficaces en ese medio y le obligaro a recorrer a pie la última parte de su viaje, con las fatales consecuencias que todos conocemos.
A GALO GÓMEZ: Desconocía esa curiosidad sobre las carreras de trineos tirados por perros. Quizás no hubieran tantos países que practicaran ese deporte, o no suscitara interés, o qué se yo. Habrá que investigar.
La eutanasia de animales callejeros siempre me ha parecido un remedio un poco fuerte. Pero apoyo firmemente las campañas de esterilización de animales callejeros, para evitar su proliferación indiscriminada, que no les hace bien ni a ellos ni a la comunidad humana.
A IAKOB: Amundsen venía de un país nórdico, después de todo, y el medio le era mucho más conocido. Imagino que a Scott le traicionó también la formación militar (era marino, pero había militares de tierra en la familia). Después de todo, a comienzos del siglo XX y antes de la aparición de artilugios mecánicos como el tanque o el jeep, el mejor amigo de un militar era su caballo.
La expedición de Scott también disponía de tres vehículos-oruga, pero eran muy poco fiables y se averiaron enseguida y no fueron de ninguna ayuda. Y acabo de saber que Scott también llevó a algunos perros de trineo, pero los hizo volver al campamento base para continuar a pie la última fase de su viaje al polo.
Tenía entendido más o menos lo mismo. Supongo que el tener que habérselas con el recorrido a pie, ayudó a crear la estampa romántica de Scott que le dio fama sobre el verdadero triunfador de la carrera.
Bueno, todos sabemos lo bien que se les da a los ingleses transformar fiascos y derrotas en gestas gloriosas, no hay más que recordar Balaclava. Lo cierto es que Amundsen y Scott enfrentaron sus intentos de manera distinta: Amundsen quería llegar al Polo y Scott, muy británico él, "conquistar" el Polo. Por eso Amundsen planificó mejor su ruta (recorrió 100 km. menos que Scott al elegir mejor el punto de la costa del que partió) e ideó una misión rápida (llegar al Polo y volver) y sólo con el material imprescindible. Mientras, Scott planificó una misión muy ambiciosa, con muchos hombres y medios que al final sólo entorpecieron su camino.
Es que lo de Balaclava es de vergüenza ajena. ¡Si hasta la peli de Errol Flynn tuvieron que ambientarla casi entera en la India, y con el epílogo en Balaclava, para poner a los británicos gallardos y marchosos sobre alguien...! En realidad, el contraste es agudo entre el tecnicismo pragmático de Amundsen, y el romanticismo caballeresco de Scott. Bueno, por algo los primeros suelen ganar en la historia, pero los segundos suelen ser recordados con más cariño...
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