Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
domingo, 28 de diciembre de 2008
De dónde salió el "colemono".
El cola de mono o "colemono" es un trago típico chileno que, si bien se puede consumir todo el año, suele ser tradicionalmente asociado a la Navidad y el Año Nuevo. Es un combinado de café, leche, azúcar y aguardiente, y generalmente se le añaden especias (canela, por lo regular, aunque también a veces cascaritas secas de naranja) para darle un toque. El origen del trago, así como el de su denominación, es uno de los misterios sumergidos en la Historia Profunda de Chile, y circulan varias versiones sobre ella.
Según don Manuel Antonio Román, en su diccionario de chilenismos, el nombre vendría simplemente del color café oscuro del trago, semejante a la cola de un mono. Otros le achacan la responsabilidad a que el trago se comercializaba artesanalmente en sus buenos tiempos, reutilizando las botellas de un popular anís español, el Anís del Mono, cuya característica era el dibujo de un mono con una larga cola. Pero las versiones más populares relacionan al colemono con don Pedro Montt, quien fuera Presidente de Chile entre 1906 y 1910 (ya nos referimos incidentalmente a Pedro Montt en un posteo anterior de Siglos Curiosos).
Según una versión, en 1901 los partidarios de Pedro Montt habrían ido a consolar la derrota electoral sufrida frente a Germán Riesco, a una heladería cuya especialidad de la casa era justamente un trago de aguardiente con helados de café con leche derretidos. El trago no tenía nombre, pero hubo quienes asociaron a Pedro Montt (a quien, por lo bajo, y comprensiblemente de espaldas al aludido, llamaban el Mono Montt por su cara más bien morena) y el que hubiera salido "a la cola" o "coleado" en las elecciones, con el trago. Empezó así a hablarse de la "cola de Montt", y más aún, con su picardía, de la "cola de mon... o", para aludir a Montt sin referirse directamente a él.
Pero la versión más popular es la siguiente. En la casa de doña Filomena Cortés viuda de Bascuñán, que tenía cuatro hijas casaderas que cantaban, tocaban la guitarra y el arpa, se organizó una fiesta que tenía como invitado de honor nada menos que al ahora sí Presidente don Pedro Montt. En la madrugada empezó a llover, e inquieto, Pedro Montt quiso retirarse, y pidió que le devolvieran un revólver Colt que había entregado para que lo custodiaran. Los invitados trataron de disuadir a Montt de que no se retirara, en parte por la lluvia y en parte para seguir la fiesta, y de manera muy conveniente para los contertulios, nadie recordaba dónde había quedado el dichoso revólver. Y como el vino y los licores se habían terminado, y descubrieron sólo una jarra de café con leche, los parroquianos le echaron aguardiente y azúcar, y siguieron la fiesta. Y como el trago no hubiera nacido, según esta versión, si el revólver del Presidente no se hubiera perdido, se lo llamó en su honor el "Colt de Montt", que después por corrupción idiomática habría pasado a ser el "colemono"...
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jueves, 25 de diciembre de 2008
¿Y dónde nació Jesús...?
Cualquier persona, interrogada sobre el lugar de nacimiento de Jesús de Nazaret, dirá sin dudar que nació en Belén. Quienes más estén enraizados en la tradición, hablarán del "portal de Belén" o del pesebre o establo en que nació Jesús... A pesar de que un portal no es un establo, claro está. Y sin embargo, lo cierto es que ¡no sabemos dónde nació Jesús! Y del análisis de los textos bíblicos, bien podría ser que el lugar más probable no fuera Belén, sino Nazaret...
Vamos por partes. Los dos textos bíblicos que se refieren al nacimiento de Jesús son el Evangelio de Mateo y el Evangelio de Lucas. Por desgracia, ambos relatos no sólo están trufados de elementos sobrenaturales que le restan credibilidad histórica (apariciones de ángeles, visiones, etcétera), sino que además se contradicen mutuamente. El relato de Mateo no menciona el nacimiento de Jesús en Belén, pero no menciona la procedencia de la familia. Mateo pareciera subentender que el lector asume como nativos de Belén a la familia de Jesús, debido a que luego de regresar desde Egipto (en donde habían estado escondidos, esquivando la Matanza de los Inocentes supuestamente ordenada por Herodes), dice que tuvieron miedo de regresar y se instalaron en Nazaret... Lo que significaba cambiar no sólo de ciudad sino también de región, porque Belén estaba en Judea y Nazaret en Galilea (y los judíos de raza despreciaban a los galileos por ser una especie de "judíos nuevos", porque su judaización había sido producto de una conquista militar cerca de un siglo antes, por obra de los Macabeos).
El relato de Lucas, por su parte, señala enfáticamente que la familia de Jesús era de Nazaret, y viajaron a Belén para cumplir con la orden de que cada persona se censara en el lugar de su nacimiento (y José era de Belén, se da a entender). Situación que es un absurdo, por supuesto, como cualquiera que haya afrontado un censo en la actualidad lo sabe. Pareciera que Lucas estaba empeñado en que Jesús naciera a cómo dé lugar en Belén, aunque lo sabía de Nazaret, y por eso tuvo que inventarse la historia del viaje. Por otra parte, en varios pasajes de la Biblia se deja entrever que los galileos consideraban a Jesús como "uno de los suyos", y que se motejaba a Jesús como "galileo" con su cuota de desprecio... (recuérdese el episodio en que Jesús es echado de la sinagoga de Nazaret, y éste replica "nadie es profeta en su tierra"...).
Pero si Jesús efectivamente nació en Nazaret, ¿por qué los evangelistas habrían querrido hacerlo nacer en Belén? La razón puede estar en la empresa de justificar a Jesús como el mesías. Se suponía por la tradición rabínica que el mesías debía ser un vástago de la Casa de David, y como ésta venía de Belén, una señal para el lector de que Jesús era efectivamente el mesías, era hacerlo nacer en Belén, aunque hubiera que mentir o inventarse la historia. Lucas habría escrito entonces su Evangelio con posterioridad, y tomando por buena la información de Mateo, pero no pudiendo olvidar que Jesús era de Nazaret, se inventó entonces el viaje a Belén.
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domingo, 21 de diciembre de 2008
¿Juan XXIII...?
Durante cerca de medio milenio, el nombre "Juan" fue maldito entre los Papas, y ninguno quiso llamarse así. Y eso que Juan era uno de los predilectos de los Papas para darse nombre a sí mismos. Hasta el siglo XIV, la lista oficial de Papas incluye a 22 Juanes. Juan XXII gobernó a la Iglesia Católica entre 1316 y 1334, y por lo tanto ejerció su Papado no desde Roma, sino desde la ciudad de Avignon (el Papado tuvo dicha ciudad por sede entre 1309 y 1377, por razones políticas, fundamentalmente la presión de la entonces poderosa corona francesa).
Todo cambió después de 1378. En esa fecha se produjo un gran cisma, con dos Papas peleándose por la legitimidad, uno desde Roma y el otro desde Avignon (más tarde, desde el Concilio de Pisa de 1409, hubo incluso un tercer pretendiente). El historiador Edward Gibbon, en su voluminosa "Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano", en el apartado reservado a la Edad Media (la caída del Imperio Bizantino o Romano de Oriente), dice sobre el carácter inicuo y violento de este Papa ("antipapa", según la Iglesia Católica), que se le acusó de piratería, asesinato, violación, sodomía e incesto, y que se suprimieron contra él las acusaciones más graves (¿las había peores...?). El caso es que en el Concilio de Constanza se le obligó a renunciar junto con los otros dos pretendientes (1417). Y la reputación del nombre Juan quedó tan manchada, que ningún Papa quiso llamarse así en los próximos 500 años (como la Iglesia Católica lo considera antipapa, cualquier Papa Juan debería darse el número XXIII, y no el XXIV, para mayor bochorno).
Hasta la llegada de Angelo Roncalli, un cardenal cuya carrera diplomática al servicio del Vaticano le había entrenado bien en el arte de los mensajes sibilinos. En 1958, próximo a cumplir los 77 años, fue elegido Papa. Para sorpresa general, tomó el nombre de Juan XXIII. Cuando le preguntaron el por qué había adoptado el nombre de un antipapa como el suyo propio, repuso con notable sabiduría que antes del "antipapa" Juan XXIII del siglo XV, habían existido 22 Papas legítimos de nombre Juan... Además de que el nombre Juan está por todas partes, incluida la Iglesia de San Juan Lateranense (esto es, San Juan de Letrán, una ciudad actualmente en la órbita de la megaciudad de Roma). Y si el Juan XXIII renacentista había sido un bribón de marca mayor, y seguramente uno de los hombres más despreciables que han pasado por el solio pontificio, el Juan XXIII del siglo XX resultó ser tan asombrosamente carismático y abierto al mundo de su tiempo, que fue honrado universalmente después de morir (cáncer, en 1963) con el apodo de "el Papa bueno".
