
El arte italiano es considerado por lo regular como uno de los más icónicos del mundo, en particular por su fase renacentista, pero en todo hato de ganado hay ovejas negras y en todo taller artístico hay adefesios, como el que ahora nos ocupará. En 1885 comenzaron las obras para la edificación del monumento conmemorativo dedicado a Víctor Manuel II de Italia, en la Piazza Venezia de la ciudad de Roma. Víctor Manuel II de Piamonte había sido entronizado rey de su reino, con capital en Turín, en 1849, y promovía los valores liberales que apoyaban los derrotados rebeldes de la Revolución de 1848. Gracias a la gestión de su eficientísimo ministro, el Conde de Cavour, Víctor Manuel II se había transformado en el rey de una Italia unificada, pudiendo trasladar su capital a Florencia en 1865, y finalmente a Roma en 1870, cuando ésta fue conquistada a Pío IX, el último Papa que gobernó los Estados Pontificios.
Víctor Manuel II falleció en 1878, y fue sucedido por su hijo Umberto I. Bajo el reinado de éste, comenzó la edificación del monumento conmemorativo en cuestión. Fue levantado en mármol de Brescia, de un blanco resplandeciente. En el monumento se levantó una estatua ecuestre de bronce dorado, que posee el récord de ser la mayor de su tipo en el siglo XIX, ya que tiene una altura de ¡12 metros! (debe ser también la más pesada, con sus 50 toneladas...). En el monumento está el "altare della patria" ("altar de la patria"), así como la tumba del soldado desconocido, que en el protocolo italiano es de visita obligada para los visitantes de Estado que sean extranjeros. La inaguración, un tanto precipitada, fue hecha en 1911, pero fue bajo el gobierno de Benito Mussolini, en 1927, que por fin se le dio término a las obras en el monumento.
La maledicencia italiana tendría entonces ocasión para ensañarse, siempre entre dientes, con el monumento de marras, detestado además de por ser considerado un símbolo mussoliniano, también por obstruir la vista del Foro Romano. Ver el monumento es encontrarle razón a los epítetos que se le han puesto: la "macchina da scrivere" ("máquina de escribir"), la torta de matrimonio, la "dentiera" (la "dentadura postiza")... ¡No en balde Italia fue el país de origen del célebre Pasquino!