En 1694, el matemático y físico inglés Isaac Newton, sobre cuyo "bienio maravilloso" ya hablamos, fue nombrado Tesorero de la Casa de Moneda de Inglaterra. Este cargo, a primera vista extraño para un científico preocupado de las leyes de caída de los graves y el cálculo integral, tenía su razón de ser en otros experimentos no tan conocidos de Newton, relacionados con la tenebrosa área de la alquimia.
Newton es generalmente mirado como un revolucionario que cambió la física como disciplina científica para siempre, como siglos después lo haría Einstein. De este modo, tiende a olvidarse que Newton compartía muchos de los prejuicios y sinrazones de su tiempo, incluyendo la teoría alquimística de que podría obtenerse una piedra filosofal para transformar la materia en oro. Dichos experimentos eran bien conocidos por el gobierno británico (a la sazón era rey Guillermo III), que depositaron probablemente sus esperanzas en que Newton consiguiera fabricar oro a bajo costo para la Casa de Moneda, lo que hubiera enriquecido sus arcas (y provocado una inflación segura, de paso).
También Newton perdió una enorme cantidad de horas de trabajo en temas tales como el descifrado de los códigos misteriosos de la Biblia, el cálculo de la fecha del Juicio Final, y etcétera. Y es que en definitiva Newton era un tipo muy religioso. Creía sinceramente que su Teoría de la Gravitación Universal era una bisagra para, nada más y nada menos, que entender el funcionamiento de la mente de Dios. Si hubiera vivido con posterioridad a su fecha de muerte, en 1727, quizás se hubiera llevado una gran decepción, ya que sus teorías, lejos de dejar bien asentado a Dios, abrieron terreno al mecanicismo científico del siglo XVIII (Dios es un Gran Relojero que simplemente echa a andar la maquinaria universal y después se echa a dormir) como al agnosticismo kantiano, quien usó varios conceptos newtonianos para construir su filosofía de la percepción, que al final del camino llevaba a la imposibilidad de poder demostrar la existencia de Dios... ¡Y es que nadie sabe para quien trabaja!
Newton es generalmente mirado como un revolucionario que cambió la física como disciplina científica para siempre, como siglos después lo haría Einstein. De este modo, tiende a olvidarse que Newton compartía muchos de los prejuicios y sinrazones de su tiempo, incluyendo la teoría alquimística de que podría obtenerse una piedra filosofal para transformar la materia en oro. Dichos experimentos eran bien conocidos por el gobierno británico (a la sazón era rey Guillermo III), que depositaron probablemente sus esperanzas en que Newton consiguiera fabricar oro a bajo costo para la Casa de Moneda, lo que hubiera enriquecido sus arcas (y provocado una inflación segura, de paso).
También Newton perdió una enorme cantidad de horas de trabajo en temas tales como el descifrado de los códigos misteriosos de la Biblia, el cálculo de la fecha del Juicio Final, y etcétera. Y es que en definitiva Newton era un tipo muy religioso. Creía sinceramente que su Teoría de la Gravitación Universal era una bisagra para, nada más y nada menos, que entender el funcionamiento de la mente de Dios. Si hubiera vivido con posterioridad a su fecha de muerte, en 1727, quizás se hubiera llevado una gran decepción, ya que sus teorías, lejos de dejar bien asentado a Dios, abrieron terreno al mecanicismo científico del siglo XVIII (Dios es un Gran Relojero que simplemente echa a andar la maquinaria universal y después se echa a dormir) como al agnosticismo kantiano, quien usó varios conceptos newtonianos para construir su filosofía de la percepción, que al final del camino llevaba a la imposibilidad de poder demostrar la existencia de Dios... ¡Y es que nadie sabe para quien trabaja!
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