Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
domingo, 29 de agosto de 2010
Anticipando Presidentes en "24".
En el año 2008, las elecciones a la Presidencia de Estados Unidos se vieron condimentadas por un factor inesperado. Aunque desde un punto de vista legal o jurídico no fuera así, en los hechos fue una elección entre tres eventuales candidatos: John McCain por un lado, que como WASP conspicuo representaba todo lo que se supone debe ser un Presidente de Estados Unidos (blanco, anglosajón, protestante... y varón), y por el otro dos representantes de dos grupos que, por mucho liberalismo que le pongan, despertaban enormes anticuerpos en algunos sectores de la ciudadanía, que son la población negra encarnada en Barack Obama, y las mujeres representadas por Hillary Clinton. Esta historia es bien conocida y no insistiré sobre ella, pero resulta curioso observar que en cierta medida, la serie de televisión "24", que acaba de terminar hace algún tiempo atrás, en cierta medida anticipó este escenario político.
"24" partió el año 2001, bajo la promesa de ser la primera serie de acción "en tiempo real". Pero a la larga, la serie alcanzó notoriedad por otros hechos, incluyendo la justificación de la razón de estado, el amplio uso de la tortura, y los parecidos y contrastes entre las intrigas de ficción y la política real, etcétera. Probablemente ninguna serie captó tan bien el espíritu de la Presidencia de George W. Bush como "24", dicho esto para bien o para mal. Ahora bien, en su primera temporada, la intriga se ambienta en el día de las primarias en California para designar al candidato a la Presidencia de los Estados Unidos. Y el candidato favorito es... negro. Claro que en la realidad Barack Obama es un hombre atlético, mientras que el ficticio David Palmer tenía una anatomía algo más contundente, digámoslo así. En el transcurso de dicha primera temporada, se menciona varias veces la preocupación de los organismos de seguridad y de los asesores de David Palmer, de que éste sufra un atentado por parte de algún racista únicamente para que un negro no llegue a la Presidencia de Estados Unidos, anticipación que resultó ser exacta cuando se hicieron comentarios al respecto, en la época de la elección y posterior asunción del poder por parte de Barack Obama.
Dentro de la cronología interna de la serie, David Palmer gobierna un período (en la tercera temporada decide no ir a la reelección), después viene un gobierno del partido político rival, y después llega otro negro más a la Presidencia, que es el hermano de David Palmer. En la siguiente elección (o sea, cronológicamente, doce años después de la primera temporada), la principal contendora es, ahora sí, una mujer. La película "24: Redención" (hecha para mantener la continuidad de "24" en el año 2008, en que la huelga de guionistas obligó a suspender la nueva temporada, como comenté en Cine 9009) se ambienta justamente en el día en que Allison Taylor asume la Presidencia. Se especuló que la idea de traer a una mujer a la Presidencia de los Estados Unidos, dentro de la ficción de "24", obedecía a la posibilidad de que en efecto Hillary Clinton llegara a ser Presidenta, lo que al final no sucedió, en la elección del 2008 por lo menos. Pero la ficticia Allison Taylor y la Hillary Clinton de la realidad difieren en materias de política exterior. Así, Hillary Clinton es bien conocida por ser una halcón que apoyó la Guerra de Irak, la posición de Israel en Medio Oriente, el embargo de Cuba, y la sumisión de los derechos civiles y humanos ante las necesidades de la seguridad nacional. Mientras tanto, Allison Taylor aparece primero apoyando una eventual intervención militar humanitaria en la ficticia nación de Sangala, y luego, en la octava temporada y final de la serie, ambientada en un escenario internacional tan icónico como el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York, el eje de la trama es un tratado internacional con la también ficticia república de Kamistán, que debería ser la llave maestra para garantizar la paz en el Medio Oriente (no debe ser casualidad que las iniciales en inglés de la República Islámica de Kamistán, "Islamic Republic of Kamistan" o "IRK", se pronuncie casi igual a "Irak").
Con todo, antes que Allison Taylor en "24", hubo otra Presidente de Estados Unidos mujer en la ficción televisiva. La serie televisiva "Commander in Chief", del año 2003, giraba precisamente en torno a la idea de una Presidente de Estados Unidos mujer. Pero esta serie fue cancelada después de 18 episodios, en su primera y única temporada.
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jueves, 26 de agosto de 2010
Keynes contra la paz de Versalles.
Sin lugar a dudas, John Maynard Keynes (1883-1946) es la figura más importante en lo que a ciencias y política económica se refiere, durante el siglo XX. Su obra más importante es "La teoría general del empleo, el interés y el dinero", publicada por primera vez en 1936, y que revolucionó la teoría económica para siempre, al señalar que los Gobiernos (contrario a la visión liberal según la cual el mercado lo arreglaba todo) debía intervenir decisivamente para solucionar las crisis económicas del capitalismo. Pero la obra de Keynes no comenzó ni con mucho en los tiempos de la Gran Depresión, y ya venía arrastrando una carrera. De hecho, Keynes fue un profundo crítico de la Paz de Versalles.
John Maynard Keynes viajó como parte de la delegación británica a negociar el Tratado de Versalles (el que puso fin a la Primera Guerra Mundial, y fue celebrado en 1919), representando al Tesoro. Fue lo suficientemente, por decirlo con suavidad, "animal político", para no soltar la lengua durante las negociaciones mismas, pero apenas regresó a Inglaterra, publicó un libro llamado "Las consecuencias económicas de la paz", en las que criticó ácidamente los términos del Tratado de Versalles. Según Keynes, los alemanes jamás podrían hacer frente a las exhorbitantes indemnizaciones económicas que debía pagar por la paz. Respecto de Woodrow Wilson, Presidente de los Estados Unidos y uno de los principales arquitectos de la paz (fue el que propuso los famosos "14 puntos", por más señas, de los cuales sólo se rescató al final el crear la ineficaz Liga de las Naciones), no tuvo empacho en llamarlo un "ciego y sordo Don Quijote". De Georges Clemenceau, el líder francés, dijo directamente que era un xenófobo, con "una ilusión - Francia, y una desilusión - la humanidad". Y sus insultos alcanzan un punto sublime cuando se refiere a Lloyd George, el británico, como "este bardo con pies de cabra, este visitante medio humano a nuestra era desde encantados y mágicamente embrujados bosques de la antigüedad celta".
