En el siglo XIII, el balance de poder en Eurasia cambió visiblemente cuando la arrolladora incursión de los mongoles les creó un imperio que amenazó a todo el continente desde Francia hasta China. Después de que los mongoles hicieran pedazos a un ejército cristiano en Liegnitz (9 de Abril de 1241), parecía que Europa entera sería arrasada por las hordas mongolas, así como anteriormente Asia. En respuesta, el Papa Inocencio IV se apresuró a enviar un legado, que fue Giovanni da Piano Carpini, medio para dárselas de protector de la Cristiandad reclamando a los mongoles, y medio para recolectar información sobre este nuevo y desconcertantemente poderoso enemigo.
Las cartas de el Papa envió al Gran Khan de los Mongoles eran dos. En "Cum non solum" les ordenaba cesar de inmediato en sus ataques contra la Cristiandad, mientras que en "Dei Patris Immensa" les predicaba la doctrina católica y los exhortaba a convertirse. Las palabras de Inocencio IV en "Cum non solum" no tienen desperdicio: "así como la espada de tu poder se enciende en ira contra otros, y el Todopoderoso Señor ha permitido que diversas naciones hayan caído delante tuyo; pero El en nuestra edad frecuentemente pasa de darle reprimenda al orgulloso hasta el tiempo debido, así que si ellos fallan en tornarse humildes por sí mismos, El no dudará en castigar su maldad". Por supuesto que el Gran Khan (por ese entonces Kuyuk Khan, que gobernó entre 1246 y 1248) no se mostró excesivamente impresionado por la bravata, y no mostró intención de someterse. Con todo, y de manera independiente, Kuyuk se rodeaba de cristianos, y a Piano Carpini le dio la impresión de que se convertiría. Quién sabe cómo habría evolucionado la Historia Universal si los mongoles se hubieran cristianizado, pero el caso es que la prematura muerte de Kuyuk dejó la interrogante en el aire.
Volviendo a la entrevista entre Kuyuk y Piano Carpini, el Gran Khan decidió que era buena idea enviar embajadores. Sin embargo, siguiendo la costumbre mongola, Kuyuk se limitó a las insinuaciones, sin decirlo abiertamente, esperando a que se lo pidieran, o más aún, que se lo rogaran. Un tártaro aconsejó a Piano Carpini pedirlo. Pero éste declaró con franqueza que el Gran Khan era quien debía enviarlos de buena voluntad, y de esa manera se libró de una situación incómoda. Dentro de los cálculos de Piano Carpini habían varias razones por las cuales no era prudente que los embajadores mongoles viajaran hasta Roma. En primera, los mongoles tendrían información de primera mano sobre las guerras y debilidad de los reinos cristianos, y podrían espiarlos (igual como, por otra parte, caso clásico de "la paja en el ojo ajeno", Piano Carpini entre los mongoles...). En segunda, el orgullo de los occidentales podía llevarles a matar a los embajadores, y dentro del código de conducta mongol, eso era una afrenta que le impediría al Gran Khan hacer la paz hasta haberse vengado por completo, con el clásico método mongol de arrasar las ciudades hasta sus mismos cimientos y masacrar a todos sus habitantes, con toda probabilidad. Además, su presencia no sería de utilidad porque carecían de toda autoridad, aparte de ser portadores de las cartas mongolas (claro, Piano Carpini tampoco tenía mucha autoridad por sí...).
Finalmente, Piano Carpini fue despedido con una carta de respuesta del Gran Khan Kuyuk al Papa Inocencio IV, ordenando imperativamente que todos los reinos de la Cristiandad se le rindieran. Naturalmente que el Papa se sintió ofendido por la respuesta, y envió una nueva e insultante carta, conminándole con la ira de Dios, etcétera. Pero todo este tenso intercambio diplomático de bravatas murió ahí. Algunas crisis internas entre los mongoles, además de algunas situaciones militares en Asia, les obligaron a regresar. Los mongoles permanecerían firmes en el sur de Rusia hasta el siglo XVII, pero el resto de Europa quedaría libre para siempre de su amenaza.
Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
jueves, 29 de abril de 2010
Bravatas de cristianos y mongoles.
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domingo, 25 de abril de 2010
El arco y la pica derrotados.
A finales de la Edad Media, en el siglo XIV, la estrategia militar europea dio un enorme vuelco. Frente a la cada vez más imponente (y onerosa) caballería militar pesada, conformada por aristócratas capaces de financiar un caballo y una armadura de tal peso y tamaño, los ingleses y los suizos empezaron a explotar la mayor debilidad de esta contundente arma de ataque: su lentitud y dificultad para la maniobra. En la Batalla de Crécy (1346), y después en Poitiers (1356) y Azincourt (1415), los ingleses recurrieron a grandes contingentes de arqueros, cuyos arcos eran baratos de fabricar y premunir, y barrieron lindamente con la caballería francesa. Los suizos, por su parte, aprovechando su terreno montañoso, se hicieron maestros en el uso de la pica, para ensartar a todo lo que se llama caballo en el enemigo, y al desmontar sus jinetes, dejarlos absolutamente inermes dentro de armaduras acorazadas tan pesadas que dentro de ellas no se podían mover. El siglo XV vio así la edad de oro del arquero inglés y del piquero suizo, y el hundimiento a plomo de la caballería acorazada, que desde entonces quedó cada vez más relegada a las ocasiones festivas, con sus pintorescas justas y torneos (aún en 1559 habría ocasión para que Enrique II de Francia muriera en una justa...). Los suizos habían ganado tanta fama, que mientras en su propio país apenas eran molestados, en el extranjero obtenían buenos beneficios empleándose como mercenarios.
Pero los ingleses y suizos sucumbieron, como antes los caballeros, a la tentación de creer que habían clavado la rueda del destino. Pero sus enemigos, siendo ahora los derrotados, no iban a dejarse estar. La Guerra de los Cien Años (1337-1453), en la cual los franceses habían llevado las de perder una y otra vez por su conservadurismo táctico, fue rematada a su favor en parte gracias a que el conservadurismo había cambiado de bando, y ahora eran los ingleses quienes se aferraban a sus viejas tácticas, ignorando que el arco y flecha estaban en tris de ser superados por las nuevas innovaciones procedentes del uso de la pólvora: el arma de fuego. En 1450, los franceses marcharon a la Batalla de Formigny equipados con culebrinas. Estas armas eran todo lo toscas que se podía querer (básicamente un tubo de metal con un agujero en el fondo para la mecha, y poco más que eso), pero estos ancestros del mosquete, dentro de toda su patosidad, funcionaron mortíferamente bien a la hora de barrer con la arquería inglesa. En la Batalla de Castillon, en 1453, la Guerra de los Cien Años fue definida de una buena vez gracias a un centenar de piezas de artillería que bombardearon sin piedad a los ingleses.
