Si el grado de desarrollo de un imperio se midiera por la extensión de sus dominios y población, la eficacia de su red de comunicaciones y aparato administrativo, y la disponibilidad de medios técnicos, seguramente el Imperio Inca estaría entre los más desarrollados de todos los tiempos, puesto que controló un vasto ecumene que iba desde la actual Colombia hasta el centro de Chile (más de 4000 kilómetros de largo), con una impresionante red de caminos, y todo ello con una tecnología que, dicho en términos brutales y llanos, apenas estaba algo por encima de la Edad de Piedra.
El núcleo de la eficiente administración incaica era el chasqui, el mensajero que tenía por misión llevar mensajes de un punto a otro del imperio. Y esto corriendo como un maratonista cualquiera, porque los incas no conocían la rueda ni el caballo, así es que no podían montar ni usar carros.
La clave del sistema era tener repartidos puntos para repostar cada cierto trecho, llamados tambos. Cuando un chasqui partía en su carrera con un mensaje a un punto distante del imperio, alcanzaba a toda prisa el primer tambo, le pasaba el mensaje a otro chasqui, fresco y descansado, que salía inmediatamente disparado hacia el segundo tambo, mientras que el chasqui del mensaje podía descansar un tanto, antes de que apareciera otro chasqui al que tuviera que repostar... El mensaje en cuestión era llevado por estos esforzados corredores, en una bolsita que se colgaban alrededor del cuello.
De esa manera, por los caminos imperiales siempre habían chasquis corriendo en una verdadera carrera de postas, con una eficiencia tal, que según se dice el Sapa Inca, señor del Imperio Inca, podía comer por la tarde en Cuzco, capital del Imperio, un pescado fresco que hubiera sido atrapado aquella misma mañana en la costa, a más de 500 kilómetros de distancia hacia el oeste...
El núcleo de la eficiente administración incaica era el chasqui, el mensajero que tenía por misión llevar mensajes de un punto a otro del imperio. Y esto corriendo como un maratonista cualquiera, porque los incas no conocían la rueda ni el caballo, así es que no podían montar ni usar carros.
La clave del sistema era tener repartidos puntos para repostar cada cierto trecho, llamados tambos. Cuando un chasqui partía en su carrera con un mensaje a un punto distante del imperio, alcanzaba a toda prisa el primer tambo, le pasaba el mensaje a otro chasqui, fresco y descansado, que salía inmediatamente disparado hacia el segundo tambo, mientras que el chasqui del mensaje podía descansar un tanto, antes de que apareciera otro chasqui al que tuviera que repostar... El mensaje en cuestión era llevado por estos esforzados corredores, en una bolsita que se colgaban alrededor del cuello.
De esa manera, por los caminos imperiales siempre habían chasquis corriendo en una verdadera carrera de postas, con una eficiencia tal, que según se dice el Sapa Inca, señor del Imperio Inca, podía comer por la tarde en Cuzco, capital del Imperio, un pescado fresco que hubiera sido atrapado aquella misma mañana en la costa, a más de 500 kilómetros de distancia hacia el oeste...
1 comentario:
Hola
Muy interesante el blog nos da una informacion breve pero detallada. Sigan adelante.
Francis
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