Pero más allá de los insultos personales, que bajo su tono injurioso en realidad eran bien merecidos, Keynes hizo algunas siniestras profecías que, andando el tiempo, se harían realidad. Entre ellas, que la incapacidad de pagar la deuda de la guerra por parte de Alemania, sería una amenaza permanente para la paz europea. Lo que de verdad ocurrió, porque la crisis económica de postguerra que azotó a Alemania, pavimentó el camino al Nazismo, y el resto es historia conocida. En esto, Keynes fue mucho más visionario (o acaso simplemente más sensato) que los estadistas que en Versalles ganaron la guerra y se las arreglaron para perder la paz.
El libro hizo su buen poco de ruido, y vendió la importante cantidad de 84.000 ejemplares. Keynes viviría hasta después de acabada la Segunda Guerra Mundial, y por lo tanto, llegó a ser testigo de que, en la segunda ocasión, los arquitectos de la paz se portaron de manera menos irresponsable y prepotente. De hecho, la idea de que los vencedores llevaran a cabo un abultado plan de inversiones en Europa para fortalecer sus economías e infraestructuras derruidas por la guerra y convertirlos en socios comerciales prósperos y boyantes (el Plan Marshall, precisamente), en el fondo no es más que una aplicación pura y simple de las ideas keynesianas, pero a un nivel internacional.
John Maynard Keynes viajó como parte de la delegación británica a negociar el Tratado de Versalles (el que puso fin a la Primera Guerra Mundial, y fue celebrado en 1919), representando al Tesoro. Fue lo suficientemente, por decirlo con suavidad, "animal político", para no soltar la lengua durante las negociaciones mismas, pero apenas regresó a Inglaterra, publicó un libro llamado "Las consecuencias económicas de la paz", en las que criticó ácidamente los términos del Tratado de Versalles. Según Keynes, los alemanes jamás podrían hacer frente a las exhorbitantes indemnizaciones económicas que debía pagar por la paz. Respecto de Woodrow Wilson, Presidente de los Estados Unidos y uno de los principales arquitectos de la paz (fue el que propuso los famosos "14 puntos", por más señas, de los cuales sólo se rescató al final el crear la ineficaz Liga de las Naciones), no tuvo empacho en llamarlo un "ciego y sordo Don Quijote". De Georges Clemenceau, el líder francés, dijo directamente que era un xenófobo, con "una ilusión - Francia, y una desilusión - la humanidad". Y sus insultos alcanzan un punto sublime cuando se refiere a Lloyd George, el británico, como "este bardo con pies de cabra, este visitante medio humano a nuestra era desde encantados y mágicamente embrujados bosques de la antigüedad celta".
Pero más allá de los insultos personales, que bajo su tono injurioso en realidad eran bien merecidos, Keynes hizo algunas siniestras profecías que, andando el tiempo, se harían realidad. Entre ellas, que la incapacidad de pagar la deuda de la guerra por parte de Alemania, sería una amenaza permanente para la paz europea. Lo que de verdad ocurrió, porque la crisis económica de postguerra que azotó a Alemania, pavimentó el camino al Nazismo, y el resto es historia conocida. En esto, Keynes fue mucho más visionario (o acaso simplemente más sensato) que los estadistas que en Versalles ganaron la guerra y se las arreglaron para perder la paz.
El libro hizo su buen poco de ruido, y vendió la importante cantidad de 84.000 ejemplares. Keynes viviría hasta después de acabada la Segunda Guerra Mundial, y por lo tanto, llegó a ser testigo de que, en la segunda ocasión, los arquitectos de la paz se portaron de manera menos irresponsable y prepotente. De hecho, la idea de que los vencedores llevaran a cabo un abultado plan de inversiones en Europa para fortalecer sus economías e infraestructuras derruidas por la guerra y convertirlos en socios comerciales prósperos y boyantes (el Plan Marshall, precisamente), en el fondo no es más que una aplicación pura y simple de las ideas keynesianas, pero a un nivel internacional.
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domingo, 22 de agosto de 2010
La minuciosidad de la etiqueta en Versalles.
En la persona de Luis XIV, el protocolo alcanzó unos niveles de manía exacerbados. Se había escapado de París para construirse su propio universo en Versalles, del cual era por supuesto el Sol principal. No en balde se le llamaba el Rey Sol. Pero alrededor del Rey Sol no bastaba que hubiera constelaciones: cada una de ellas debía estar correctamente en su sitio. Toda la vida en Versalles estaba reglada desde la madrugada hasta la madrugada siguiente, con precisión de minutos, y de segundos no porque los relojes aún no eran tan precisos. La vida en Versalles debía ser simplemente perfecta, ni un punto menos.