A los suizos, por su parte, no les fue mejor. La filosofía de la pica es mantener a raya al enemigo, y atravesarlo como una barbacoa antes de que éste tenga ocasión de llegar al cuerpo a cuerpo. Pero para ser más efectivas trinchando cristianos, las picas suizas debían ser pesadas. Así, la infantería española descubrió el truco: si se armaban con espada y escudo, podían aprovecharse de la menor maniobrabilidad de una pica pesada, para agazaparse entre ellas y alcanzar el ansiado cuerpo a cuerpo, en donde la espada tenía todas las de ganar.
Lo pasado de moda de los piqueros suizos quedó trágicamente de manifiesto en la Batalla de Bicocca, que se libró en 1522. El ejército de una coalición de franceses y venecianos maniobraba a las órdenes del Vizconde de Lautrec, con un buen contingente de mercenarios suizos. Desgraciadamente, sea por imprevisión o negligencia, el caso es que no se les pagó, y los mercenarios exigieron que se librara batalla de inmediato (hay que ver cuánta confianza se tenían, estos hombres). Lautrec no tuvo más remedio que cargar contra las posiciones de Prospero Colonna, cabeza de las tropas enemigas (una coalición de españoles, alemanes imperiales, y el Papado), que estaba bien parapetado y con una buena cantidad de arcabuceros listos para liquidar a cualquier agresor. Los franceses no alcanzaron siquiera a montar la artillería para cubrir a su infantería, y los suizos estaban ya cargando a través de trincheras y setos defensivos. Los pocos que atravesaron ese infierno con vida, llegaron hasta una zanja, que debían remontar, sólo para encontrarse con los lansquesnetes alemanes (¡sorpresa! Los lansquenetes eran en realidad soldados alemanes entrenados para pelear con picas "a la suiza"... los alemanes venían utilizándolos desde el siglo XV). Los piqueros españoles, en formación compacta, con lanzas largas y pesadas, no necesitando moverse de su posición, y en superioridad topográfica, no tuvieron problemas en acabar con 3000 piqueros suizos. El testamento de aquellos valerosos y porfiados suizos fue una frase que quedó en el idioma español: "valer una bicoca", recordando la localidad de Bicocca en donde todo esto sucedió, significa algo que se obtiene sin esfuerzo ni sacrificio alguno.
Pero los ingleses y suizos sucumbieron, como antes los caballeros, a la tentación de creer que habían clavado la rueda del destino. Pero sus enemigos, siendo ahora los derrotados, no iban a dejarse estar. La Guerra de los Cien Años (1337-1453), en la cual los franceses habían llevado las de perder una y otra vez por su conservadurismo táctico, fue rematada a su favor en parte gracias a que el conservadurismo había cambiado de bando, y ahora eran los ingleses quienes se aferraban a sus viejas tácticas, ignorando que el arco y flecha estaban en tris de ser superados por las nuevas innovaciones procedentes del uso de la pólvora: el arma de fuego. En 1450, los franceses marcharon a la Batalla de Formigny equipados con culebrinas. Estas armas eran todo lo toscas que se podía querer (básicamente un tubo de metal con un agujero en el fondo para la mecha, y poco más que eso), pero estos ancestros del mosquete, dentro de toda su patosidad, funcionaron mortíferamente bien a la hora de barrer con la arquería inglesa. En la Batalla de Castillon, en 1453, la Guerra de los Cien Años fue definida de una buena vez gracias a un centenar de piezas de artillería que bombardearon sin piedad a los ingleses.
A los suizos, por su parte, no les fue mejor. La filosofía de la pica es mantener a raya al enemigo, y atravesarlo como una barbacoa antes de que éste tenga ocasión de llegar al cuerpo a cuerpo. Pero para ser más efectivas trinchando cristianos, las picas suizas debían ser pesadas. Así, la infantería española descubrió el truco: si se armaban con espada y escudo, podían aprovecharse de la menor maniobrabilidad de una pica pesada, para agazaparse entre ellas y alcanzar el ansiado cuerpo a cuerpo, en donde la espada tenía todas las de ganar.
Lo pasado de moda de los piqueros suizos quedó trágicamente de manifiesto en la Batalla de Bicocca, que se libró en 1522. El ejército de una coalición de franceses y venecianos maniobraba a las órdenes del Vizconde de Lautrec, con un buen contingente de mercenarios suizos. Desgraciadamente, sea por imprevisión o negligencia, el caso es que no se les pagó, y los mercenarios exigieron que se librara batalla de inmediato (hay que ver cuánta confianza se tenían, estos hombres). Lautrec no tuvo más remedio que cargar contra las posiciones de Prospero Colonna, cabeza de las tropas enemigas (una coalición de españoles, alemanes imperiales, y el Papado), que estaba bien parapetado y con una buena cantidad de arcabuceros listos para liquidar a cualquier agresor. Los franceses no alcanzaron siquiera a montar la artillería para cubrir a su infantería, y los suizos estaban ya cargando a través de trincheras y setos defensivos. Los pocos que atravesaron ese infierno con vida, llegaron hasta una zanja, que debían remontar, sólo para encontrarse con los lansquesnetes alemanes (¡sorpresa! Los lansquenetes eran en realidad soldados alemanes entrenados para pelear con picas "a la suiza"... los alemanes venían utilizándolos desde el siglo XV). Los piqueros españoles, en formación compacta, con lanzas largas y pesadas, no necesitando moverse de su posición, y en superioridad topográfica, no tuvieron problemas en acabar con 3000 piqueros suizos. El testamento de aquellos valerosos y porfiados suizos fue una frase que quedó en el idioma español: "valer una bicoca", recordando la localidad de Bicocca en donde todo esto sucedió, significa algo que se obtiene sin esfuerzo ni sacrificio alguno.
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jueves, 22 de abril de 2010
Le pantalon rouge c'est la France!