Para hacer más compleja la cuestión de la numeración de los Papas Juan, resulta que posiblemente Juan XXIII sea efectivamente el N° 23, y el "antipapa" Juan XXIII en realidad sea "Juan XXII". En la Edad Media hubo notables confusiones por una inscripción malinterpretada en el Liber Pontificalis (aquel libro oficial en que se registran los Papas). De hecho, formalmente nunca ha habido un Papa Juan XX, por lo que el "antipapa" Juan XXIII vendría siendo en realidad Juan XXII, y así Angelo Roncalli, en el siglo XX, efectivamente habría sido Juan XXIII (sin considerar como antipapa al Juan XXIII del siglo XV...).
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jueves, 18 de diciembre de 2008
La guerra de la tumba de Herodes.
Herodes el Grande, quién vivió entre 73 y 4 a.C., es uno de los personajes históricos de más ingrata memoria en la Historia. Aunque en los últimos años ha sido objeto de rehabilitación histórica (incluso en la década de 1950, Arnold J. Toynbee hablaba más o menos favorablemente de él, en su monumental "Estudio de la Historia"), sigue siendo famoso por el incidente de la Matanza de los Inocentes, que para más inri es muy improbable que haya sido un episodio histórico de verdad. Por eso, resulta cuando menos curioso, aunque esperable dentro de las coordenadas del juego político de toda la vida, que la tumba de Herodes haya dado lugar a una guerrilla cultural entre palestinos e israelíes.
Excavaba el arqueólogo Nehud Netzer en el Herodión, uno de los más importantes palacios de Herodes. El palacio está dividido en dos secciones, una inferior en la planicie y una superior en lo alto de un risco que servía como fortaleza en caso de apuro. Netzer no dejó piedra por voltear para descubrir cualquier indicio de la tumba, que según la descripción del historiador judío Flavio Josefo, debió haber sido magnífica. Finalmente, en el año 2007, encontró la tumba, ni arriba ni abajo: estaba en una ladera, más o menos bien escondida por el paso del tiempo (además que los judíos, que odiaban a Herodes, se habían encargado de maltratar la tumba con posterioridad).
El 8 de Mayo, después de acuciosas excavaciones, Netzer dio a conocer el hallazgo en una conferencia de prensa, y precipitó una tormenta política. Resulta que la región en torno a Herodión es palestina, pero con asentamientos judíos. Shaul Goldstein, líder del asentamiento Gush Etzion, al sur de Jerusalén, dijo entonces que la tumba era "una nueva prueba de la relación entre Gush Etzion, el pueblo judío y Jerusalén", y pidió que fuera designada monumento nacional religioso. La Autoridad Palestina respondió cuestionando abiertamente que se tratara de la tumba de Herodes, y atacó a Netzer por haberse llevado los restos y hallazgos a territorio israelí, fuera de Herodión. Nabil Khatib, director del distrito de Belén de la Autoridad Palestina, sin pelos en la lengua, dijo: "Es un robo de artefactos palestinos".
Lo irónico del caso no radica sólo en el absurdo de basar pretensiones nacionalistas del siglo XXI en un estado de cosas político que se acabó con la Diaspora de los años 70 y 135 d.C., es decir, hace dos milenios atrás. El colmo del absurdo es que Herodes no era judío, ya que su madre era árabe y su padre era idumeo (edomita). Por lo tanto, si consideramos a las razas bíblicas como sobrevivientes en Oriente Medio (consideración que es una fortísima petición de principios)... ¡Resulta que Herodes no sería judío sino palestino, y el hallazgo de Herodión confirmaría las pretensiones palestinas y no las judías! Es más, los judíos odiaban a Herodes como a un extranjero intruso que había sellado un pacto mefistofélico con el Imperio Romano (un títere o Quisling de los romanos, hablando en plata), y de ahí que le crearan la siniestra reputación que devino posteriormente. Que los judíos se encarguen entonces de reivindicar la tumba herodiana, y los palestinos en dudar de ella, estando la tumba en territorio palestino, resulta entonces un absurdo sólo comprensible por la poca cultura que tiene en general la clase política de nuestros tiempos...
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domingo, 14 de diciembre de 2008
Las anacrónicas defensas de París.
Que la mentalidad militar es proclive al conservadurismo, no es un secreto para nadie. Esto es lógico si se considera que en la inmensa mayoría de los ejércitos, los ascensos y promociones son por edad, y por lo tanto, cuando se llega hasta el alto mando, ya se es un viejo mañoso acostumbrado a "los buenos y viejos tiempos". Los franceses tuvieron algo de eso cuando fortificaron media línea fronteriza con la Línea Marginot, pero se negaron obstinadamente a defender las Ardenas, con las consecuencias que son bien conocidas. Pero en fin, eso es otra historia.
En la pasada anterior de los alemanes por París, en 1870 (en la guerra de 1914-18 no llegaron a tomarla), las tropas prusianas se enfrentaron a otro falible infalible sistema de defensa francés. Gobernaba Luis Felipe de Orléans (1830-48), y en aquellos años en que se debilitaba el Imperio Otomano, Francia (al igual que las restantes potencias europeas) barajaban muy seriamente la posibilidad de una guerra para marcar las respectivas esferas de influencia europeas. Por ende, entre 1840 y 1844, Luis Felipe ordenó fortificar París, en prevención de que Prusia o Austria fuera a tentar una invasión armada contra suelo francés. Siguiendo la doctrina clásica del bastión, que para ese entonces tenía unos venerables 200 a 250 años de antigüedad, París fue rodeado con una serie de terraplenes que deberían impedir o al menos retrasar todo lo posible el acceso del enemigo.
Los dichosos terraplenes tuvieron sólo una ocasión de probar cuánto valían. Cuando las tropas prusianas pusieron sitio a París, en 1871, éstos contribuyeron notoriamente a la defensa... Pero por otra parte, dentro de París (en el radio de los terraplenes) no había alimento suficiente para abastecer a toda la ciudad, y pronto ella debió capitular por el hambre, por lo que los bastiones, si bien militarmente cumplieron con su finalidad, terminaron siendo inefectivos. En los siguientes años, en que el París de la Belle Epoque experimentó un crecimiento urbanístico brutal, los famosos terraplenes, inútiles en tiempos de paz, allí se quedaron porfiadamente, impidiendo que ésta creciera, casi como una muralla medieval. Finalmente, para hacerle espacio a la ciudad, no quedó más remedio que echar abajo éstos, cosa que ocurrió ya bien empezado el siglo XX, después de la Primera Guerra Mundial. Era una buena idea, quizás, pero un tanto anacrónica ya en pleno siglo XIX...
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jueves, 11 de diciembre de 2008
El Complejo Industrial Militar.
Parte importante de la política del siglo XXI gira en torno al concepto de Complejo Industrial Militar ("Military-industrial complex", en su original inglés). La idea básica gira en torno a la existencia de una poderosa industria armamentística trabajando en connubio con vastos cuerpos militares, retroalimentándose mutuamente en sus objetivos propios (hacer dinero los industriales, ganar prestigio y poder los militares), todo ello no sólo utilizando el dinero de los contribuyentes, sino además financiando "más cañones con menos mantequilla", como decía Adolfo Hitler, o también por decirlo de otra manera, con menos escuelas, hospitales, centros de rehabilitación y otras instalaciones de utilidad social.
El concepto fue acuñado por Dwight Eisenhower, Presidente de los Estados Unidos entre 1953 y 1961. En su discurso de despedida, antes de entregarle el mando a John Fitzgerald Kennedy (quién, según la peli "JFK", fue por cierto una víctima cuyo asesinato fue ordenado por el Complejo Industrial Militar para impedir que detuviera Vietnam), Eisenhower proclamó que la conjunción "de un inmenso poder militar y una gran industria de armamentos es nueva en la experiencia americana. La total influencia -económica, política, incluso espiritual- se siente en cada ciudad, en cada legislatura, en cada oficina del gobierno federal. (...) Debemos ponernos en guardia contra la adquisición de influencia injustificada, sea deseada o no, por el Complejo Industrial Militar. El potencial por este desastroso ascenso de poder fuera de lugar existe y aún continúa". Y Eisenhower debía saber de qué hablaba, no en balde era General Cinco Estrellas del U.S. Army, y durante la Segunda Guerra Mundial había sido el comandante supremo a cargo de la Operación Overlord, la célebre operación del Desembarco en Normandía, en 1944...
La filosofía del Complejo Industrial Militar es fácil. Los militares se benefician con mejores armas y cuadros cada vez más grandes. Y a la vez, la industria armamentística se beneficia vendiendo armas cada vez más caras y eficaces. Todo esto, aunque la sociedad no necesite otro soldado ni su correspondiente rifle. Un tercer ángulo (muy bien explicado en la peli "Las razones de la guerra", por cierto) del Complejo Industrial Militar, pasa a ser la clase política, en particular los congresistas para quienes la industria de armamentos implica por un lado puestos de trabajo en sus propios distritos electorales, y por el otro implica empleo (en forma de reclutamiento militar) para los desempleados, por lo que pocos congresistas tendrían así el valor de hacerle un alto al crecimiento del Complejo Industrial Militar, y serían proclives a pasar leyes que favorezcan al Complejo.