Una muestra de esto se encuentra en su maniática regulación sobre las fuentes y piletas. Luis XIV había hecho del "paseo por las fuentes" un punto de referencia obligado para todos los diplomáticos que lo visitaban en su palacio. Una ordenanza de 1672 decía al respecto: "El Rey desea que las fuentes funcionen siempre en el siguiente orden cuando Su Majestad llegue a Versalles; cuando El no lo desee, lo mandará decir. Cuando Su Majestad llegue por la calle del estanque, el maestro fontanero cuidará de poner agua: en la Pirámide, en la "Allée d'eau" y en el Dragón y tomará las medidas con tanta exactitud que estas fuentes estarán en su plenitud cuando Su Majestad esté situado en el punto visual del extremo de la calle. Cuando llegue Su Majestad, desea que las fuentes del Patio, de la Terraza y de la Sirena estén en función de su llegada. Como la fuente del Pabellón no puede funcionar si no se detiene la de la Pirámide, el sirviente fontanero encargado de estas dos fuentes cuidará de no parar la Pirámide hasta que Su Majestad haya entrado en la pequeña avenida del Pabellón, para que funcione antes de que Su Majestad la pueda ver"...
Pero quizás el mejor ejemplo de esto sea la siguiente anécdota. Es apócrifa, como la mayor parte de estas anécdotas, pero tiene el mérito de reflejar lo que era un poco la vida minuciosamente reglada de Versalles. Un buen día, al levantarse y vestirse, uno de los ayudantes de Luis XIV se retrasó algunos minutos. Cuando llegó, se llevó una furibunda reprimenda del Rey, que le increpó:
-¡¡¡He tenido que ESPERAR!!!
jueves, 19 de agosto de 2010
Mercenarios hebreos al servicio de Egipto.
La investigación arqueológica e historiográfica está llena de sorpresas. Del texto bíblico puede colegirse que las relaciones entre los hebreos y el Imperio Egipcio no eran buenas (como no podían serla entre dos Estados cada uno buscando expandirse a costillas del otro), y que los egipcios buscaron repetidas veces invadir a los hebreos. Por eso, cuando en 1893 salieron a la luz los llamados Papiros de Elefantina, los arqueólogos se llevaron una sorpresa mayúscula. Porque lo que tenían entre las manos era la evidencia de que una banda de hebreos había sido efectivamente empleada en la defensa de Egipto. Aunque no en la frontera misma con los hebreos (la frontera nororiental egipcia), claro, sino en la frontera sur, aquella que daba hacia el reino de Napata (los "Faraones Negros"), río Nilo arriba.
Los papiros mismos están escritos no en idioma jeroglífico o demótico, sino en arameo. Datan más o menos del siglo V a.C., y describen la vida cotidiana de una comunidad hebrea dedicada a las labores de defensa, en una ciudad llamada Elefantina. Dicha ciudad estaba cerca de la Primera Catarata del Nilo, y era la frontera sur del Imperio Egipcio durante el Primer Milenio antes de Cristo. El dios local de dicha comunidad era Knum, representación del Río Nilo que al igual que otros dioses egipcios, era representado con cuerpo de hombre y cabeza de animal. El animal asociado a Knum era el toro, clásico símbolo de la fertilidad. Debido a su cercanía a la Primera Catarata, Elefantina era un punto de tráfico importante, ya que obviamente el comercio fluvial debía interrumpirse ahí y ser porteado por tierra para sortear la catarata y seguir al otro lado de la misma, río arriba o abajo según su dirección precedente. En el Primer Milenio, las tierras de los Faraones Negros experimentaron un importante desarrollo, y con esto, es de suponer que también pasó más comercio por Elefantina, lo que hizo crecer su importancia mercantil, y también militar. Además estaba emplazada en una isla, lo que la hacía aún más inexpugnable y estratégica. El nombre le fue dado por los griegos, de hecho, probablemente debido al tráfico de marfil (el nombre egipcio era Yebu).
Se ignora cuando surgió la guarnición hebrea, aunque es seguro que ya existía en el siglo V a.C. Probablemente date de uno o dos siglos antes. El profeta Isaías menciona que existían hebreos viviendo en Etiopía (Isaías 11:11), y él escribió hacia los años 740-700 a.C., aunque una cosa es referir la existencia de hebreos en Etiopía, y otra muy distinta que la guarnición hebrea de Elefantina ya existiera. Otra posible fuente son los emigrados hebreos que escaparon de la invasión caldea que arrasó Jerusalén en 587 a.C. (Segundo de Reyes 25:26). Como fuere, el caso es que los saítas (dinastía que gobernó Egipto en el siglo VI a.C.) empleaba mercenarios griegos y hebreos como alternativa a los socorridos mercenarios libios, que no eran sino fuente de problemas. Porque los mercenarios libios se habían hecho tan indispensables que eran una amenaza perpetua para el poder del Faraón, y a las primeras de cambio, éstos trataban de deshacerse como fuera de ellos.
Más tarde, cuando el rey persa Cambises invadió Egipto en 525 a.C., prescindió de los mercenarios griegos (no en balde, los griegos eran una amenaza militar en la frontera europea del Imperio Persa, y por tanto era mala estrategia utilizar a estos potenciales rebeldes en la frontera egipcia). A la vez, siguiendo la política de su antecesor Ciro de convertir a los hebreos en sus protegidos, la guarnición de Elefantina pasó a ser íntegramente hebrea, si es que no lo era ya. La diferencia de trato es evidente en el hecho de que Cambises mandó a destruir todos los templos egipcios, pero el templo que los hebreos habían construido a Yahveh en Elefantina fue respetado. Más tarde, aprovechando que Arsham el gobernador egipcio estaba rindiendo cuentas en la capital persa de Susa, un complot egipcio convenció al comandante militar persa Widarnag de demoler el templo. La protesta de los hebreos fue tan clamorosa, que tanto Widarnag como sus hijos fueron condenados a muerte. La comunidad hebrea misma, por cierto, había desarrollado una muy peculiar versión de la religión hebrea, identificando al dios local Knum con Yahveh, y construyendo una extraña mixtura entre ambos. Como fuere, esto no sirvió para granjearse el cariño de los egipcios, para quienes los hebreos eran representantes de los odiados opresores persas, y a la primera oportunidad que tuvieron, los egipcios arrasaron con la colonia hebrea. Se supone que esto ocurrió hacia el año 400 a.C. (la destrucción antedicha del templo ocurrió en 410 a.C.), apenas el dominio persa sobre Egipto comenzó a aflojar. Hubo un intento posterior de instalar una colonia hebrea en el sur de Egipto, promovida por el Sumo Sacerdote hebreo Onías IV hacia 150 a.C., pero no parece haber tenido mayor trascendencia.