Prepararse para una guerra implica no sólo diseñar estrategias militares para afrontar al enemigo, sino equipar a las tropas con uniformes, armas y el apoyo logístico necesario para que hagan lo que se espera que hagan (ganar la guerra, leñe). Pero a veces, el tradicionalismo mal entendido juega en contra de esta preparación militar. Un catastrófico ejemplo lo sufrió Francia, relativo a su uniforme militar, durante la Primera Guerra Mundial. A la fecha, el uniforme militar francés era una casaca azul y un pantalón rojo, además de su quepis como gorro. Azul y rojo, huelga decirlo, son los colores patrios de Francia, y los soldados se sentían muy orgullosos de ellos. Y no sólo ellos, sino también los numerosos exaltados nacionalistas que eran una peste sobre la Europa anterior a 1914 (ya vendría la Primera Guerra Mundial a ponerlos en su lugar).
Durante la Guerra de los Balcanes, conflictos militares que fueron preludio a la hecatombe general de 1914-18, el francés Adolphe Messimy observó que los uniformes búlgaros eran de color parduzco, y éstos les proporcionaban un buen camuflaje frente al enemigo. No es que los búlgaros fueran excéntricos: al mismo tiempo los británicos, después de su dura experiencia en la Guerra de los Bóers, habían adoptado un uniforme color caqui, mientras que los alemanes, por su parte, habían cambiado el azul por el gris. La idea del uniforme militar de varios colores (patrios se entiende, claro) databa de los comienzos de los ejércitos nacionales, en que vestirlos con los colores de la nación era una manera de mejorar el esprit de corps. Pero durante el siglo XIX la tecnología militar había avanzado lo suficiente como para que el combate fuera a distancias cada vez mayores, y por lo tanto, la influencia del espíritu de cuerpo tendía a difuminarse, y cobraba mayor importancia que los soldados fueran lo más invisibles que se pudiera, frente al enemigo dispuesto a tirotearlos a la primera ocasión. Adolphe Messimy llegó a ser ministro de guerra en Francia, y en 1912 propuso que se reemplazara el uniforme francés por uno nuevo, de color gris verdoso. Por cierto, dicho sea de paso, Messimy tenía instrucción y carrera militar, la que había dejado para ingresar a la política, por lo que no era precisamente un aficionado en la materia.
La propuesta de Messimy fue abucheada masivamente. La prensa le atacó con virulencia. El diario "Echo" de París publicó: "prohibir todos los colores vivos, todo lo que confiere a los soldados su aspecto marcial, es ir contra el gusto francés y contra la función militar". Pero fue en el Parlamento en donde se le asestó al proyecto una estocada mortal, cuando Eugène Étienne (ministro de defensa de Francia en dos ocasiones) dijo: "¿Eliminar los pantalones rojos? ¡Jamás! ¡Los pantalones rojos son la Francia" ("Le pantalon rouge c'est la France!"). Ni el quepis aceptaron cambiar, y los funestos resultados se hicieron presentes en 1914, cuando los alemanes le infligieron horrendas bajas a los franceses, haciendo deporte del dispararle al pajarraco rojiazul. Al final, reluctantemente, los franceses aceptaron cambiar su uniforme por un azul horizonte, que seguía teniendo el color patrio, y que en sí mismo no era un prodigio de camuflaje, pero debido al barro y la suciedad de las trincheras, acababa por cumplir con su cometido de camuflar a los hombres de la sufrida Armée de terre.
El quepis fue otra piedra de tope. Había llegado para reemplazar al chacó, el estridente gorrito cilíndrico de la época napoleónica, y eso debido a que en la conquista de Argelia (1830), el quepis era mucho más fresco, ligero y apropiado para el clima desértico a pleno sol. El quepis se extendió también por otros ejércitos (en Chile, los gorritos ésos que usaron los soldados de la Guerra del Pacífico eran quepis, precisamente). Pero lo que era bueno en el Africa del XIX no lo era en la Europa del XX, en particular después de que creciera el peligro de la metralla en el campo de batalla. Y también durante la Primera Guerra Mundial, y por los mismos motivos que con el uniforme, los franceses tuvieron que tragarse el orgullo nacional, y acabaron por cambiar su uniforme por el casco metálico que asociamos con fuerza mayor a la guerra del siglo XX.
Durante la Guerra de los Balcanes, conflictos militares que fueron preludio a la hecatombe general de 1914-18, el francés Adolphe Messimy observó que los uniformes búlgaros eran de color parduzco, y éstos les proporcionaban un buen camuflaje frente al enemigo. No es que los búlgaros fueran excéntricos: al mismo tiempo los británicos, después de su dura experiencia en la Guerra de los Bóers, habían adoptado un uniforme color caqui, mientras que los alemanes, por su parte, habían cambiado el azul por el gris. La idea del uniforme militar de varios colores (patrios se entiende, claro) databa de los comienzos de los ejércitos nacionales, en que vestirlos con los colores de la nación era una manera de mejorar el esprit de corps. Pero durante el siglo XIX la tecnología militar había avanzado lo suficiente como para que el combate fuera a distancias cada vez mayores, y por lo tanto, la influencia del espíritu de cuerpo tendía a difuminarse, y cobraba mayor importancia que los soldados fueran lo más invisibles que se pudiera, frente al enemigo dispuesto a tirotearlos a la primera ocasión. Adolphe Messimy llegó a ser ministro de guerra en Francia, y en 1912 propuso que se reemplazara el uniforme francés por uno nuevo, de color gris verdoso. Por cierto, dicho sea de paso, Messimy tenía instrucción y carrera militar, la que había dejado para ingresar a la política, por lo que no era precisamente un aficionado en la materia.
La propuesta de Messimy fue abucheada masivamente. La prensa le atacó con virulencia. El diario "Echo" de París publicó: "prohibir todos los colores vivos, todo lo que confiere a los soldados su aspecto marcial, es ir contra el gusto francés y contra la función militar". Pero fue en el Parlamento en donde se le asestó al proyecto una estocada mortal, cuando Eugène Étienne (ministro de defensa de Francia en dos ocasiones) dijo: "¿Eliminar los pantalones rojos? ¡Jamás! ¡Los pantalones rojos son la Francia" ("Le pantalon rouge c'est la France!"). Ni el quepis aceptaron cambiar, y los funestos resultados se hicieron presentes en 1914, cuando los alemanes le infligieron horrendas bajas a los franceses, haciendo deporte del dispararle al pajarraco rojiazul. Al final, reluctantemente, los franceses aceptaron cambiar su uniforme por un azul horizonte, que seguía teniendo el color patrio, y que en sí mismo no era un prodigio de camuflaje, pero debido al barro y la suciedad de las trincheras, acababa por cumplir con su cometido de camuflar a los hombres de la sufrida Armée de terre.