El problema del Complejo Industrial Militar, además de consumir parte substancial del presupuesto de la Nación, es que llega un minuto en que no se pueden reclutar más soldados ni implementar más el stock de armamentos. ¿Cómo vaciar plazas y quemar armas? Yendo a la guerra, por supuesto. Y el Complejo Industrial Militar, nacido para fortalecer la capacidad de defensa de un país, la transforma así en una potencia imperialista. Y naturalmente que, como mostró gráficamente Michael Moore en "Fahrenheit 9-11", no son los hijos de quienes están dentro del Complejo Industrial Militar quienes van a la guerra, sino los hijos de alguien más...
Por otra parte Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, en su estupendo libro "Los felices 90" comenta que la idea de que las guerras son buenas para la Economía es un mito. Durante la Segunda Guerra Mundial podía ser, considerando que en esos tiempos, una guerra implicaba movilización total, algo que en la economía del siglo XXI ya no ocurre. Y el empujón que se le da a la Economía por la vía de la guerra, se ve neutralizado por el frenazo que provoca la incertidumbre de la guerra misma, lo que se refleja en la baja de precios de los recursos (commodities) en las bolsas mundiales. Comenta al respecto que la Primera Guerra del Golfo (1990-1991), lejos de solucionar la crisis económica de los '80s, probablemente la exacerbó... Y ya sabemos que dicha crisis le costó la reelección de George Bush padre en 1992, además de acuñar un nuevo gran lema político sobre el fracaso de su campaña electoral: "¡Es la Economía, estúpido!"...
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domingo, 7 de diciembre de 2008
Davout contra Bernadotte.
Napoleón Bonaparte tiene fama de ser uno de los más grandes generales de todos los tiempos. Pero su ejército no era ni con mucho un monolito de hombres perfectamente alineados. En más de alguna ocasión, hubo severos problemas entre sus hombres. En Egipto, por ejemplo, dos oficiales apellidados Renier y Destaing disputaron hasta el punto de desafiarse a duelo, y Destaing acabó así expirando en la tierra de los faraones. Los mucho más conocidos Joachim Murat y Michel Ney tampoco se llevaban excesivamente bien, y también llegaron a pensar en batirse a duelo, aunque cambiaron de idea a última hora luego de que los convencieran de que sus rencillas internas sólo servirían para aliviar al enemigo.
Pero uno de los casos más complicados fue el de Louis-Nicolas Davout. Este Mariscal de Francia era uno de los mejores comandantes de las tropas napoleónicas. El problema es que el "Mariscal de Hierro", como era conocido por su estricta disciplina, tenía como reverso una grave falta de trato social, lo que le granjeó numerosas enemistades, en particular la de Joachim Murat y la de Jean-Baptiste Bernadotte (por su parte, Michel Ney le tenía en buena estima, y como Ney era rival de Murat...).
Las cosas se salieron de tiesto durante la Batalla de Auerstädt, que se libró en forma paralela a la Batalla de Jena, el 14 de Octubre de 1806. Mientras Napoleón lidiaba en Jena, tanto Bernadotte como Davout recibieron órdenes de acudir en su auxilio, aunque debido a su posición, por rutas distintas. En el camino, Davout y sus 28.000 hombres se encontraron con los 63.000 hombres del principal cuerpo del ejército prusiano. En tan crítica situación fue cuando Bernadotte decidió traicionar a Davout y lo dejó luchando en solitario. Heroicamente, Davout consiguió una victoria decisiva, hasta tal punto que cuando Napoleón recibió las nuevas de las bajas prusianas, ordenó: "Díganle a su Mariscal que está viendo doble" (un chiste privado, debido a que Davout tenía efectivamente problemas a la vista). Davout, por su parte, quedó tan irritado con Bernadotte que incluso estuvo al borde de desafiarlo a duelo. Sólo la intervención personal de Napoleón, complacido con Davout y muy enfadado con Bernadotte, impidió el duelo.
La suerte posterior de Bernadotte y Davout fue similar en un aspecto y dispar en otro. Davout fue recompensado por Napoleón Bonaparte, quién le convirtió en Duque de Auerstädt, y más tarde en Príncipe de Eckmühl. Bernadotte, por su parte, permaneció en una relativa semioscuridad, hasta que la suerte le sonrió y terminó sus días nada menos que como rey Carlos XIV de Suecia. Tanto los Duques de Auerstädt como los Reyes de Suecia actuales siguen siendo descendientes de ambos personajes, que alguna vez terminaron a punto de irse a duelo, y de permitir que sus disensiones intestinas le asestaran un grave golpe a Napoleón Bonaparte.
Pero uno de los casos más complicados fue el de Louis-Nicolas Davout. Este Mariscal de Francia era uno de los mejores comandantes de las tropas napoleónicas. El problema es que el "Mariscal de Hierro", como era conocido por su estricta disciplina, tenía como reverso una grave falta de trato social, lo que le granjeó numerosas enemistades, en particular la de Joachim Murat y la de Jean-Baptiste Bernadotte (por su parte, Michel Ney le tenía en buena estima, y como Ney era rival de Murat...).
Las cosas se salieron de tiesto durante la Batalla de Auerstädt, que se libró en forma paralela a la Batalla de Jena, el 14 de Octubre de 1806. Mientras Napoleón lidiaba en Jena, tanto Bernadotte como Davout recibieron órdenes de acudir en su auxilio, aunque debido a su posición, por rutas distintas. En el camino, Davout y sus 28.000 hombres se encontraron con los 63.000 hombres del principal cuerpo del ejército prusiano. En tan crítica situación fue cuando Bernadotte decidió traicionar a Davout y lo dejó luchando en solitario. Heroicamente, Davout consiguió una victoria decisiva, hasta tal punto que cuando Napoleón recibió las nuevas de las bajas prusianas, ordenó: "Díganle a su Mariscal que está viendo doble" (un chiste privado, debido a que Davout tenía efectivamente problemas a la vista). Davout, por su parte, quedó tan irritado con Bernadotte que incluso estuvo al borde de desafiarlo a duelo. Sólo la intervención personal de Napoleón, complacido con Davout y muy enfadado con Bernadotte, impidió el duelo.
La suerte posterior de Bernadotte y Davout fue similar en un aspecto y dispar en otro. Davout fue recompensado por Napoleón Bonaparte, quién le convirtió en Duque de Auerstädt, y más tarde en Príncipe de Eckmühl. Bernadotte, por su parte, permaneció en una relativa semioscuridad, hasta que la suerte le sonrió y terminó sus días nada menos que como rey Carlos XIV de Suecia. Tanto los Duques de Auerstädt como los Reyes de Suecia actuales siguen siendo descendientes de ambos personajes, que alguna vez terminaron a punto de irse a duelo, y de permitir que sus disensiones intestinas le asestaran un grave golpe a Napoleón Bonaparte.
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jueves, 4 de diciembre de 2008
García de la Cuesta y los ingleses.
Durante los seis años que van desde 1808 a 1814, los españoles consiguieron resistir con ímpetu la arremetida de una ocupación napoleónica frente a la cual tan poco alemanes e italianos habían conseguido tratando de enervarla. Pero la defensa española contra los franceses se vio gravemente lastrada por la actitud de Gregorio García de la Cuesta, el comandante supremo de las fuerzas españolas, quién durante la parte de la conducción de la campaña que le tocó dirigir, fue más un lastre que un beneficio para sus propios hombres.
Gregorio García de la Cuesta había nacido en 1741, y por lo tanto cumplía 67 años en el año de la invasión napoleónica a España. Entró en guerra apenas durante la Guerra de la Primera Coalición contra Napoleón (1793-1797), pero no tuvo una real oportunidad sino hasta la invasión napoleónica. Libró algunas batallas, y no obtuvo ninguna victoria o derrota que fuera decisiva. El 26 de Marzo de 1809, durante la Batalla de Medellín, sufrió un accidente decisivo, cuando fue herido en pleno combate, y luego pisoteado por su propia caballería. Prosiguió en el mando, eso sí, pero casi como un completo inválido, algo que si es complicado en un oficial al mando de por sí, es peor aún si se trata de un oficial de caballería, que supuestamente debe montar a caballo para liderar las operaciones.
Ni corto ni perezoso, García de la Cuesta decidió entonces hacerse transportar por un coche enorme y pesado, que era tirado por nueve mulas. Huelga decir que la movilidad de su ejército se resintió gravemente con esto. Además, estaba incapacitado para inspeccionar y reconocer por sí mismo el terreno, condición esencial para que un ejército pueda aprovechar las oportunidades del campo de batalla al máximo. Gregorio García de la Cuesta se refugió entonces en un verdadero mundo de fantasía sobre la marcha de la guerra, y tomaba sus decisiones militares basados en sus especulaciones mentales.