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domingo, 15 de agosto de 2010
La Biblia y el método científico.
Ya es casi una tradición que, con cada posteo de Siglos Curiosos en que se pone la Biblia en tela de juicio, aparecen los inevitables defensores del Libro de los Libros poniendo el grito en el cielo. Lo que no tendría nada de malo si es que de verdad se pudiera defender que la Biblia es la Palabra de Dios. Y sin embargo, ¿lo es? Uno puede decir que sí porque la misma Biblia lo dice, pero eso no es una prueba porque yo puedo escribir que Siglos Curiosos es la Palabra de Dios, y si Siglos Curiosos lo dice, entonces debe serlo. Y evidentemente, este blog Siglos Curiosos no es Palabra del Altísimo. Otros señalan que su corazón les dice que deben creer en la Biblia, pero eso tampoco es un argumento, en primera porque es una vivencia personal y no una prueba objetiva, y en segunda porque las emociones son fenómenos de la química cerebral, y no hay prueba de que tengan conexión con una actividad divina. Por lo tanto, para averiguar si la Biblia es la Palabra de Dios, debemos atenernos a los hechos. Y la mejor manera de hacerlo es aplicarle el método científico: 1.- Constatación de hechos, 2.- Formulación de hipótesis, 3.- Enunciación de predicciones que deberían cumplirse si la hipótesis fuera correcta, 4.- Verificación y formulación de una ley científica o falsación y desecho de la hipótesis. Así, pues...
Los hechos que tenemos a la vista son los siguientes: 1.- Existe un grueso libro llamado la Biblia, 2.- Existe gente que postula la Biblia como la Palabra de Dios porque Dios mismo la ha inspirado. A partir de ahí formularemos una hipótesis que puede estructurarse en dos partes: 1.- Existe un Dios, y 2.- Ese Dios ha inspirado a los escritores de la Biblia para señalarle la Verdad a los seres humanos. A partir de esta hipótesis formulada en dos partes, haremos algunas predicciones, y veremos si éstas se cumplen o no.
PREDICCIÓN 1: LA BIBLIA DEBERÍA SER UN LIBRO CIENTÍFICAMENTE EXACTO. La idea es que Dios a lo mejor no revela todas las verdades científicas del universo, pero tampoco habría permitido que se filtre a un libro inspirado, el mas mínimo dato científico erróneo que pudiera llevar a la gente a sospechar en su contra. Y la corroboración acá es forzosamente negativa. La cantidad de datos científicos erróneos es bastante importante. De partida, la Biblia considera que la Tierra es plana. En segundo lugar, considera que los vegetales no son seres vivos, como se deduce de que pudieron sobrevivir un año entero sumergidos bajo la inundación del Diluvio Universal, en un medio fuertemente salino como es el agua de mar, y sin realizar fotosíntesis. En tercer lugar, señala que las estrellas son más pequeñas que la Tierra (cuando dice en varios pasajes que las estrellas caen del Cielo, etcétera). Y así sucesivamente. Por lo tanto, la Biblia no pasa la prueba de la exactitud científica.
PREDICCIÓN 2: LA BIBLIA DEBERÍA SER UN LIBRO HISTÓRICAMENTE EXACTO. Si Dios lo sabe todo, entonces quienes escriben bajo su inspiración no deberían cometer el más mínimo error histórico, ni incurrir en contradicciones. Y la Biblia los comete. En primer lugar, señala que el mundo fue creado unos 4000 años antes de Cristo. En segundo lugar, el Diluvio Universal jamás acaeció en los términos que describe la Biblia. En tercera, posee genealogías contradictorias (Zorobabel, por ejemplo, figura con dos padres distintos en dos pasajes diferentes). Y así, suma y sigue.
PREDICCIÓN 3: EN CASO DE ESTABLECER NORMAS, ÉSTAS DEBERÍAN SER COHERENTES DE PRINCIPIO A FIN. El punto aquí es que si hay un único Dios que es legislador, entonces las leyes de la Biblia deberían ser todas coherentes entre sí. Y la verdad es que no sucede de ese modo. Existe una fuerte brecha entre las leyes del Antiguo Testamento (que prescriben entre otras cosas la esclavitud, la poligamia y la circuncisión), y las leyes del Nuevo Testamento. Incluso Jesús dice que antes pasarán los Cielos y la Tierra antes de que cambie una coma de la Ley, y poco después, sus apóstoles dicen que la ley antigua ya no es obligatoria. El caso fue tan escandaloso, que hubo al menos un teólogo, Marción de Sinope, que hacia el año 150 dijo que el Dios vengativo y castigador del Antiguo Testamento no podía ser el mismo Dios amoroso y protector del Nuevo Testamento (quizás el del Antiguo fuera Satanás). Por supuesto que Marción fue condenado como hereje. Nuevamente, la hipótesis formulada resulta errónea.