El quepis fue otra piedra de tope. Había llegado para reemplazar al chacó, el estridente gorrito cilíndrico de la época napoleónica, y eso debido a que en la conquista de Argelia (1830), el quepis era mucho más fresco, ligero y apropiado para el clima desértico a pleno sol. El quepis se extendió también por otros ejércitos (en Chile, los gorritos ésos que usaron los soldados de la Guerra del Pacífico eran quepis, precisamente). Pero lo que era bueno en el Africa del XIX no lo era en la Europa del XX, en particular después de que creciera el peligro de la metralla en el campo de batalla. Y también durante la Primera Guerra Mundial, y por los mismos motivos que con el uniforme, los franceses tuvieron que tragarse el orgullo nacional, y acabaron por cambiar su uniforme por el casco metálico que asociamos con fuerza mayor a la guerra del siglo XX.
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domingo, 18 de abril de 2010
La lanza y la propiedad.
Para una sociedad tan militarista como la romana, ¿cuál era el gran símbolo de la propiedad, y muy en particular de la propiedad raíz? ¡La lanza, por supuesto! Y así es como la lanza jugaba un gran rol simbólico dentro de los asuntos jurídicos que involucraban propiedad, e incluso algunos otros.
En primer lugar hemos de consignar la "hasta centumviralis", o "lanza de los centumviros". Los centumviros, en este caso, designaban a un tribunal. La competencia de este tribunal, de manera nada rara tratándose de la asociación entre lanza y propiedad, versaba sobre la "actiones in rem" o la "actio reivindicatoria", que se trataban de debatir a quién pertenecía una cosa, o bien, tratar de recuperar una cosa propia que estaba en manos de otra persona. El juicio en cuestión era llamado "iudicium hastae", o sea, "juicio de la lanza".
También existía la "hasta censoria", que era la lanza clavada por el censor en la plaza pública para anunciar que se rematarían las rentas del Estado. Y la "hasta fiscalis", que se utilizaba para anunciar la venta de cosas que pertenecieran al Fisco. Y finalmente tenemos el "hasta proctoria" o "hasta venditionis", que el pretor ordenaba clavar para anunciar la puja por los bienes de los ciudadanos que estuvieran proscritos o condenados.
Quizás usted, amable lector, haya hecho ya la relación entre la lanza y una moderna institución jurídica. Me refiero a los remates. En efecto, la palabra "subasta" viene del latín, y viene de "sub hastae", o sea, "bajo la lanza". Y si usted relee los usos anteriores que tenía la lanza, su sentido es bastante obvio.
En primer lugar hemos de consignar la "hasta centumviralis", o "lanza de los centumviros". Los centumviros, en este caso, designaban a un tribunal. La competencia de este tribunal, de manera nada rara tratándose de la asociación entre lanza y propiedad, versaba sobre la "actiones in rem" o la "actio reivindicatoria", que se trataban de debatir a quién pertenecía una cosa, o bien, tratar de recuperar una cosa propia que estaba en manos de otra persona. El juicio en cuestión era llamado "iudicium hastae", o sea, "juicio de la lanza".
También existía la "hasta censoria", que era la lanza clavada por el censor en la plaza pública para anunciar que se rematarían las rentas del Estado. Y la "hasta fiscalis", que se utilizaba para anunciar la venta de cosas que pertenecieran al Fisco. Y finalmente tenemos el "hasta proctoria" o "hasta venditionis", que el pretor ordenaba clavar para anunciar la puja por los bienes de los ciudadanos que estuvieran proscritos o condenados.
Quizás usted, amable lector, haya hecho ya la relación entre la lanza y una moderna institución jurídica. Me refiero a los remates. En efecto, la palabra "subasta" viene del latín, y viene de "sub hastae", o sea, "bajo la lanza". Y si usted relee los usos anteriores que tenía la lanza, su sentido es bastante obvio.
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jueves, 15 de abril de 2010
Los verdaderos desactivadores de bomba en Irak.
El siguiente posteo se basa en un artículo aparecido en el diario La Tercera de Santiago de Chile, del Domingo 14 de Marzo de 2010, así es que cualquier inexactitud, ya saben a quién arrojarle... Los desactivadores de bombas han cobrado nueva relevancia pública, ahora que en Marzo de 2010 la peli "The Hurt Locker", de Kathryn Bigelow, fue la gran ganadora de los Premios Oscar, con seis galardones sobre un total de nueve candidaturas. La peli ha despertado pasiones a favor y en contra, pero algunos de los menos convencidos, son justamente los tipos que desactivan bombas, quienes se quejaron de que la peli los retrataba muy mal.
La repartición encargada de la labor de desactivar bombas en terreno enemigo, en lo que al Ejército de los Estados Unidos se refiere, es el EOD (Explosive Ordnance Disposal). A diferencia de lo mostrado en la peli, son equipos de un marcado perfil técnico, que deben interesarse en cosas tales como el álgebra, la química, la física, la geometría y la trigonometría. Además, deben ser capaces de mantener la calma bajo situaciones de tensión extrema. Su labor específica y exacta es ir y desactivar la bomba (o alternativamente, si la bomba ya ha explotado, reconocer el terreno, determinar si hay más bombas en las cercanías, y estudiar el artefacto detonado). O sea, a diferencia de lo mostrado en la peli, su trabajo es cualquier cosa menos dispararle a insurgentes (imaginamos que, en su caso, el equipo marchará con cobertura militar adicional, pero los técnicos del EOD mismo no se involucran en el tiroteo ni en la persecusión de sospechosos). Un contratista declara: "el trabajo de los desactivadores de bombas se centra sobre todo en las rutas principales de suministro, donde buscan trampas explosivas dejadas por los insurgentes". Usualmente esas rutas no suelen ser hostilizadas por la sencilla razón de que, para servir como vías de suministro, deben haber sido previamente aseguradas desde el punto de vista militar (un camino que es vulnerable frente a ataques enemigos, no sirve como vía de suministros, tan simple como eso).