García de la Cuesta debió unir fuerzas con el Duque de Wellington, el gran estratega inglés que años después le infligiría la derrota decisiva a Napoleón Bonaparte en la Batalla de Waterloo, y que por esos años prestaba su asistencia con sus tropas a la causa española en la península ibérica. A pesar de que García de la Cuesta veía a Wellington poco menos que como un aprendiz, Wellington trató al militar español con enorme tacto, minimizando hasta cierto punto los roces entre las tropas inglesas y españolas. Aún así, en los preparativos de la Batalla de Talavera, librada entre los días 27 y 28 de Julio de 1809, no fue necesario un intérprete entre Wellington y García de la Cuesta: cualquier sugerencia que hacía el inglés, García de la Cuesta la respondía con un enfático "¡No!". Años después, con delicadeza, Wellington diría de García de la Cuesta que era "tan obstinado como lo sería cualquier caballero al frente de su ejército", y "demasiado viejo y carente de talento para conducir de forma adecuada los confusos y grandes asuntos que comporta una batalla".
El ciertamente macabro espectáculo que daba este viejo porfiado e inválido guiando un ejército de manera tan desastrosa, acabó en 1810, cuando un derrame cerebral obligó al anciano general a retirarse. Falleció un año después, a consecuencias del mencionado derrame.
Gregorio García de la Cuesta había nacido en 1741, y por lo tanto cumplía 67 años en el año de la invasión napoleónica a España. Entró en guerra apenas durante la Guerra de la Primera Coalición contra Napoleón (1793-1797), pero no tuvo una real oportunidad sino hasta la invasión napoleónica. Libró algunas batallas, y no obtuvo ninguna victoria o derrota que fuera decisiva. El 26 de Marzo de 1809, durante la Batalla de Medellín, sufrió un accidente decisivo, cuando fue herido en pleno combate, y luego pisoteado por su propia caballería. Prosiguió en el mando, eso sí, pero casi como un completo inválido, algo que si es complicado en un oficial al mando de por sí, es peor aún si se trata de un oficial de caballería, que supuestamente debe montar a caballo para liderar las operaciones.
Ni corto ni perezoso, García de la Cuesta decidió entonces hacerse transportar por un coche enorme y pesado, que era tirado por nueve mulas. Huelga decir que la movilidad de su ejército se resintió gravemente con esto. Además, estaba incapacitado para inspeccionar y reconocer por sí mismo el terreno, condición esencial para que un ejército pueda aprovechar las oportunidades del campo de batalla al máximo. Gregorio García de la Cuesta se refugió entonces en un verdadero mundo de fantasía sobre la marcha de la guerra, y tomaba sus decisiones militares basados en sus especulaciones mentales.
García de la Cuesta debió unir fuerzas con el Duque de Wellington, el gran estratega inglés que años después le infligiría la derrota decisiva a Napoleón Bonaparte en la Batalla de Waterloo, y que por esos años prestaba su asistencia con sus tropas a la causa española en la península ibérica. A pesar de que García de la Cuesta veía a Wellington poco menos que como un aprendiz, Wellington trató al militar español con enorme tacto, minimizando hasta cierto punto los roces entre las tropas inglesas y españolas. Aún así, en los preparativos de la Batalla de Talavera, librada entre los días 27 y 28 de Julio de 1809, no fue necesario un intérprete entre Wellington y García de la Cuesta: cualquier sugerencia que hacía el inglés, García de la Cuesta la respondía con un enfático "¡No!". Años después, con delicadeza, Wellington diría de García de la Cuesta que era "tan obstinado como lo sería cualquier caballero al frente de su ejército", y "demasiado viejo y carente de talento para conducir de forma adecuada los confusos y grandes asuntos que comporta una batalla".
El ciertamente macabro espectáculo que daba este viejo porfiado e inválido guiando un ejército de manera tan desastrosa, acabó en 1810, cuando un derrame cerebral obligó al anciano general a retirarse. Falleció un año después, a consecuencias del mencionado derrame.
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domingo, 30 de noviembre de 2008
¿Torta de matrimonio, o máquina de escribir...?
El arte italiano es considerado por lo regular como uno de los más icónicos del mundo, en particular por su fase renacentista, pero en todo hato de ganado hay ovejas negras y en todo taller artístico hay adefesios, como el que ahora nos ocupará. En 1885 comenzaron las obras para la edificación del monumento conmemorativo dedicado a Víctor Manuel II de Italia, en la Piazza Venezia de la ciudad de Roma. Víctor Manuel II de Piamonte había sido entronizado rey de su reino, con capital en Turín, en 1849, y promovía los valores liberales que apoyaban los derrotados rebeldes de la Revolución de 1848. Gracias a la gestión de su eficientísimo ministro, el Conde de Cavour, Víctor Manuel II se había transformado en el rey de una Italia unificada, pudiendo trasladar su capital a Florencia en 1865, y finalmente a Roma en 1870, cuando ésta fue conquistada a Pío IX, el último Papa que gobernó los Estados Pontificios.
Víctor Manuel II falleció en 1878, y fue sucedido por su hijo Umberto I. Bajo el reinado de éste, comenzó la edificación del monumento conmemorativo en cuestión. Fue levantado en mármol de Brescia, de un blanco resplandeciente. En el monumento se levantó una estatua ecuestre de bronce dorado, que posee el récord de ser la mayor de su tipo en el siglo XIX, ya que tiene una altura de ¡12 metros! (debe ser también la más pesada, con sus 50 toneladas...). En el monumento está el "altare della patria" ("altar de la patria"), así como la tumba del soldado desconocido, que en el protocolo italiano es de visita obligada para los visitantes de Estado que sean extranjeros. La inaguración, un tanto precipitada, fue hecha en 1911, pero fue bajo el gobierno de Benito Mussolini, en 1927, que por fin se le dio término a las obras en el monumento.
La maledicencia italiana tendría entonces ocasión para ensañarse, siempre entre dientes, con el monumento de marras, detestado además de por ser considerado un símbolo mussoliniano, también por obstruir la vista del Foro Romano. Ver el monumento es encontrarle razón a los epítetos que se le han puesto: la "macchina da scrivere" ("máquina de escribir"), la torta de matrimonio, la "dentiera" (la "dentadura postiza")... ¡No en balde Italia fue el país de origen del célebre Pasquino!
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jueves, 27 de noviembre de 2008
Ser como un topónimo griego...
La Etimología, la disciplina que estudia el origen de las palabras, está repleta de curiosidades. Y así como hay personajes históricos asociados a adjetivos, u otros personajes asociados a palabras comunes, también hay palabras, adjetivos o sustantivos, que derivan de lugares geográficos. Es decir, se asocia una cualidad a los habitantes de una comarca, y después ya no se usa la palabra sólo como topónimo, sino como esa cualidad. Ahí tienen a los pobres gallegos, que de ser los habitantes de Galicia, pasaron a ser sinónimo de mensos o tontos... Y como nuestra cultura tiene fuertes raíces grecorromanas, era imposible que algunos topónimos griegos no pasaran a nuestro lenguaje común. He aquí los que he conseguido rastrear:
-- ALEJANDRINO. Aunque la RAE no registra este sentido, a veces aparece en algunos textos como sinónimo de refinamiento formal (en particular en textos traducidos del inglés). Alejandría fue fundada en 331 aC por Alejandro Magno, y en ella floreció la cultura helenística. Desgraciadamente, reemplazaron en muchos casos la inspiración y la creatividad por la erudición y el formalismo. Ya mencionamos la guerrilla literaria que sostuvieron en su tiempo Calímaco y Apolonio... El verso alejandrino (el de catorce sílabas), por su parte, no tiene nada que ver con Alejandría, sino con el "Romance de Alejandro", del siglo XII, que usa este tipo de estructura compositiva.
-- BEOCIO: "adj. Ignorante, estúpido, tonto" (RAE). Ya hemos comentado en Siglos Curiosos la mala fama que tenían los habitantes de Beocia en la antigua Grecia, y el término persistió hasta el día de hoy, aunque bien podríamos considerarlo un arcaísmo. Ahora, se prefiere llamar "gallego" a lo que antiguamente era un "beocio". En fin, el idioma siempre va cambiando...
-- CARIÁTIDE: "f. Arq. Estatua de mujer con traje talar, que hace oficio de columna o pilastra" (RAE). La relación aquí es un poco oscura, pero existe. Cariátides significa literalmente "doncella de Caria", y por tanto, eran las habitantes de la ciudad de Caria, que a resultas de ser esclavizadas, pasaron a ser representadas como columnas, siendo así figuras humanas que sostenían el peso de los templos y edificios.
-- ESPARTANO: "adj. Austero, sobrio, firme, severo" (RAE). Los espartanos, dicen los historiadores, eran de esa naturaleza.
-- LACÓNICO: "adj. Breve, conciso, compendioso" (RAE). Ser lacónico es ser hombre (o mujer, claro está) de pocas palabras. Laconia era la región griega en que se emplazaba Esparta, por más señas, y eso debería explicarlo todo.