PREDICCIÓN 4: EN CASO DE REDACTARSE PROFECÍAS, TODAS Y CADA UNA DE ELLAS DEBERÍAN CUMPLIRSE. Y sabemos que esto no es así. Hay algunas profecías que Dios no cumplió (la maldición sobre Jeconías o la muerte de Josías, por ejemplo). Y hay otras que no sólo no cumplió, sino que tampoco van a cumplirse jamás, debido a la imposibilidad física de que eso suceda (por ejemplo, la predicción de que en el fin de los tiempos caerán las estrellas de los cielos, que presupone estrellas de tamaño mucho menor a la Tierra, cuando en realidad es justamente al revés).
Por todo lo anterior, es claro que una de las dos partes de nuestra hipótesis se cae: o bien no existe un Dios, o bien si existe, éste no inspiró la Biblia, y ésta fue una invención más o menos afortunada por parte de un esforzado grupo de escritores tratando de hacer lo que mejor podían con lo que tenían. (Existe una tercera posibilidad: que Dios inspiró la Biblia pero que los escritores no le hicieron caso ni escucharon bien, lo que por supuesto no deja muy bien parada la Omnipotencia de Dios).
jueves, 12 de agosto de 2010
Pelagio el hereje optimista.
Uno de los más interesantes teólogos que ha producido el Cristianismo, es seguramente el británico Pelagio. Uno puede estar de acuerdo o no con sus planteamientos, pero no cabe duda que su visión del Cristianismo es bastante provocadora. De hecho, fue condenado y ha sido considerado desde entonces como un hereje. Por desgracia, hoy en día no conservamos ningún escrito suyo, y lo que sabemos de él, se lo debemos a la pluma de los enemigos que se dedicaron a combatirlo y acabarlo. Por referencias se sabe que escribió una obra llamada "De libero arbitrio" ("Del libre albeldrío"), hoy por desgracia perdida. Incluso los datos biográficos son inciertos. Debió nacer más o menos hacia el año 355, en Gran Bretaña o en la región de Bretaña en el norte de Francia, y se le sabe con vida hacia el año 418, ignorándose su fecha de muerte. Se le suele considerar un teólogo de origen celta, y es posible que la tradición cultural céltica haya impregnado su pensamiento.
Puede afirmarse que Pelagio era un pensador optimista respecto de la naturaleza humana. Para Pelagio, el ser humano es una criatura noble y heroica (en esto, Pelagio es muy celta, como puede verse). Por lo tanto, posee libre albeldrío para decidir entre el bien y el mal. Dios le señala el camino, pero es el ser humano el que hace el trabajo de seguirlo. Pelagio sostiene que en la rebelión de Adán y Eva contra Dios no se originó ningún pecado original, sino que lo único que nos ha legado, es el mal ejemplo de la desobediencia. En muchos sentidos, el pensamiento de Pelagio es una teología de la libertad. Compárese estas ideas con las de su contemporáneo San Agustín, para quien el ser humano es una criatura caída y condenada irremisiblemente al pecado original, del cual sólo puede salir por la Gracia de Cristo, sin que le basten sus propias fuerzas.
Las razones que llevaron a Agustín a combatir a Pelagio como hereje son bastante obvias, si se miran bien. Una de las consecuencias del pensamiento de Pelagio es que la Iglesia Católica se queda sin mucho por hacer. En vez de ser la depositaria de la salvación universal, se queda apenas como una organización filantrópica destinada a aconsejar bien a las personas y darles palmaditas amistosas en el hombro, y poco más que eso. Celestio, uno de los discípulos de Pelagio que llevó su pensamiento hasta las últimas consecuencias, declaró que no existiendo pecado original alguno, el bautismo no tenía valor para redimir los pecados. Si se considera que el bautismo es la puerta de entrada de los fieles a la Iglesia Católica, puede considerarse el escándalo que en la curia eclesiástica causó un ataque tan salvaje contra las bases de su propio poder. Las doctrinas pelagianas fueron condenadas en el Concilio de Cartago en el año 418, y desde entonces se volvió lugar común entre los teólogos de los siglos posteriores acusarse mutuamente de "pelagianos" como uno de los más graves insultos que podían arrojarse por la cabeza (y el resto de la parroquia sin enterarse, miren ustedes). Jerónimo, el santo varón que tradujo la Biblia en su actual versión oficial en latín (la "Vulgata"), le dedicó a Pelagio el lindo y muy compasivo epíteto de "Albinum canem", el "perro de Albión".
Resulta interesante señalar que el historiador Arnold J. Toynbee considera el conflicto entre Pelagio y Agustín como una temprana fase del enfrentamiento entre la cultura céltica aún sobreviviente, y la cultura grecolatina perteneciente a un Imperio Romano por ese entonces agonizante (en 410, en forma contemporánea a Pelagio y Agustín, la ciudad de Roma fue saqueada por primera vez en siete siglos). Y ya en pleno siglo XXI, la película "El Rey Arturo" le dedica un pequeño espacio a Pelagio, no haciéndole aparecer directamente en pantalla, pero sí haciendo que otros personajes se refieran a él. Con todo, la referencia que esa peli hace a Pelagio, sin ser históricamente falsas, al menos son inexactas. Pelagio es presentado como una especie de libertario político, y después se señala que fue asesinado en Roma. Lo primero, como puede colegirse de lo ya expuesto, es sumamente inexacto (Pelagio no parece haber puesto en tela de juicio directamente ni al poder político ni al religioso, aunque las aristas más filosas de su doctrina pudieran tener tales consecuencias), y sobre lo segundo, ya señalamos que después del año 418 desaparece de la Historia sin dejar rastros, y por lo tanto, lo mismo podría haber sido asesinado que haber muerto en su cama, en lo que a nuestro conocimiento histórico se refiere.