Además, los especialistas generalmente no van a desactivar las bombas por sí mismos. En vez de ello, suelen enviar a robots dirigidos a control remoto. Considerando que casi la mitad de las bombas explotan antes de ser localizadas y desactivadas, es más que una precaución, ya que se les va la vida en ello al equipo táctico. Y si tienen que caminar con el dichoso traje, olvídense de correr con él: la armadura entera pesa cerca de 30 kilogramos.
El sargento Eric Gordon ironizó sobre la peli: un desactivador de bombas que sólo utilice una pinza para controlar un artefacto es como que "un bombero entrara a un edificio a apagar un incendio con una botella de agua"...
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domingo, 11 de abril de 2010
Kathryn Bigelow versus James Cameron.
La entrega de los Premios Oscar del año 2010 vio la sorda guerra entre dos grandes favoritos: "The Hurt Locker" (estrenada como "Vivir al límite" en Chile) de Kathryn Bigelow, y "Avatar" de James Cameron. Ambas pelis representan dos maneras distintas de entender el cine, ambas igualmente válidas a según el criterio que se utilice: "Vivir al límite" trata de reflejar el cine como vehículo de ideas y de reflexión, mientras que "Avatar" es prototipo del cine como espectáculo y entretención pura y dura (que una u otra lo logre en cada uno de sus ámbitos, eso queda a la discreción del lector de Siglos Curiosos y/o Cine 9009). Pero aparte de los aspectos meramente cinéfilos, la entrega también se transformó en un culebrón aparte, debido a que Bigelow y Cameron habían sido antaño marido y mujer...
La vida sentimental de James Cameron ha sido bastante tumultuosa. Hasta el año 2010, el hombre había acumulado ¡cinco! matrimonios. Entre ellos, uno con Kathryn Bigelow, con quien estuvo matrimoniado entre 1989 y 1991. Aunque divorciados, Cameron y Bigelow mantuvieron una relación amigable durante los años. Incluso, la peli cyberpunk "Días extraños", en que Ralph Fiennes interpretaba a un tipo que trafica con realidad virtual, y que generalmente se le acredita a Kathryn Bigelow (como directora), en realidad fue escrita, producida, y ampliamente editada, por James Cameron.
Años después, tanto la Bigelow como Cameron llevaban años sin dirigir (ella, desde "K-19" en 2002, y él desde "Titanic" en 1997). Kathryn Bigelow no estaba segura de dirigir "Vivir al límite", pero cuando James Cameron leyó el guión, la convenció de ello. Además dijo: "Podría ser el 'Pelotón' de la Guerra de Irak" (refiriéndose, claro está, a la peli de Oliver Stone). James Cameron, mientras tanto, estaba trabajando en llevar "Avatar" al cine, después de años invertidos en tratar de crear un mundo que fuera más real que la vida misma, por así decirlo. El proyecto databa de 1994, para ser estrenado primigeniamente en 1999, pero como la tecnología aún no estaba al nivel, se fue atrasando, y acabó con fecha fijada para el año 2009. En el intertanto, Kathryn Bigelow completó "Vivir al límite" y la estrenó en 2008, paseándola por distintos festivales, aunque sin mayores créditos. La peli podría haberse candidateado para los Premios Oscar, pero había un requisito técnico: debía estrenarse en Los Angeles primero. Y como eso no ocurrió hasta el año 2009, la posibilidad de postularse fue postergada un año completo. Así, de manera completamente casual, contra todo pronóstico, y sin que estuviera agendado desde el comienzo por ninguna de las dos partes, el monstruo de James Cameron y la creación de Kathryn Bigelow acabaron contendiendo frente a frente, en la misma ceremonia de los Oscares.
El resto es historia. "Vivir al límite" se impuso a "Avatar" como Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Edición de Sonido, Mejor Mezcla de Sonido, y Mejor Edición (obtuvo también un sexto Oscar por Mejor Guión Original, pero "Avatar" no corría en esa categoría). "Avatar" consiguió doblarle la mano llevándose el Oscar en Mejor Cinematografía (también se hizo con la estatuilla en Mejores Efectos Visuales y Mejor Dirección de Arte, pero "Vivir al límite" no era candidata en ninguna de ambas). Ambas corrían por Mejor Banda Sonora, pero fueron derrotadas por Michael Giacchino y "Up". En resumen, "Avatar" se llevó apenas tres premios de nueve (33% de sus candidaturas), y de los poco relevantes premios técnicos para colmo, mientras que "Vivir al límite" se llevó seis de nueve (66% de sus candidaturas). "Vivir al límite" se transformó también en la primera peli de guerra que se llevó el Oscar a la Mejor Película desde "Pelotón" (con lo que la profecía de James Cameron se cumplió en parte, para su propia desdicha), y Kathryn Bigelow en la primera mujer en alzarse como Mejor Directora en la nonagenaria historia de los premios (y la cuarta en ser candidateada). Y más interesantemente: es la peli con menores ingresos de taquilla que gana el Oscar a la Mejor Película (apenas 14 millones de dólares a nivel mundial), mientras que su gran rival "Avatar" quebró el récord mundial en números brutos que el mismo James Cameron había impuesto con "Titanic" (claro, otro cuento es ajustado a la inflación y a la población planetaria total, por eso decimos en números puros y duros). Y que cada uno saque las conclusiones que quiera respecto de esto.
La vida sentimental de James Cameron ha sido bastante tumultuosa. Hasta el año 2010, el hombre había acumulado ¡cinco! matrimonios. Entre ellos, uno con Kathryn Bigelow, con quien estuvo matrimoniado entre 1989 y 1991. Aunque divorciados, Cameron y Bigelow mantuvieron una relación amigable durante los años. Incluso, la peli cyberpunk "Días extraños", en que Ralph Fiennes interpretaba a un tipo que trafica con realidad virtual, y que generalmente se le acredita a Kathryn Bigelow (como directora), en realidad fue escrita, producida, y ampliamente editada, por James Cameron.
