Una de las curiosidades zoológicas del mundo son los cangrejos samurai, o cangrejos de Heike. Su nombre lo han obtenido porque los dibujos en su caparazón recuerdan el casco de un guerrero samurai. La ironía suprema es que estos diseños... son por obra y gracia del propio ser humano, en un proceso de selección no natural que ha durado casi un milenio completo...
La historia principia en 1185. El Mikado (Emperador) era Antoku, quien era un niño de siete años, y había sido coronado hacía siete años... cuando tenía un mes de vida, exactamente (por supuesto que no gobernaba Antoku personalmente). En los últimos decenios, la casta militar había prosperado grandemente, y ahora amenazaba la estabilidad del trono imperial; el resultado final había sido una dantesca guerra civil que tenía en vilo a todo Japón.
En una gran batalla naval, librada en Dan-no-ura (cerca del Estrecho de Shimonoseki), se decidió todo. El clan Taira, al que pertenecía el Emperador, sufrió la defección de uno de sus más importantes generales, que reveló al enemigo el clan Minamoto, cuál barco era el que portaba al Mikado Antoku. Aprovechando esta ventaja, los Minamoto obtuvieron una victoria tan contundente, que arrasaron con el clan Taira y se apoderaron del trono japonés, si bien no se atrevieron a gobernar ellos mismos como Mikado, y se conformaron con el título de shogunes, gobernando (nominalmente) en nombre del Mikado.
En cuanto a Antoku, la leyenda dice que murió ahogado por iniciativa de su abuela, quien prefirió sacrificarse ella misma y a su nieto, antes que caer en manos del enemigo. Sólo 43 mujeres, damas de honor de la corte, sobrevivieron a la matanza generalizada del clan Taira. Estas mujeres se radicaron en los alrededores de Shimonoseki. Con el tiempo, el santuario en el cual está el mausoleo de Antoku se volvió centro de un festival ceremonial, y creció la leyenda de que los espectros de los samurais muertos a su servicio rondaban todavía por las aguas del lugar.
Aquí es donde entran a tallar los cangrejos. Porque los pescadores, presa de escrúpulos supersticiosos, cada vez que pescaban un cangrejo cuya caparazón tuviera un dibujo que tuviera una vaga resemblanza con un samurai, lo dejaban ir. De manera que estos cangrejos, libres de su principal depredador, el ser humano, se reprodujeron a discreción, mientras que quienes carecían de tal fortuna, eran limpiamente devorados. Con el tiempo, todos los cangrejos de la zona heredaron esos dibujos, que son característicos del cangrejo Heike.
Una última nota: Heike es un nombre alternativo a "Taira", lo que explica la conexión entre el "Cangrejo de Heike" y el clan Taira, al que pertenecía el malogrado Mikado Antoku.
La historia principia en 1185. El Mikado (Emperador) era Antoku, quien era un niño de siete años, y había sido coronado hacía siete años... cuando tenía un mes de vida, exactamente (por supuesto que no gobernaba Antoku personalmente). En los últimos decenios, la casta militar había prosperado grandemente, y ahora amenazaba la estabilidad del trono imperial; el resultado final había sido una dantesca guerra civil que tenía en vilo a todo Japón.
En una gran batalla naval, librada en Dan-no-ura (cerca del Estrecho de Shimonoseki), se decidió todo. El clan Taira, al que pertenecía el Emperador, sufrió la defección de uno de sus más importantes generales, que reveló al enemigo el clan Minamoto, cuál barco era el que portaba al Mikado Antoku. Aprovechando esta ventaja, los Minamoto obtuvieron una victoria tan contundente, que arrasaron con el clan Taira y se apoderaron del trono japonés, si bien no se atrevieron a gobernar ellos mismos como Mikado, y se conformaron con el título de shogunes, gobernando (nominalmente) en nombre del Mikado.
En cuanto a Antoku, la leyenda dice que murió ahogado por iniciativa de su abuela, quien prefirió sacrificarse ella misma y a su nieto, antes que caer en manos del enemigo. Sólo 43 mujeres, damas de honor de la corte, sobrevivieron a la matanza generalizada del clan Taira. Estas mujeres se radicaron en los alrededores de Shimonoseki. Con el tiempo, el santuario en el cual está el mausoleo de Antoku se volvió centro de un festival ceremonial, y creció la leyenda de que los espectros de los samurais muertos a su servicio rondaban todavía por las aguas del lugar.
Aquí es donde entran a tallar los cangrejos. Porque los pescadores, presa de escrúpulos supersticiosos, cada vez que pescaban un cangrejo cuya caparazón tuviera un dibujo que tuviera una vaga resemblanza con un samurai, lo dejaban ir. De manera que estos cangrejos, libres de su principal depredador, el ser humano, se reprodujeron a discreción, mientras que quienes carecían de tal fortuna, eran limpiamente devorados. Con el tiempo, todos los cangrejos de la zona heredaron esos dibujos, que son característicos del cangrejo Heike.
Una última nota: Heike es un nombre alternativo a "Taira", lo que explica la conexión entre el "Cangrejo de Heike" y el clan Taira, al que pertenecía el malogrado Mikado Antoku.