Puede afirmarse que Pelagio era un pensador optimista respecto de la naturaleza humana. Para Pelagio, el ser humano es una criatura noble y heroica (en esto, Pelagio es muy celta, como puede verse). Por lo tanto, posee libre albeldrío para decidir entre el bien y el mal. Dios le señala el camino, pero es el ser humano el que hace el trabajo de seguirlo. Pelagio sostiene que en la rebelión de Adán y Eva contra Dios no se originó ningún pecado original, sino que lo único que nos ha legado, es el mal ejemplo de la desobediencia. En muchos sentidos, el pensamiento de Pelagio es una teología de la libertad. Compárese estas ideas con las de su contemporáneo San Agustín, para quien el ser humano es una criatura caída y condenada irremisiblemente al pecado original, del cual sólo puede salir por la Gracia de Cristo, sin que le basten sus propias fuerzas.
Las razones que llevaron a Agustín a combatir a Pelagio como hereje son bastante obvias, si se miran bien. Una de las consecuencias del pensamiento de Pelagio es que la Iglesia Católica se queda sin mucho por hacer. En vez de ser la depositaria de la salvación universal, se queda apenas como una organización filantrópica destinada a aconsejar bien a las personas y darles palmaditas amistosas en el hombro, y poco más que eso. Celestio, uno de los discípulos de Pelagio que llevó su pensamiento hasta las últimas consecuencias, declaró que no existiendo pecado original alguno, el bautismo no tenía valor para redimir los pecados. Si se considera que el bautismo es la puerta de entrada de los fieles a la Iglesia Católica, puede considerarse el escándalo que en la curia eclesiástica causó un ataque tan salvaje contra las bases de su propio poder. Las doctrinas pelagianas fueron condenadas en el Concilio de Cartago en el año 418, y desde entonces se volvió lugar común entre los teólogos de los siglos posteriores acusarse mutuamente de "pelagianos" como uno de los más graves insultos que podían arrojarse por la cabeza (y el resto de la parroquia sin enterarse, miren ustedes). Jerónimo, el santo varón que tradujo la Biblia en su actual versión oficial en latín (la "Vulgata"), le dedicó a Pelagio el lindo y muy compasivo epíteto de "Albinum canem", el "perro de Albión".
Resulta interesante señalar que el historiador Arnold J. Toynbee considera el conflicto entre Pelagio y Agustín como una temprana fase del enfrentamiento entre la cultura céltica aún sobreviviente, y la cultura grecolatina perteneciente a un Imperio Romano por ese entonces agonizante (en 410, en forma contemporánea a Pelagio y Agustín, la ciudad de Roma fue saqueada por primera vez en siete siglos). Y ya en pleno siglo XXI, la película "El Rey Arturo" le dedica un pequeño espacio a Pelagio, no haciéndole aparecer directamente en pantalla, pero sí haciendo que otros personajes se refieran a él. Con todo, la referencia que esa peli hace a Pelagio, sin ser históricamente falsas, al menos son inexactas. Pelagio es presentado como una especie de libertario político, y después se señala que fue asesinado en Roma. Lo primero, como puede colegirse de lo ya expuesto, es sumamente inexacto (Pelagio no parece haber puesto en tela de juicio directamente ni al poder político ni al religioso, aunque las aristas más filosas de su doctrina pudieran tener tales consecuencias), y sobre lo segundo, ya señalamos que después del año 418 desaparece de la Historia sin dejar rastros, y por lo tanto, lo mismo podría haber sido asesinado que haber muerto en su cama, en lo que a nuestro conocimiento histórico se refiere.
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domingo, 8 de agosto de 2010
¿Era Tiberio un vicioso...?
Aunque el Emperador romano Tiberio (14 a 37 después de Cristo) no sea uno de los que podríamos llamar "Césares locos", su reputación histórica estuvo durante mucho tiempo manchada por el testimonio que Suetonio, historiador también romano, nos dejó de él. Parece ser que Tiberio era hombre de costumbres frugales, pero en esto, Suetonio sólo ve hipocresía. Después de neutralizar la peligrosa conjura de Sejano, quien pretendía destruir a la familia real para entronizarse él mismo en su lugar, Tiberio se aisló en la isla de Capri, probablemente cansado de la vida, pero como Tiberio era un Emperador muy poco amado por sus súbditos, toda clase de rumores y chismes corrieron sobre él. Y Suetonio, quizás con espíritu poco crítico, nos dejó un nutrido prontuario de todas las monstruosidades que se le achacaban, con razón o sin ella.
Suetonio principia diciendo, después de largarse Tiberio a Capri: "a favor de la soledad y lejos de las miradas de Roma, entregóse finalmente sin freno a todos los vicios que hasta entonces, y aunque torpemente, había disimulado". Habría celebrado entonces bacanales y le habría dado altos cargos y magistraturas a sus compañeros de orgías. Estando en desgracia un tal Sestio Galo, por dedicar su fortuna a la vida lujuriosa, le dio oportunidad de "redimirse" invitándole a cenar, "a condición de que aquel día no cambiase en nada sus costumbres y de que habían de servir la cena jóvenes desnudas". Otro individuo, que buscaba una cuestura, obtuvo el cargo luego de beberse toda un ánfora de vino junto con Tiberio.
Y no para ahí. Menciona Suetonio que en Capri tenía "un grupo de muchachas, de jóvenes y de disolutos, inventores de placeres monstruosos (...) formaban allí entre sí una triple cadena, y entrelazados de este modo se prostituían en su presencia para despertar, por medio de este espectáculo, sus estragados deseos". Después de describir brevemente estas orgías, Suetonio abunda más: "Se dice que había adiestrado a niños de tierna edad, a los que llamaba sus pececillos, a que jugasen entre sus piernas en el baño, excitándole con la lengua y los dientes, y también que, a semejanza de niños creciditos, pero todavía en lactancia, le mamasen los pechos". En otra ocasión, Tiberio habría recibido en herencia un cuadro "en el que Atalanta prostituye su boca a Meleagro", y si le desagradaba, podía recibir un millón de sestercios, pero Tiberio "prefirió el cuadro y mandó colocarlo como objeto sagrado en su alcoba".
