Que los buenos informes por parte de los servicios de espionaje son esenciales para triunfar sobre los enemigos de la Patria, nadie lo pone en duda. Pero la contraparte, el daño que hacen los informes inexactos, es algo sobre lo que no se insiste mucho, en parte porque ningún servicio de inteligencia está dispuesto a ventilar sus propios errores.
Uno de los peores patinazos en ese sentido lo constituye la inteligencia del Estado Mayor ruso en la época de Nicolás II, frente a los japoneses. Los agregados militares rusos en Tokio enviaban informes como el siguiente:
"El ejército japonés dista mucho de haber salido del estado de desorganización que forzosamente ha de atravesar todo ejército. Han de transcurrir muchos años y tal vez siglos hasta que el ejército japonés asimile las bases morales sobre las que descansa la organización de todo ejército europeo".
Este comentario que el coronel Wannowski escribía en 1900, fue confirmado por él mismo al año siguiente, después de contemplar algunas maniobras militares japonesas:
"La escasa movilidad de las baterías se acerca algunas veces a lo cómico. El mando es débil y carece de toda iniciativa. Contra tal ejército, un destacamento de caballería provisto de artillería, procediendo con alguna resolución y rapidez, alcanzaría un éxito decisivo".
Sin embargo en 1904 (es decir, bastante antes que los "muchos años y tal vez siglos" profetizados por Wannowski) los japoneses lanzaron una ofensiva en toda regla sobre Rusia. La escuadra rusa fue hundida, los japoneses pusieron sitio a Port Arthur, se apoderaron por el tratado subsiguiente de este valiosísimo enclave militar y naval, impusieron un protectorado sobre Corea... y la humillante derrota a manos de un mando que "es débil y carece de toda iniciativa" gatilló nada menos que la Revolución de 1905, ya dentro de la propia Rusia Zarista...
La imagen que ilustra este posteo, es una caricatura yanki sobre lo que en ese minuto parecían condiciones exhorbitantes de paz por parte de los "japis"... pero que los rusos tuvieron que aceptar, no en balde habían sido batidos en toda regla.
Uno de los peores patinazos en ese sentido lo constituye la inteligencia del Estado Mayor ruso en la época de Nicolás II, frente a los japoneses. Los agregados militares rusos en Tokio enviaban informes como el siguiente:
"El ejército japonés dista mucho de haber salido del estado de desorganización que forzosamente ha de atravesar todo ejército. Han de transcurrir muchos años y tal vez siglos hasta que el ejército japonés asimile las bases morales sobre las que descansa la organización de todo ejército europeo".
Este comentario que el coronel Wannowski escribía en 1900, fue confirmado por él mismo al año siguiente, después de contemplar algunas maniobras militares japonesas:
"La escasa movilidad de las baterías se acerca algunas veces a lo cómico. El mando es débil y carece de toda iniciativa. Contra tal ejército, un destacamento de caballería provisto de artillería, procediendo con alguna resolución y rapidez, alcanzaría un éxito decisivo".
Sin embargo en 1904 (es decir, bastante antes que los "muchos años y tal vez siglos" profetizados por Wannowski) los japoneses lanzaron una ofensiva en toda regla sobre Rusia. La escuadra rusa fue hundida, los japoneses pusieron sitio a Port Arthur, se apoderaron por el tratado subsiguiente de este valiosísimo enclave militar y naval, impusieron un protectorado sobre Corea... y la humillante derrota a manos de un mando que "es débil y carece de toda iniciativa" gatilló nada menos que la Revolución de 1905, ya dentro de la propia Rusia Zarista...
La imagen que ilustra este posteo, es una caricatura yanki sobre lo que en ese minuto parecían condiciones exhorbitantes de paz por parte de los "japis"... pero que los rusos tuvieron que aceptar, no en balde habían sido batidos en toda regla.
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