El Palacio de Versalles fue planificado y construido con todos los lujos imaginables para que el Rey Sol y su megalomanía se sintieran ambos cómodos y a gusto dentro de sus paredes. Curiosamente, dentro de tanto esplendor, no se contempló algo tan prosaico como los baños. Y es que en la corte del rey más poderoso en la Europa del siglo XVII, cuyos ejércitos caminaron rampantes por Francia, Alemania, Austria, Italia y España, la idea de salubridad que tenían los cortesanos era simplemente orinar en las paredes, a vista y paciencia de todo el mundo.
Por muy acostumbrados que estuvieran a esta clase de prácticas, seguramente hasta ellos terminaban por ser tumbados por el olor que imaginablemente se iba aposentando en las paredes, por lo que todos los años, el Palacio de Versalles tenía que ser íntegramente vaciado, y los cortesanos mudarse durante algunos días, a fin de que un ejército de sirvientes y fregonas se pusieran a hacer una gran limpieza y ventilaran el que sin lugar a dudas era el orinal más caro y famoso de toda Europa...
Por muy acostumbrados que estuvieran a esta clase de prácticas, seguramente hasta ellos terminaban por ser tumbados por el olor que imaginablemente se iba aposentando en las paredes, por lo que todos los años, el Palacio de Versalles tenía que ser íntegramente vaciado, y los cortesanos mudarse durante algunos días, a fin de que un ejército de sirvientes y fregonas se pusieran a hacer una gran limpieza y ventilaran el que sin lugar a dudas era el orinal más caro y famoso de toda Europa...