-- LESBIANA: "f. Mujer homosexual" (RAE). Los lesbios o lesbianos eran simplemente los habitantes de la isla de Lesbos. Pero como en dicha isla floreció la poetisa Safo, cuyos escritos claramente homoeróticos dieron paso a la posterior literatura sáfica, y de quien ya hablamos en Siglos Curiosos, el nombre quedó...
-- OLÍMPICO: "adj. Altanero, soberbio". Sentir un desdén olímpico por algo o alguien es mirar desde las alturas como un dios a un insecto. El Monte Olimpo era, en la Mitología Griega por supuesto, el lugar en que se asentaba el trono de los dioses. El nombre de las Olimpíadas o Juegos Olímpicos deriva también porque los antiguos, los griegos, auténticos y originales, se celebraban en la ciudad de Olimpia.
-- SIBARITA: "adj. Dicho de una persona: Que se trata con mucho regalo y refinamiento" (RAE). Los sibaritas eran los habitantes de la ciudad de Síbaris, en la Magna Grecia, conocidos por gustarles la vida buena, regalada y con lujos y placeres. Hedonistas, que los llaman. Síbaris fue arrasada hacia 510 aC por los austeros místicos pitagóricos, hastiados de que los sibaritas la pasaran tan bien, mientras que ellos se negaran a comer habas.
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domingo, 23 de noviembre de 2008
Azafatas.
La palabra "azafata" tiene varias aplicaciones. En Chile es el nombre que reciben las señoritas que atienden a los viajeros en los aviones, las "aeromozas" o "auxiliares de vuelo". En España se llaman azafatas (según llega el mejor de mis conocimientos) a las modelos de programas televisivos que promocionan productos o auxilian a los concursantes, usualmente sin decir muchas palabras a menos que el animador o animadora se dirija a ellas.
Considerando estos usos muy modernos para la palabra, tiene su miga que derive del árabe, así como numerosas otras palabras del idioma castellano, que arribaron al español por el contacto cultural de la Edad Media. La palabra viene del árabe "as-sa-fat", que se refiere a la loza o a la vajilla de una mesa. La azafata era así la persona encargada de poner y retirar los cubiertos y vajilla de la mesa, durante los banquetes, festines y cenas. Andando el tiempo, azafatas pasaron a ser las damas que atendían el tocado de la reina, presentándole los vestidos y alhajas, o recogiéndolos cuando la reina se desvestía. De ahí a las azafatas de los aviones o de los programas de concursos televisivos, la conexión es obvia.
Por último, mencionemos que las azafatas reciben a veces otros nombres. En Colombia se las llama "cabineras", ya que son las únicas que pueden pasar de la carlinga (el espacio de los pasajeros) a la cabina de los pilotos. Otra denominación más curiosa es "cantinera del aire", por extensión con el trabajo de las cantineras, las mujeres que en las guerras del siglo XIX se encargaban de refrescar a los soldados con sus cantimploras, y que seguramente tiene que ver con el trabajo de traer los bebestibles con o sin alcohol para los pasajeros...
Considerando estos usos muy modernos para la palabra, tiene su miga que derive del árabe, así como numerosas otras palabras del idioma castellano, que arribaron al español por el contacto cultural de la Edad Media. La palabra viene del árabe "as-sa-fat", que se refiere a la loza o a la vajilla de una mesa. La azafata era así la persona encargada de poner y retirar los cubiertos y vajilla de la mesa, durante los banquetes, festines y cenas. Andando el tiempo, azafatas pasaron a ser las damas que atendían el tocado de la reina, presentándole los vestidos y alhajas, o recogiéndolos cuando la reina se desvestía. De ahí a las azafatas de los aviones o de los programas de concursos televisivos, la conexión es obvia.
Por último, mencionemos que las azafatas reciben a veces otros nombres. En Colombia se las llama "cabineras", ya que son las únicas que pueden pasar de la carlinga (el espacio de los pasajeros) a la cabina de los pilotos. Otra denominación más curiosa es "cantinera del aire", por extensión con el trabajo de las cantineras, las mujeres que en las guerras del siglo XIX se encargaban de refrescar a los soldados con sus cantimploras, y que seguramente tiene que ver con el trabajo de traer los bebestibles con o sin alcohol para los pasajeros...
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jueves, 20 de noviembre de 2008
El lecho de Procusto.
Es lugar común, por lo menos entre las gentes más cultivadas y eruditas, el referirse al lecho de Procusto como sinónimo de inflexibilidad. De esta manera, cuando alguien pretende que todo lo demás se ajuste a lo que él dice, se afirma que tal persona pretende que los demás se acuesten en el lecho de Procusto. Veamos por qué.
Dentro de la Mitología Griega, uno de los máximos héroes, y el principal de lo que podríamos llamar el "ciclo ateniense" (es decir, de héroes relacionados con la pólis de Atenas, que en esto los antiguos griegos eran bien patriotas) es Teseo. La aventura más conocida de Teseo es, por supuesto, su incursión a Creta para entrar en el Laberinto de Minos y matar al Minotauro. Pero previo a esto, tenemos lo que podríamos llamar de manera un poco hollywoodense como "las aventuras del joven Teseo". Una de las batallas que libró Teseo, fue contra el malvado Procusto.
Procusto era un sádico criminal que convencía a los viajeros de acompañarle a su casa, en donde podrían descansar y reparar fuerzas (y conociendo ciertas costumbres homoeróticas de los griegos, vaya uno a saber qué más). Una vez allí los tendía en un lecho de hierro, en donde los inmovilizaba. Si el viajero era demasiado alto, le agarraba los pies y le cortaba lo que sobrara a hachazo limpio. Si el viajero era demasiado bajo, le descoyuntaba las articulaciones para alargarlo y dar la medida del lecho.
Para su desgracia, uno de estos viajeros resultó ser el joven Teseo, entonces en ruta hacia Atenas. Procusto lo llevó hasta su lecho, pero Teseo le castigó con su propia ley, tomando a Procusto, echándolo en el lecho, y cortándole todo lo que sobrara... Después de lo cual, le dio muerte. La ciudad de Atenas recibió entonces a Teseo como un gran bienhechor, por haberla librado de un hombre con tan pocas virtudes cívicas.
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domingo, 16 de noviembre de 2008
Y los kusitas sí eran negros a fin de cuentas.
En nuestra época de cierta tolerancia multicultural, el racismo abierto es considerado como algo sumamente ofensivo, y por lo tanto, nos cuesta creer cómo hubo épocas tan impregnadas de éste, que manchaban toda su ciencia histórica con afirmaciones a las claras absurdas, pero que sí cuadraban con un esquema mental de "la raza blanca superior versus las razas inferiores". La investigación arqueológica sobre el Reino de Kush fue una gran víctima de ello. Mientras que la Egiptología moderna principió con la campaña de Napoleón Bonaparte a Egipto en 1798-1799, la investigación arqueológica seria sobre los kusitas, sus vecinos del sur, debió esperar hasta mediados del siglo XX, para que alguien mostrara un cierto interés sobre este pueblo.
A comienzos del siglo XIX, cuando la egiptomanía invadió al mundo académico europeo, nadie tenía muy en claro hasta qué segmento del Río Nilo valía la pena explorar en busca de nuevas ruinas. El primer investigador del Reino de Kush, como se llamó el poderoso ente político que surgió al sur del Egipto Faraónico, fue un investigador llamado Giuseppe Ferlini (1800-1870), más motivado por saquear tesoros que por verdadera investigación arqueológica. Los métodos de "exploración" de Ferlini eran tan expeditos como volar las capas superiores de las pirámides en Sudán a punta de dinamita, para descubrir cámaras secretas en su interior. Pero cuando reveló que sus hallazgos venían del Africa Negra y no de Egipto, se quedó enormemente chasqueado: ningún arqueólogo serio creía que los "negros" eran capaces de civilización. Consiguió vender su material, sí, pero al final de un laborioso proceso de negociaciones con muchos entes culturales distintos.
Con todo, ya no se podía ignorar que al sur de Egipto habían importantes hallazgos arqueológicos, y hubo egiptólogos que se dignaron darle una mirada a Kush. Uno de ellos fue Richard Lepsius, quien al investigar a los kusitas, quedó lo suficientemente convencido de que eran una cultura importante como para escribir que sus ruinas "pertenecían a una raza blanca", cuando hoy en día es evidente por los testimonios arqueológicos que los kusitas eran de raza negra. A tanto llegó la fijación por atribuirles antecedentes "blanqueados" a los kusitas, que el arqueólogo George Reisner (1867-1942) afirmó después de dedicar los años de 1916 a 1919 a la investigación de éstos, que el gran rey Piankhi, el Faraón Negro que conquistó Egipto hacia el año 715 a.C., era en realidad un mercenario libio que había cruzado todo Egipto de norte a sur y se había impuesto militarmente a los negros kusitas. En el libro "Cuando Egipto gobernaba el Oriente", publicado en 1942 por los egiptólogos Keith Seele y George Steindorff, Piankhi sufrió otro desdén, cuando se escribió de él y sus sucesores nubios en Egipto: "Mas su dominio no duró por tanto tiempo".