Como decíamos, es extraño que tantas maledicencias pudieran tener algún fundamento, toda vez que el propio Suetonio le reconoce haber rechazado el título de Padre de la Patria, así como varios honores, incluyendo que se nombrara el mes de Septiembre con su nombre propio, así como Julio lo había recibido de Julio César, y Agosto de Octavio Augusto. También le repugnaba la adulación y detestaba las lisonjas. Y le cita Suetonio diciendo: "Si alguno habla mal de mí, procuraré contestarle con todas mis acciones, y si continúa odiándome, le odiaré a mi vez". Y lo más importante: parece ser que estuvo enamorado hasta el final de una chica a la que tuvo que abandonar (o mejor dicho, que fue correteada por la familia) por motivos políticos, hasta el punto que debía contenerse de llorar cada vez que la veía...
Al final de su biografía sobre Tiberio, Suetonio menciona que Roma se entregó a raptos de alegría cuando supo la muerte del Emperador. Eso es hablar desde la ignorancia: su sucesor sería Calígula, que sí se merecía con creces el apodo de "Emperador loco" que se ha hecho tan popular después...
Suetonio principia diciendo, después de largarse Tiberio a Capri: "a favor de la soledad y lejos de las miradas de Roma, entregóse finalmente sin freno a todos los vicios que hasta entonces, y aunque torpemente, había disimulado". Habría celebrado entonces bacanales y le habría dado altos cargos y magistraturas a sus compañeros de orgías. Estando en desgracia un tal Sestio Galo, por dedicar su fortuna a la vida lujuriosa, le dio oportunidad de "redimirse" invitándole a cenar, "a condición de que aquel día no cambiase en nada sus costumbres y de que habían de servir la cena jóvenes desnudas". Otro individuo, que buscaba una cuestura, obtuvo el cargo luego de beberse toda un ánfora de vino junto con Tiberio.
Y no para ahí. Menciona Suetonio que en Capri tenía "un grupo de muchachas, de jóvenes y de disolutos, inventores de placeres monstruosos (...) formaban allí entre sí una triple cadena, y entrelazados de este modo se prostituían en su presencia para despertar, por medio de este espectáculo, sus estragados deseos". Después de describir brevemente estas orgías, Suetonio abunda más: "Se dice que había adiestrado a niños de tierna edad, a los que llamaba sus pececillos, a que jugasen entre sus piernas en el baño, excitándole con la lengua y los dientes, y también que, a semejanza de niños creciditos, pero todavía en lactancia, le mamasen los pechos". En otra ocasión, Tiberio habría recibido en herencia un cuadro "en el que Atalanta prostituye su boca a Meleagro", y si le desagradaba, podía recibir un millón de sestercios, pero Tiberio "prefirió el cuadro y mandó colocarlo como objeto sagrado en su alcoba".
Como decíamos, es extraño que tantas maledicencias pudieran tener algún fundamento, toda vez que el propio Suetonio le reconoce haber rechazado el título de Padre de la Patria, así como varios honores, incluyendo que se nombrara el mes de Septiembre con su nombre propio, así como Julio lo había recibido de Julio César, y Agosto de Octavio Augusto. También le repugnaba la adulación y detestaba las lisonjas. Y le cita Suetonio diciendo: "Si alguno habla mal de mí, procuraré contestarle con todas mis acciones, y si continúa odiándome, le odiaré a mi vez". Y lo más importante: parece ser que estuvo enamorado hasta el final de una chica a la que tuvo que abandonar (o mejor dicho, que fue correteada por la familia) por motivos políticos, hasta el punto que debía contenerse de llorar cada vez que la veía...
Al final de su biografía sobre Tiberio, Suetonio menciona que Roma se entregó a raptos de alegría cuando supo la muerte del Emperador. Eso es hablar desde la ignorancia: su sucesor sería Calígula, que sí se merecía con creces el apodo de "Emperador loco" que se ha hecho tan popular después...
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jueves, 5 de agosto de 2010
Colonos romanos protegidos a medias.
Hoy en día damos tan por sentado el derecho a la propiedad privada, que entender otros sistemas legales que prescinden de este elemento privado tanto como pueden, suena un tanto raro. Todos tenemos en la mente a la Unión Soviética, pero incluso dentro de ella había algo de propiedad privada (aunque con un mercado severamente restringido, claro está), por la imposibilidad misma de nacionalizarlo todo. El Imperio Inca también poseía un complicado régimen de propiedad, del que quizás algún día hable latamente. Pero un caso bastante extraño es el Imperio Romano, cuando consideramos que casi todo nuestro sistema legal sobre la propiedad arranca del Derecho Romano.
La primera propiedad romana era la "propiedad quiritaria", la que se adquiría por el "derecho de los quirites", un complicado sistema de legalismos y fórmulas que demuestra una cosa: los nativos de la primitiva y agraria sociedad romana tenían mucho tiempo libre que derrochar. Pero a medida que el Imperio Romano fue creciendo, los antiguos dueños de los territorios conquistados fueron desposeídos (lógico, y eso cuando no eran muertos en batallas o en masacres, que los romanos algo sabían de arrasar ciudades). Sin otro dueño, esas tierras pasaron al "ager publicus", el dominio agrario del Estado. Eran, por lo tanto, tierras públicas. La vuelta genial de los romanos fue entonces asignar colonos a esas tierras, que por lo general eran antiguos soldados, que por lo tanto se impondrían a la población local derrotada. Pero resulta que estos colonos por lo general no ascendían al estatus de ciudadanos, por lo que legalmente no podía cobrárseles impuestos. Pero por otra parte, tenían que pagarle una suma de dinero al Estado por concepto de arriendo de las tierras que se les concedían (sin llamarlos "impuestos", claro). Por otra parte, al asignar colonos a las tierras incultas, su producción agrícola les permitiría mejorar la vida económica del Imperio Romano. El negocio era redondo para el Estado, por todas partes.