Años después, tanto la Bigelow como Cameron llevaban años sin dirigir (ella, desde "K-19" en 2002, y él desde "Titanic" en 1997). Kathryn Bigelow no estaba segura de dirigir "Vivir al límite", pero cuando James Cameron leyó el guión, la convenció de ello. Además dijo: "Podría ser el 'Pelotón' de la Guerra de Irak" (refiriéndose, claro está, a la peli de Oliver Stone). James Cameron, mientras tanto, estaba trabajando en llevar "Avatar" al cine, después de años invertidos en tratar de crear un mundo que fuera más real que la vida misma, por así decirlo. El proyecto databa de 1994, para ser estrenado primigeniamente en 1999, pero como la tecnología aún no estaba al nivel, se fue atrasando, y acabó con fecha fijada para el año 2009. En el intertanto, Kathryn Bigelow completó "Vivir al límite" y la estrenó en 2008, paseándola por distintos festivales, aunque sin mayores créditos. La peli podría haberse candidateado para los Premios Oscar, pero había un requisito técnico: debía estrenarse en Los Angeles primero. Y como eso no ocurrió hasta el año 2009, la posibilidad de postularse fue postergada un año completo. Así, de manera completamente casual, contra todo pronóstico, y sin que estuviera agendado desde el comienzo por ninguna de las dos partes, el monstruo de James Cameron y la creación de Kathryn Bigelow acabaron contendiendo frente a frente, en la misma ceremonia de los Oscares.
El resto es historia. "Vivir al límite" se impuso a "Avatar" como Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Edición de Sonido, Mejor Mezcla de Sonido, y Mejor Edición (obtuvo también un sexto Oscar por Mejor Guión Original, pero "Avatar" no corría en esa categoría). "Avatar" consiguió doblarle la mano llevándose el Oscar en Mejor Cinematografía (también se hizo con la estatuilla en Mejores Efectos Visuales y Mejor Dirección de Arte, pero "Vivir al límite" no era candidata en ninguna de ambas). Ambas corrían por Mejor Banda Sonora, pero fueron derrotadas por Michael Giacchino y "Up". En resumen, "Avatar" se llevó apenas tres premios de nueve (33% de sus candidaturas), y de los poco relevantes premios técnicos para colmo, mientras que "Vivir al límite" se llevó seis de nueve (66% de sus candidaturas). "Vivir al límite" se transformó también en la primera peli de guerra que se llevó el Oscar a la Mejor Película desde "Pelotón" (con lo que la profecía de James Cameron se cumplió en parte, para su propia desdicha), y Kathryn Bigelow en la primera mujer en alzarse como Mejor Directora en la nonagenaria historia de los premios (y la cuarta en ser candidateada). Y más interesantemente: es la peli con menores ingresos de taquilla que gana el Oscar a la Mejor Película (apenas 14 millones de dólares a nivel mundial), mientras que su gran rival "Avatar" quebró el récord mundial en números brutos que el mismo James Cameron había impuesto con "Titanic" (claro, otro cuento es ajustado a la inflación y a la población planetaria total, por eso decimos en números puros y duros). Y que cada uno saque las conclusiones que quiera respecto de esto.
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jueves, 8 de abril de 2010
Chile según Hollywood.
Aunque Chile sea un país de tercera fila dentro del concierto mundial, alguna vez en la vida tambien le toca ser mencionado en Hollywood. Vale la pena, por la curiosidad, hacer un breve repaso de cómo la Meca del cine ha tratado a Chile a lo largo de cerca de un siglo de existencia que tiene el cine allá.
Partiendo por James Bond, en "Licencia para matar" (1989) se menciona que los narcos tienen gente corrupta "desde Alaska hasta Chile". Y en el muestrario de armas clandestino que aparece en la secuencia de precréditos de "El mañana nunca muere" (1997), aparece la chilenísima bomba de racimos. El caso de las uvas envenenadas, en que dos uvas chilenas con cianuro fueron detectadas en Estados Unidos, es por su parte mencionado en "El informante" (1999). Pero la palma en este rubro se la lleva "Nixon", peli que presenta una escena de Richard Nixon complotando con empresarios de Estados Unidos que se quejan con el Presidente de cuándo va a hacer algo con Salvador Allende y su proyecto de nacionalizaciones, evidentemente aludiendo al golpe militar de 1973.
Chile es también identificado como país de catástrofes. La diabla Elizabeth Hurley, en "Al diablo con el diablo" (2000), menciona a la pasada que tiene un terremoto en Chile dentro de su agenda. Algo más reciente, "Prueba de fe" (2007) presentaba un Concepción pequeño y tropicaliente, lo que motivó las críticas de la alcaldesa Jacqueline Van Rysselberghe (curiosamente la peli va de plagas apocalípticas, tres años antes de que Concepción fuera el epicentro de uno de los más catastróficos terremotos en la Historia Universal).
Y como país de pescados también: tanto en "Jurassic Park" (1992) como en "Melinda y Melinda" (2004), los protas en algún minuto comen lubina chilena como un plato elegante.
Con todo, Chile ha aparecido también físicamente en el cine de Hollywood, aunque por supuesto las escenas chilenas no se ruedan en Chile sino en Argentina o México... o en estudios, como pasó con una de las más antiguas es "Aventura" (1936), con Clark Gable, y en que se pusieron palmeras y ambientación tropical al más puro estilo caribeño. En dibujos animados vimos también al avioncito chileno Pedrito, en la película de Walt Disney "Saludos amigos". La tragedia de los Andes, en donde un equipo uruguayo de rugby quedó aislado por semanas en la alta montaña, fue por su parte recreada en "Viven" con Ethan Hawke (1992). Y desde ahí, las pelis tienden a cebarse en la dictadura militar: "Missing" (periodista estadounidense desaparecido en el golpe militar del 11 de septiembre), "La muerte y la doncella" (sobre una mujer torturada que se reencuentra con su torturador), "De amor y de sombra" y "La casa de los espíritus" (basadas en obras de Isabel Allende)...
El caso inverso, de una peli rodada en Chile y que no se ambienta en Chile, se dio en la jamesbondesca "Quantum of Solace" (2008), en que Antofagasta sirvió de ambientación para Bolivia, o "Spy Kids", en la cual algunos paisajes alrededor de Santiago sirvieron para recrear una peli de aventuras de ambientación inespecífica.
domingo, 4 de abril de 2010
Al estilo del Piñerismo.