El asunto empezó a cambiar recién en 1960. Irónicamente fue el cataclismo de erigir la Represa de Asuán, lo que obró el milagro. Debido a que enormes tierras iban a quedar inundadas por las aguas de la represa, las investigaciones arqueológicas adquirieron un ritmo frenético. Con esto, surgieron (en forma de estatuillas y similares) múltiples evidencias de que los nubios kusitas sí eran de raza negra, en particular por los rasgos negroides de las facciones de muchas estatuas representando a figuras de la época del dominio nubio sobre Egipto (hacia 730-671 a.C.). La sensibilidad hacia el racismo había cambiado su tanto en el período intermedio, en particular gracias a la lucha por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, y con ello, el fantasma de los kusitas tuvo una nueva oportunidad de pasar a la Historia, ahora sí como corresponde, sin ser distorsionados ni falseados por los egos racistas de los investigadores.
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jueves, 13 de noviembre de 2008
Van Turco el gato del Lago Van.
Todavía en pleno siglo XX, aunque explorada prácticamente toda la Tierra, el mundo de los felinos seguía dando sorpresas. Una de ellas fue el hallazgo del Van Turco. Su historia es la siguiente.
El Lago Van, una cuenca endorreica (es decir, sin salida acuática, lo que le confiere una gran salinidad) a 1600 metros de altitud, y ubicada en una zona altamente inhóspita, es bien conocido por los historiadores de la Antigüedad, debido a que en sus cercanías surgió el poderoso reino de Urartu (el de los hurritas, por más señas), bien custodiado por los contrafuertes montañosos de Armenia. Por ello, en siglos posteriores fue peleado por varios imperios distintos. En la actualidad, el Lago Van está en manos de Turquía.
A orillas del Lago Van surgió una raza de gatos salvajes llamada Van Kesidi. En 1955, la viajera Laura Lushington, conocida también como especialista en gatos, viajó por sus orillas, y en un pueblo descubrió una raza desconocida de gatos. Le obsequiaron dos cachorros, que se llevó prestamente a su país. Después, parece ser que se identificó la raza en estado salvaje, en otras regiones de Turquía, pero el nombre de Van, debido al hallazgo original, quedó. Los gatos descendientes de las dos crías transportadas por Laura Lushington, se transformaron después en la raza Van Turco.
El Van Turco, un gato de manto (pelaje) blanco con apenas un par de manchas en la cabeza, suele ser considerado como cariñoso e inteligente. Pero el rasgo que le aseguró fama inmediata entre los criadores de gato, es que, haciendo honor a sus orígenes a orillas de un lago como el Lago Van, y a diferencia de otros gatos, el Van Turco sabe nadar, y además de eso, disfruta de bañarse en lagos, piscinas, piletas...
ESTE POSTEO ESTÁ DEDICADO A LA MEMORIA DEL GATO JAMES (n. cerca 1-I-2004, f. 9-XI-2008).
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domingo, 9 de noviembre de 2008
Los gatos en el Antiguo Egipto.
En un posteo anterior hemos hablado de Bastet, la diosa gata del Antiguo Egipto. Ahora corresponde hablar de los gatos egipcios en sí mismos. Hay evidencia que parece apuntar a que fue en el Antiguo Egipto, en donde surgió el gato doméstico por primera vez, y éste es descendiente del Felis Lybica, una especie de gato salvaje africano. La razón es casi obvia, bien mirada. Cuando Egipto empezó a crecer, y por lo tanto se dedicó a construir graneros (algo necesario entre tanta pirámide y templo), las ratas se transformaron en un problema. De ahí que los gatos, como cazadores naturales de roedores, se transformaron en aliados útiles, y de ahí, en verdaderos animales semidivinos. Los egipcios creían muy en serio de que en cada gato estaba una parte de Bastet, la diosa gata, y de ahí el extraordinario cuidado que depositaban en éstos.
En el Antiguo Egipto, era peor matar a un gato que a un hombre. Ante lo último, siempre cabía la posibilidad de un indulto, pero si el muerto era un gato, ni el propio faraón tenía poder para ello; y la condena era a muerte. Es más: si un egipcio descubría un gato fuera de las fronteras egipcias, era su deber y obligación llevarlo a tierra egipcia, sano y salvo. En caso de incendio, el primero en ser puesto a salvo era, adivinaron, el gato. Y si moría, las familias adineradas transportaban el cuerpo a Bubastis, la ciudad sede del culto a la diosa gata Bastet, para ser enterrado allá; para estos efectos, en la época tardía egipcia, llegaron a fabricarse ataúdes con forma de gato, en los cuales podía introducirse el cuerpo del felino, convenientemente momificado. Los arqueólogos modernos han rescatado cientos de estos gatos momificados, y varios de estos ataúdes.
Existen dos anécdotas relacionadas con gatos en el antiguo Egipto. Una de ellas se remonta a la época en que Cambises II, rey del Imperio Persa (528-521 a.C.) conquistó Egipto. Frente a la ciudad de Pelusa, puso cientos de gatos amarrados a los escudos de sus soldados. Los egipcios, ante el dilema de defenderse o respetar la vida de los gatos, optaron por rendir la ciudad. O al menos así se cuenta.
La otra se remonta al año 47 a.C., cuando Julio César invadió Egipto. En la ocasión, un soldado romano mató, accidentalmente o con intención, a un gato. Ni siquiera el Faraón Tolomeo XII pudo hacer algo al respecto: la turba se apoderó del legionario y lo linchó simple y llanamente, como a un blasfemo cualquiera.
ESTE POSTEO ESTÁ DEDICADO A LA MEMORIA DE LA GATA EUDORA (n. cerca 1-XI-2007, f. 6-XI-2008).
En el Antiguo Egipto, era peor matar a un gato que a un hombre. Ante lo último, siempre cabía la posibilidad de un indulto, pero si el muerto era un gato, ni el propio faraón tenía poder para ello; y la condena era a muerte. Es más: si un egipcio descubría un gato fuera de las fronteras egipcias, era su deber y obligación llevarlo a tierra egipcia, sano y salvo. En caso de incendio, el primero en ser puesto a salvo era, adivinaron, el gato. Y si moría, las familias adineradas transportaban el cuerpo a Bubastis, la ciudad sede del culto a la diosa gata Bastet, para ser enterrado allá; para estos efectos, en la época tardía egipcia, llegaron a fabricarse ataúdes con forma de gato, en los cuales podía introducirse el cuerpo del felino, convenientemente momificado. Los arqueólogos modernos han rescatado cientos de estos gatos momificados, y varios de estos ataúdes.
Existen dos anécdotas relacionadas con gatos en el antiguo Egipto. Una de ellas se remonta a la época en que Cambises II, rey del Imperio Persa (528-521 a.C.) conquistó Egipto. Frente a la ciudad de Pelusa, puso cientos de gatos amarrados a los escudos de sus soldados. Los egipcios, ante el dilema de defenderse o respetar la vida de los gatos, optaron por rendir la ciudad. O al menos así se cuenta.
La otra se remonta al año 47 a.C., cuando Julio César invadió Egipto. En la ocasión, un soldado romano mató, accidentalmente o con intención, a un gato. Ni siquiera el Faraón Tolomeo XII pudo hacer algo al respecto: la turba se apoderó del legionario y lo linchó simple y llanamente, como a un blasfemo cualquiera.
ESTE POSTEO ESTÁ DEDICADO A LA MEMORIA DE LA GATA EUDORA (n. cerca 1-XI-2007, f. 6-XI-2008).
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jueves, 6 de noviembre de 2008
Pueblos que le dieron nombre a su tierra.
A lo largo de la historia, varios pueblos nómades o seminómades han ido a instalarse en determinadas tierras, identificándose hasta tal punto con ellas, que a tales lugares se los ha conocido históricamente, e incluso hasta el día de hoy, con sus nombres. Así:
-- ESCOCIA. Debe su nombre a los escotos, una tribu que cruzó el Canal de la Mancha y ocupó tales tierras en épocas de los romanos.
-- ALEMANIA, FRANCIA, BORGOÑA: Deben sus nombres a los alamanes, francos y burgundios, tres de las revoltosas tribus germánicas que tomaron por asalto el Imperio Romano en el siglo V. Otro tanto cabe decir de los vándalos, que se asentaron en España durante un breve tiempo antes de saltar al Africa, no sin antes llamar Vandalucía a la que después será la actual Andalucía.
-- HUNGRÍA: También le debe su nombre a una tribu contemporánea a las anteriores, la de los terribles hunos, quienes bajo el reinado de Atila asentaron sus reales en dicho territorio y desde allí azotaron en repetidas oportunidades al Imperio Romano de Occidente. Por cierto, el nombre oficial de Hungría es "Magyar Köztársaság", que a su vez se refiere a otra tribu, la de los magiares, que atacó y se apoderó de dicha región en los siglos IX y X.