Pero el problema para los colonos, era que jamás podrían hacerse dueños de esas tierras. Lo que originaba el problema de que si algún colono era desposeído (expulsado de las tierras que ocupaba, hablando en castellano), no tenía medio legal de volver a dicha tierra porque no era el dueño, y por lo tanto no tenía derecho a reclamo. Los pretores (funcionarios que administraban justicia) decidieron entonces recurrir a un invento suyo, otra muestra de creatividad jurídica romana, que fue el interdicto. Si decimos que interdicto significa "prohibición" se entiende para donde van los tiros. Existía el "interdicto de vi" y el "interdicto de vi armata", que en latín significan "prohibición de fuerza" y "prohibición de fuerza armada", nombres que hablan por sí mismos. Técnicamente éstos no eran juicios sobre la propiedad (que eran imposibles porque los reclamantes no podían ser propietarios), sino simples órdenes de autoridad, lo que hoy en día consideraríamos algo así como una especie de orden de desalojo.
Irónicamente, el antiguo y formulaico Derecho Quiritario decayó, y con esto, la propiedad raíz en la propia Italia quedó también desprotegida, porque nadie se tomaba el tiempo de hacer los complicados rituales para vender o comprar las tierras, según fuera el caso. De manera que muchas ideas que se le aplicaban a los colonos, pasaron a aplicársele ahora a los verdaderos propietarios, simplemente como una pirueta legal. Después de todo, si los "arrendatarios" estaban tan cubiertos como los dueños y las tierras les servían lo mismo, entonces era una cuestión de no complicarse la vida con el ritualismo quiritario. Este estado de cosas persistió hasta bastante avanzado el Imperio Romano, época en la cual la diferencia legal entre las tierras de Italia y las provincias había ido decayendo cada vez más, hasta desaparecer prácticamente por completo. La única desgracia es que esto ocurrió apenas uno o dos siglos antes de que el propio Imperio Romano se derrumbara...
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domingo, 1 de agosto de 2010
Los griegos eran los verdaderos romanos.
Hoy en día, cuando concebimos al Imperio Bizantino, lo pensamos fundamentalmente como un "imperio griego". A pesar de que éste nació de las cenizas del Imperio Romano de Oriente (puesto gravemente en compromiso y aún en trance de desaparecer durante el siglo VII), lo cierto es que hacía mucho tiempo que el latín había sido reemplazado por el griego, y esto había implicado un enorme cambio cultural. La cultura bizantina, por hablar en plata, no tenía nada que ver con la cultura romana de la que se supone venía el Imperio Bizantino como heredero del Imperio Romano. Pero interesantemente, los propios bizantinos no se veían así, y de manera más interesante aún, los griegos tampoco, o por lo menos no hasta el advenimiento de la Gran Idea (Μεγάλη Ιδέα) del siglo XIX, de crear un Estado Nacional Griego que reuniera a toda la etnia griega, sobre el cadáver del multinacional Imperio Otomano (los "turcos" de toda la vida).
A pesar de que el Emperador del Imperio Bizantino se llamaba a sí mismo con un título griego (Βασιλεύς o "Basileus", "Rey" en griego, a partir de Heraclio en el siglo VII, y después "Αυτοκράτωρ" o "Autokrator", traducible libremente como "Señor Supremo" después), lo cierto es que se consideraban legítimos sucesores del Emperador de Roma. Cuando el Papa León coronó a Carlomagno como "Emperador de Occidente" y pretendió restaurar el Imperio Romano en el año 800, los Emperadores de Bizancio protestaron vivamente, y nunca reconocieron lo que consideraban una usurpación de su legítimo título. Las tierras del Imperio Bizantino recibía el nombre de "Romania", y los propios griegos se llamaban a sí mismos "romaioi", hasta el siglo XIX como ya dijimos.
Y más interesantemente aún, esta concepción se extendió hacia el este, hacia los pueblos islámicos, para quienes la Europa Occidental era apenas una tierra borrosa en los márgenes de su percepción geográfica (y con razón, porque el Imperio Bizantino estaba mucho más desarrollado económica y políticamente que los atrasados territorios feudales de Occidente), y que por lo tanto adoptaron esta manera de ver a los bizantinos. Así, los dominios del Emperador bizantino pasaron a ser "Rum" y sus habitantes fueron los "rumis". Y el Emperador mismo fue conocido como el "Kaisar-i-Rum" entre los turcos, y como el "Quaisar-i-Rum" entre los persas (es decir, el "César de los romanos"). Cuando los turcos tomaron Constantinopla en 1453, se consideraron a sí mismos también como herederos de la grandeza de los césares, y para simbolizar su dominio sobre las antiguas tierras bizantinas, se hicieron llamar también a sí mismos "Kaisar-i-Rum", aunque en estricto rigor no tenían ninguna legitimidad jurídica para adoptar dicho título, como no fuera por derecho de conquista.
Y de manera aún más interesante: los islámicos echaban un poco a saco todo lo que viniera del mundo griego, de una manera un tanto confusa. Así es que llamaron Iskandar Rumí a un personaje histórico que nada tenía que ver con los romanos: su "Alejandro el Romano" (porque tal cosa significa literalmente "Iskandar Rumí") no es otro sino el muy griego Alejandro Magno de toda la vida...
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