El cambio de mando del año 2010 en Chile es el más importante que ha tenido Chile desde 1990, en que el dictador Augusto Pinochet entregó la banda presidencial al Presidente democráticamente elegido Patricio Aylwin. Desde ese entonces y por veinte años, la coalición de centroizquierda llamada la Concertación gobernó a través de cuatro Presidencias (Patricio Aylwin de 1990 a 1994, Eduardo Frei Ruiz-Tagle de 1994 a 2000, Ricardo Lagos de 2000 a 2006, y Michelle Bachelet de 2006 a 2010, y sobre por qué tanta disparidad en los períodos presidenciales, remito al amable lector a mi posteo sobre "El baile del período presidencial chileno"). El ser humano es animal de costumbres, y por lo tanto el Concertacionismo impuso ciertos usos y costumbres, que el recientemente llegado Piñerismo se encargará por supuesto de transformar. El diario la Tercera del Domingo 14 de Marzo de 2010 se encargó de sintetizar algunos.
Obviamente, los genes concertacionistas se inclinaban más hacia la cultura socialista, independiente, y por qué no decirlo, cultureta. Michelle Bachelet, por ejemplo, era adepta al cine europeo ("Nos habíamos amado tanto" de Ettore Scola y "Hable con ella" de Pedro Almodóvar, por ejemplo), mientras que Sebastián Piñera se inclina más hacia Hollywood ("El Padrino", "Lo que el viento se llevó", y más recientemente "Casino Royale", "Titanic" y las de Indiana Jones). Ambos comparten, con todo, un gusto en común: "Casablanca". En materia de lecturas, el bacheletismo se inclinaba más hacia la ficción ("La silla del águila" de Carlos Fuentes por ejemplo), mientras que el Piñerismo se inclina más hacia la no ficción. Con todo, Sebastián Piñera tiene por costumbre regalar a sus cercanos un único libro que podríamos llamar de "historia novelada": "Momentos estelares de la Humanidad" de Stefan Zweig. Y los diarios más leídos en el Palacio de La Moneda ya no serán "El País" de España ni "Le Monde Diplomatique" de Francia, sino el muy empresarial y economista "Wall Street Journal" de Nueva York (sí, el mismo que alababa a Friedman en términos cuasimísticos por proteger a Chile de las consecuencias del terremoto de 2010, como decíamos en "Terremoto en las empresas constructoras de Chile").
En cuanto al perfil profesional, los concertacionistas se sentían más afines al liberalismo moral y al agnosticismo: Ricardo Lagos era masón y agnóstico, y en cuanto a Michelle Bachelet, ella prometió y no juró, a la hora de asumir la Presidencia. Y el grueso de sus ministros venía de la Universidad de Chile, de reconocida tradición librepensadora y agnóstica (con todo, ocho venían de la Pontificia Universidad Católica de Chile). En el Piñerismo, en cambio, el tinte católico es mucho más fuerte: 17 ministros (de un total de 22) son egresados de la Pontificia Universidad Católica de Chile, frente a tres de la Universidad de Chile. Y varios ministros pertenecen a congregaciones católicas: Joaquín Lavín (Ministro de Educación) es Opus Dei, mientras que Felipe Kast es Shöenstatt. Sólo Eva von Baer (luterana) y el Ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter (judío) son excepciones. Profesionalmente hablando, en el Concertacionismo predominaban los ministros abogados (y Michelle Bachelet, por su parte, es médico), mientras que en el Piñerismo, ocho son ingenieros y seis economistas.
Y en el ámbito de lo privado, también se nota el cambio de mano. El local medio alternativo Liguria se había transformado en la sede del Bacheletismo, mientras que el grueso del Piñerismo prefiere el más refinado Carrousel, conocido por sus blinis de caviar y fricasés de machas. El balneario de Tunquén, por su parte, que era el preferido de muchos concertacionistas, así como de parte del mundo artístico más refinado, cae en desgracia frente al más elitista de Cachagua. Con familias más numerosas, por cierto: once ministros del Piñerismo tienen cuatro hijos o más (Joaquín Lavín, notorio Opus Dei, tiene siete hijos), mientras que en el Bacheletismo la norma eran apenas uno a tres hijos...
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jueves, 1 de abril de 2010
Terremoteado cambio de mando.
El cambio de mando en Chile, del pasado Jueves 11 de Marzo de 2010, se suponía que iba a marcar un hito histórico: la Concertación abandonaba el poder después de 20 años gobernando, para el primer Presidente de derecha desde 1973-1990, y el primero elegido democráticamente desde 1958. Pero todo eso se vio ensombrecido por un capricho de la naturaleza. En la madrugada del Sábado 27 de Febrero sobrevino un gigantesco terremoto, con salidas de mar en varios puntos de la Séptima y Octava Regiones, y la agenda nacional completa hubo de cambiar por fuerza. Pero la naturaleza siguió comportándose de manera aún más bromista, y lanzó su réplica más contundente... el mencionado 11 de Marzo, precisamente. Fueron tres temblores de 6 a 7 grados en apenas 27 minutos, que se produjeron faltando unos pocos minutos para que la Presidenta saliente Michelle Bachelet ingresara al salón del Congreso Pleno a entregar la banda presidencial. Sebastián Piñera tuvo que juramentar a toda prisa a sus ministros, porque su edecán le insistía en apurar la ceremonia para evacuar. Con lo que se quedó sin leer el discurso que tenía destinado a la ocasión.
El 11 de Marzo de 2010, Chile vivía bajo la paranoia de los tsunamis. Y no es para menos. El 27 de Febrero anterior, lo peor no fue el sismo mismo, sino los subsecuentes maremotos que arrasaron varias localidades costeras. Un mes después del terremoto, todavía la Armada y la ONEMI (Oficina Nacional de Emergencias) estaban tirándose la pelota en lo que responsabilizarse por qué diablos no hubo alerta de tsunami se refiere. En consecuencia, cuando fueron las réplicas del día 11, el SHOA (Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada) lanzó una alerta de tsunami. De inmediato, la población local empezaron a subir a los cerros... y esto incluía a Viña del Mar y Valparaíso, precisamente los escenarios del cambio de mando (Valparaíso es la sede del Congreso Nacional, y en Viña del Mar está el Palacio Presidencial del Cerro Castillo). La alerta fue levantada a las 15:22 horas, cuando ya Piñera estaba jurado como Presidente. Por cierto, el ingeniero civil Patricio Winckler apunta: "Valparaíso y Viña del Mar tiene una cota de 5 metros, por lo que de algún modo cuenta con un resguardo en caso de maremoto" (en declaraciones al diario El Mercurio del 12 de Marzo de 2010). Y apunta más: "De acuerdo a los reportes históricos, en 1730 el mar llegó hasta donde hoy se encuentra la iglesia contigua al Congreso Nacional [Iglesia de los Doce Apóstoles, nota de Sig.Cur.]. Pero Valparaíso ha cambiado mucho desde entonces". Lo que es cierto, porque en primer lugar, el antiguo estero que hoy en día es la Avenida Argentina (aledaña al Congreso) fue canalizado, y por ende esa vía de agua está cerrada para un maremoto que se introduzca tierra adentro, y en segunda, porque después del terremoto de 1906, se construyó derechamente sobre los escombros apisonados, así es que el nivel general del suelo en Valparaíso subió algún que otro metro.
