Durante la fiebre del oro que azotó California en 1848, San Francisco creció explosivamente. En consecuencia, hubo enormes problemas de abastecimiento de agua. En aquella época se cobraba (y pagaba) sin asco un dólar por el cubo de agua.
Los problemas siguieron después porque la fiebre de oro pasó, pero la población inmigrante se quedó. Recién en 1934 el problema del abastecimiento del agua quedó solucionado, gracias a un acueducto que medía 241 kilómetros de largo (más de dos veces la distancia entre Valparaíso y Santiago).
Los problemas siguieron después porque la fiebre de oro pasó, pero la población inmigrante se quedó. Recién en 1934 el problema del abastecimiento del agua quedó solucionado, gracias a un acueducto que medía 241 kilómetros de largo (más de dos veces la distancia entre Valparaíso y Santiago).
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