-- TURQUÍA Y TURQUESTAN: Los turcos no se llaman así, al menos originalmente, por ser habitantes de Turquía, sino al revés, ya que dicha región fue la que recibió nombre de éstos. La región original y nativa de los turcos es el actual Turquestán, en Asia Central, y desde allí emigraron varias tribus, una de las cuales, la de los otomanos, consiguió apoderarse de Turquía y retenerla bajo su dominio durante cinco siglos (XIV al XIX).
-- MAR TIRRENO: Este mar al oeste de Italia le debe su nombre a los tyrrenoi, nombre con el cual los griegos conocían a los etruscos.
-- IBERIA: Recibe su nombre de los íberos, que le dieron también nombre a la Península Ibérica.
-- PALESTINA: En el mundo de la Biblia se llama "pelisitim" a los filisteos, y se piensa que de ahí deriva el topónimo en cuestión.
-- MÉXICO Y EL CARIBE: En tanto, en el Nuevo Mundo, los mexicas dieron nombre a México. Los caribes, por su parte, dieron nombre al Mar Caribe.
Pero quienes batieron alguna clase de récord fueron los celtas, cuyo nombre romano (galos) se ha perpetuado en toda Europa: Galicia en España, Gales en Inglaterra, Galitzia en Polonia, Galacia en Turquía... Por no hablar de la Galia, el antiguo nombre de Francia. Esos fueron recuerdos de su estancia en tales lugares, o sus correrías de pillaje y rapiña (de Galacia, a su vez, vienen los gálatas a quienes San Pablo, según la Biblia, dirigió una de sus cartas).
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domingo, 2 de noviembre de 2008
Patronímicos.
Nadie pone en duda que los apellidos fueron inventados para crear aristocracias. Porque no era lo mismo ser simplemente Juan o Pedro, que Juan el de Aragón o Pedro el de Sevilla, cuando había mucho dinero o un título nobiliario en juego, a finales de la Edad Media. Y precisamente para remarcar este carácter de unión familiar que tienen los apellidos, nacieron los patronímicos. Un patronímico es precisamente un apellido que significa "hijo de", y existen en los más variados idiomas.
En castellano, el patronímico se forma por la terminación "-ez". Así, "Alvarez" es "hijo de Alvaro", "Ramírez" es "hijo de Ramiro" y "Domínguez" es "hijo de Domingo". En algunos casos el más difícil descubrir el nombre original, porque si bien el patronímico sigue vigente, el nombre ha caído en desuso. Así, "Pérez" es "hijo de Pero" (forma antigua de "Pedro"), "López" es "hijo de Lope" y "Peláez" es "hijo de Pelayo", todos nombres de ilustre alcurnia, pero que hoy por hoy ya no se usan.
En portugués el patronímico se forma de igual manera, pero con "-es" en vez de "-ez". Así, existen los "Alvares", los "Lopes" y los "Peres". Por cierto, muchos marranos (judíos conversos al cristianismo) usaron estos apellidos para disimular su origen, como procedentes de Portugal...
En inglés, el patronímico se forma con la terminación "-son" ("hijo"), o su abreviatura "-s". Así, "Stephens" y "Stephenson" son "hijo de Esteban" ("Stephen"), "Johnson" y "Jackson" son "hijos de Juan" ("John", o su diminutivo "Jack"), "Donaldson" es "hijo de Donald", y así sucesivamente. La terminación es común a otras lenguas germánicas. Por ejemplo, el apellido sueco "Magnussen" significa "hijo de Magnus".
Entre los irlandeses se usa el clásico "of" ("de"), abreviado en "O". Así, "O'Reilly" es "de Reilly" (o sea, "hijo de Reilly") y "O'Higgins" es "de Higgins" ("hijo de Higgins"). Entre los escoceses, el "Mc" sirve al mismo propósito: "McArthur" es "hijo de Arthur", "McPherson" es "hijo de Pherson", etcétera.
En Rusia, el patronímico se forma por la terminación "-vich". Así, "Ivanovich" es "hijo de Iván" (o sea, de Juan), etcétera.
Entre los semitas se usa la raíz "ben" o "ibn". Muchos nombres castellanizados desde el árabe, empiezan con dicha raíz: Abejaldún (Ibn Jaldún), Avicena (Ibn Sina), Averroes (Ibn Rushd). Así, entre los árabes, el rey Salomón viene a ser "Solimán ibn Daud" ("Salomón el hijo de David"). Entre los judíos, que podrán odiar a muerte a los árabes, pero son tan semitas como ellos, se usa la partícula "ben". En ese sentido se llama "Ben-Hur" al protagonista de la novela del mismo nombre, Judá, o sea, su protagonista es "Judá hijo de la Casa de Hur". Y por supuesto que no debe confundirse con "Ben" como nombre diminutivo de "Benjamín"...
En castellano, el patronímico se forma por la terminación "-ez". Así, "Alvarez" es "hijo de Alvaro", "Ramírez" es "hijo de Ramiro" y "Domínguez" es "hijo de Domingo". En algunos casos el más difícil descubrir el nombre original, porque si bien el patronímico sigue vigente, el nombre ha caído en desuso. Así, "Pérez" es "hijo de Pero" (forma antigua de "Pedro"), "López" es "hijo de Lope" y "Peláez" es "hijo de Pelayo", todos nombres de ilustre alcurnia, pero que hoy por hoy ya no se usan.
En portugués el patronímico se forma de igual manera, pero con "-es" en vez de "-ez". Así, existen los "Alvares", los "Lopes" y los "Peres". Por cierto, muchos marranos (judíos conversos al cristianismo) usaron estos apellidos para disimular su origen, como procedentes de Portugal...
En inglés, el patronímico se forma con la terminación "-son" ("hijo"), o su abreviatura "-s". Así, "Stephens" y "Stephenson" son "hijo de Esteban" ("Stephen"), "Johnson" y "Jackson" son "hijos de Juan" ("John", o su diminutivo "Jack"), "Donaldson" es "hijo de Donald", y así sucesivamente. La terminación es común a otras lenguas germánicas. Por ejemplo, el apellido sueco "Magnussen" significa "hijo de Magnus".
Entre los irlandeses se usa el clásico "of" ("de"), abreviado en "O". Así, "O'Reilly" es "de Reilly" (o sea, "hijo de Reilly") y "O'Higgins" es "de Higgins" ("hijo de Higgins"). Entre los escoceses, el "Mc" sirve al mismo propósito: "McArthur" es "hijo de Arthur", "McPherson" es "hijo de Pherson", etcétera.
En Rusia, el patronímico se forma por la terminación "-vich". Así, "Ivanovich" es "hijo de Iván" (o sea, de Juan), etcétera.
Entre los semitas se usa la raíz "ben" o "ibn". Muchos nombres castellanizados desde el árabe, empiezan con dicha raíz: Abejaldún (Ibn Jaldún), Avicena (Ibn Sina), Averroes (Ibn Rushd). Así, entre los árabes, el rey Salomón viene a ser "Solimán ibn Daud" ("Salomón el hijo de David"). Entre los judíos, que podrán odiar a muerte a los árabes, pero son tan semitas como ellos, se usa la partícula "ben". En ese sentido se llama "Ben-Hur" al protagonista de la novela del mismo nombre, Judá, o sea, su protagonista es "Judá hijo de la Casa de Hur". Y por supuesto que no debe confundirse con "Ben" como nombre diminutivo de "Benjamín"...
jueves, 30 de octubre de 2008
Personajes históricos que dieron origen a palabras comunes.
Hace mucho tiempo atrás, hablamos de los personajes históricos cuyos nombres se habían transformado en adjetivos comunes. Muchas palabras comunes de nuestro idioma derivan de personajes históricos determinados, que pasaron de esta peculiar manera a la Historia Universal. Así, por ejemplo:
-- BARRABASADA. Se le llama así a una acción atropellada o traviesa, y el nombre deriva de Barrabás, el personaje bíblico. Por supuesto que no sabemos la gran cosa sobre Barrabás, fuera de lo poco que nos cuentan los Evangelios, pero ese poco bastó para crearle un lugarcito en el idioma común de los castellanos...
-- CESÁREA. Se dice que la madre de Julio César tuvo un parto difícil, y que por eso, hubo que abrirle el vientre para que su ilustre retoño naciera de esta manera. La verdad es que esta leyenda no está probada, y la primera cesárea efectuada en una mujer viva data del siglo XVI. Pero el término pegó, y se usa hasta el día de hoy.
-- GILLETTE. No pocas veces se usa esta palabra como sinónimo de "hoja de afeitar". El señor King Gilette, inventó, en efecto, la primera máquina de afeitar con hojas desechables.
-- GUILLOTINA. Se llama así por Monsieur Guillotin. La leyenda popular dice que él la inventó, pero no es así. Guillotin fue el diputado francés que la propuso en 1791, como una manera más humanitaria (según él) de ejecutar a las personas.
-- MACADÁN. El ingeniero escocés MacAdam, dedicado a la construcción de caminos, desarrolló a comienzos del siglo XIX la idea de pavimentar los caminos de tierra con piedra molida aplanada con rodillos. A esta mezcla se la llamó macadán.