No pocos han hecho notar las ironías del cambio de mando. Sebastián Piñera venía tratando de hacerse un lugar en la política desde los tempranos '90s y se había quedado a punto de la presidencia en 2005, cuando perdió frente a Michelle Bachelet. Y ahora que gana, el hombre conocido por su enorme fortuna personal y su derroche de exitismo, debió resignarse a un cambio de mando austero y sin grandes celebraciones. Además, a diferencia de la agnóstica Bachelet, Piñera profesa el Catolicismo, por lo que la gente religiosa podría sacar cábalas de esto. A cambio, nadie puede decir que Sebastián Piñera no puso manos a la obra de inmediato, emprendiendo de inmediato un viaje relámpago a Rancagua (capital de la Sexta Región y epicentro de la réplica). Para eso tuvo que suspender el almuerzo que tradicionalmente en la ocasión se celebra en el Cerro Castillo, con otros mandatarios extranjeros. Los asistentes extranjeros, por su parte, le dieron un grado más de curiosidad a este posteo de Siglos Curiosos, haciendo una prolongada exhibición de caras preocupadas mientras miraban hacia el techo... (piénsenlo, si las cosas hubieran salido mal y el Congreso Nacional se hubiera venido abajo, media Latinoamérica se hubiera quedado acéfala de un plumazo).
Los inevitables grupos de Facebook se hicieron eco de esto, por supuesto. Florecieron así varios grupos alusivos: "Para los que creen que piñera compro el terremoto", "Yo Tambien Creo Que Piñera Tiene La Culpa Del Terremoto!", "yo creo que el terremoto fue castigo porque salio piñera presidente", "si piñera no hubiera salio presidente no hubiera habio terremoto xD", "Yo también creo que Piñera es JETTA......", "4 REPLICAS EN EL KMBIO DE MANDO LA TIERRA SE RESISTE A Q PIÑERA SEA PRESI", "Terremoto,Tsunami y Piñera como presidente, que mas kerí wn!"...
El 11 de Marzo de 2010, Chile vivía bajo la paranoia de los tsunamis. Y no es para menos. El 27 de Febrero anterior, lo peor no fue el sismo mismo, sino los subsecuentes maremotos que arrasaron varias localidades costeras. Un mes después del terremoto, todavía la Armada y la ONEMI (Oficina Nacional de Emergencias) estaban tirándose la pelota en lo que responsabilizarse por qué diablos no hubo alerta de tsunami se refiere. En consecuencia, cuando fueron las réplicas del día 11, el SHOA (Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada) lanzó una alerta de tsunami. De inmediato, la población local empezaron a subir a los cerros... y esto incluía a Viña del Mar y Valparaíso, precisamente los escenarios del cambio de mando (Valparaíso es la sede del Congreso Nacional, y en Viña del Mar está el Palacio Presidencial del Cerro Castillo). La alerta fue levantada a las 15:22 horas, cuando ya Piñera estaba jurado como Presidente. Por cierto, el ingeniero civil Patricio Winckler apunta: "Valparaíso y Viña del Mar tiene una cota de 5 metros, por lo que de algún modo cuenta con un resguardo en caso de maremoto" (en declaraciones al diario El Mercurio del 12 de Marzo de 2010). Y apunta más: "De acuerdo a los reportes históricos, en 1730 el mar llegó hasta donde hoy se encuentra la iglesia contigua al Congreso Nacional [Iglesia de los Doce Apóstoles, nota de Sig.Cur.]. Pero Valparaíso ha cambiado mucho desde entonces". Lo que es cierto, porque en primer lugar, el antiguo estero que hoy en día es la Avenida Argentina (aledaña al Congreso) fue canalizado, y por ende esa vía de agua está cerrada para un maremoto que se introduzca tierra adentro, y en segunda, porque después del terremoto de 1906, se construyó derechamente sobre los escombros apisonados, así es que el nivel general del suelo en Valparaíso subió algún que otro metro.
No pocos han hecho notar las ironías del cambio de mando. Sebastián Piñera venía tratando de hacerse un lugar en la política desde los tempranos '90s y se había quedado a punto de la presidencia en 2005, cuando perdió frente a Michelle Bachelet. Y ahora que gana, el hombre conocido por su enorme fortuna personal y su derroche de exitismo, debió resignarse a un cambio de mando austero y sin grandes celebraciones. Además, a diferencia de la agnóstica Bachelet, Piñera profesa el Catolicismo, por lo que la gente religiosa podría sacar cábalas de esto. A cambio, nadie puede decir que Sebastián Piñera no puso manos a la obra de inmediato, emprendiendo de inmediato un viaje relámpago a Rancagua (capital de la Sexta Región y epicentro de la réplica). Para eso tuvo que suspender el almuerzo que tradicionalmente en la ocasión se celebra en el Cerro Castillo, con otros mandatarios extranjeros. Los asistentes extranjeros, por su parte, le dieron un grado más de curiosidad a este posteo de Siglos Curiosos, haciendo una prolongada exhibición de caras preocupadas mientras miraban hacia el techo... (piénsenlo, si las cosas hubieran salido mal y el Congreso Nacional se hubiera venido abajo, media Latinoamérica se hubiera quedado acéfala de un plumazo).
Los inevitables grupos de Facebook se hicieron eco de esto, por supuesto. Florecieron así varios grupos alusivos: "Para los que creen que piñera compro el terremoto", "Yo Tambien Creo Que Piñera Tiene La Culpa Del Terremoto!", "yo creo que el terremoto fue castigo porque salio piñera presidente", "si piñera no hubiera salio presidente no hubiera habio terremoto xD", "Yo también creo que Piñera es JETTA......", "4 REPLICAS EN EL KMBIO DE MANDO LA TIERRA SE RESISTE A Q PIÑERA SEA PRESI", "Terremoto,Tsunami y Piñera como presidente, que mas kerí wn!"...
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