-- PASCALINA. Ya hablamos en Siglos Curiosos sobre Blaise Pascal y su apuesta sobre Dios. Pero también hablamos sobre su primitiva máquina calculadora a la que dio nombre, la pascalina...
-- VICTORIA. La victoria es un tipo especial de carruaje, de cuatro ruedas, abierto y con capota. Se supone que fue utilizado por primera vez por la Reina Victoria de Inglaterra, y de ahí el nombre.
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domingo, 26 de octubre de 2008
La exuberancia irracional de Alan Greenspan.
Una frase común en el mundo económico habla de la "exuberancia irracional", para referirse a la tendencia de los mercados a crear burbujas bursátiles que después revientan de la manera en que revientan, como la Burbuja Punto Com de 2001-2002 o la Crisis Subprime de 2007-2008. Esta frase, la "exuberancia irracional", fue inventada por Alan Greenspan en 1996, en un discurso que dio mientras era el Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Alan Greenspan, habiendo sido Presidente de la Reserva Federal durante casi 20 años (1987-2006), se transformó en una leyenda viviente dentro del mundo económico, para bien o para mal. Greenspan asentó parte de su prestigio ubicándose en una posición inalcanzable, casi oracular, desarrollando lo que se ha llamado en inglés la "fedspeak", traducible como "la jerga de la Reserva". En 1996, el Indice Dow Jones, que mide el valor de las acciones en la Bolsa de Nueva York, se había empinado espectacularmente desde cerca de 5000 a cerca de 6000 puntos en sólo un año, síntoma claro de que el mundo bursátil estaba jugando a la Bolsa a lo loco. Se estaba incubando una burbuja financiera (que de hecho decantó después en la Burbuja Punto Com que reventó en 2002), y a sabiendas como buen economista que es Greenspan de que dichos reventones tienen dramáticas consecuencias, trató de desinflarla poco a poco.
El medio elegido fue hablar abiertamente del tema. En un discurso pronunciado en Diciembre de 1996 ante una organización económica de talante conservador, dio un largo discurso analizando la por entonces reciente crisis en el sector inmobiliario de Japón, y lanzó las siguientes sibilinas palabras: "¿Cómo descubrir cuando la exuberancia irracional ha dilatado el valor de los activos de manera inapropiada?". Se refería a Japón, pero tenía la esperanza de que su estatus como Presidente de la Reserva Federal hiciera ver que en realidad se refería oblicuamente a los propios Estados Unidos. En los siguientes días el mercado bajó, y se atribuyó (quién sabe si con razón o no) dicha baja a que los agentes de Wall Street interpretaron sus palabras como una predicción casi oracular sobre un mercado accionario claramente sobrevalorizado... y que por ende era bueno ir vendiendo. El Indice Dow Jones, por algunos días, estuvo entonces a la baja... Hasta que las palabras se olvidaron y Wall Street se arrojó otra vez a la orgía de seguir especulando con las acciones y alimentando la burbuja (que finalmente fue a reventar con el quiebre de las empresas Punto Com, en 2001-2002).
Probablemente el problema de fondo es el talante quizás excesivamente liberal de Alan Greenspan, no demasiado amigo de intervenir la economía debido a su confianza quizás excesiva en la capacidad de los mercados para regularse solos, y que por eso fue más bien tímido en desacelerar el mercado, sobrevalorando su propia posición como Presidente de la Reserva Federal para influir en la marcha de los mercados sólo con palabras. Por supuesto que en Wall Street, en donde se vive el día a día, las palabras son datos que duran un instante, y después son barridas por nuevos datos que llegan a continuación. ¿Qué quedó entonces del discurso de Alan Greenspan para la posteridad...? Una bonita frase, que describe de manera muy poética lo que en verdad es la negra realidad de las burbujas financieras.
Alan Greenspan, habiendo sido Presidente de la Reserva Federal durante casi 20 años (1987-2006), se transformó en una leyenda viviente dentro del mundo económico, para bien o para mal. Greenspan asentó parte de su prestigio ubicándose en una posición inalcanzable, casi oracular, desarrollando lo que se ha llamado en inglés la "fedspeak", traducible como "la jerga de la Reserva". En 1996, el Indice Dow Jones, que mide el valor de las acciones en la Bolsa de Nueva York, se había empinado espectacularmente desde cerca de 5000 a cerca de 6000 puntos en sólo un año, síntoma claro de que el mundo bursátil estaba jugando a la Bolsa a lo loco. Se estaba incubando una burbuja financiera (que de hecho decantó después en la Burbuja Punto Com que reventó en 2002), y a sabiendas como buen economista que es Greenspan de que dichos reventones tienen dramáticas consecuencias, trató de desinflarla poco a poco.
El medio elegido fue hablar abiertamente del tema. En un discurso pronunciado en Diciembre de 1996 ante una organización económica de talante conservador, dio un largo discurso analizando la por entonces reciente crisis en el sector inmobiliario de Japón, y lanzó las siguientes sibilinas palabras: "¿Cómo descubrir cuando la exuberancia irracional ha dilatado el valor de los activos de manera inapropiada?". Se refería a Japón, pero tenía la esperanza de que su estatus como Presidente de la Reserva Federal hiciera ver que en realidad se refería oblicuamente a los propios Estados Unidos. En los siguientes días el mercado bajó, y se atribuyó (quién sabe si con razón o no) dicha baja a que los agentes de Wall Street interpretaron sus palabras como una predicción casi oracular sobre un mercado accionario claramente sobrevalorizado... y que por ende era bueno ir vendiendo. El Indice Dow Jones, por algunos días, estuvo entonces a la baja... Hasta que las palabras se olvidaron y Wall Street se arrojó otra vez a la orgía de seguir especulando con las acciones y alimentando la burbuja (que finalmente fue a reventar con el quiebre de las empresas Punto Com, en 2001-2002).
Probablemente el problema de fondo es el talante quizás excesivamente liberal de Alan Greenspan, no demasiado amigo de intervenir la economía debido a su confianza quizás excesiva en la capacidad de los mercados para regularse solos, y que por eso fue más bien tímido en desacelerar el mercado, sobrevalorando su propia posición como Presidente de la Reserva Federal para influir en la marcha de los mercados sólo con palabras. Por supuesto que en Wall Street, en donde se vive el día a día, las palabras son datos que duran un instante, y después son barridas por nuevos datos que llegan a continuación. ¿Qué quedó entonces del discurso de Alan Greenspan para la posteridad...? Una bonita frase, que describe de manera muy poética lo que en verdad es la negra realidad de las burbujas financieras.
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jueves, 23 de octubre de 2008
La Burbuja Punto Com.
Uno de los más penosos episodios de la historia económica de finales del XX y comienzos del siglo XXI, se corresponde con el pinchazo brutal de la Burbuja Punto Com. En su tiempo se publicitó abiertamente la creación de una "Nueva Economía", la Economía del Tercer Milenio que iba a dejar obsoletas todas las teorías económicas basadas en la Revolución Industrial. La clave eran las nuevas tecnologías de la computación, y en particular la Internet, la "autopista de la información", que iba a convertir la sociedad industrial en una sociedad de la información, justamente. Al final sucedió, con la irrupción de la blogósfera y con ella de Siglos Curiosos, pero las uvas estaban aún un poco verdes en el paso al 2000. Y quienes apostaron antes de tiempo, se estrellaron.
Como cualquier burbuja financiera, la Burbuja Punto Com es de historial complicado. Pero varios factores incidieron. Por una parte, la caída de la Cortina de Hierro permitió que los capitales pudieran movilizarse como nunca por el mundo. Los inversionistas, alejado el riesgo del holocausto nuclear, miraron también el futuro con mayor confianza. Las economías emergentes (Asia, Latinoamérica) de pronto, al liberalizarse, se transformaron en destinatarios naturales de las inversiones del Primer Mundo, particularmente de Estados Unidos. Y el corazón de todos estos movimientos financieros internacionales era la Nueva Economía, la Internet, que entre otras cosas, modificaba la manera de hacer negocios en el mundo.
Pero claro, la liberalización de los mercados hizo muy ricos a los inversores de Estados Unidos, y mantuvo en la pobreza a muchas otras naciones (incluso creó varios desplomes, como el Tequilazo en 1995, la Crisis Asiática en 1997-98, el Hundimiento con Bife Chorizo de Argentina en el 2000...). En Diciembre de 1999, durante una reunión de la Organización Mundial de Comercio, en Seattle, estallaron disturbios por parte de los grupos antiglobalización, ridiculizados como "globalizados para organizarse por la antiglobalización", sin parar mientes en que no protestaban contra la globalización per se, sino contra ciertos desagradables efectos de la globalización liberal a ultranza. Claro, protestaban porque liberalización a ultranza significaba explotación de los recursos del Tercer Mundo en favor de los inversionistas del Primero, que entretanto tenían más dinero, y lo usaron en especular en las tecnologías de la información. Surgieron así numerosas empresas "punto com", que emitieron acciones a la Bolsa, y los inversionistas, ahora con más dinero para invertir, compraron ávidamente, creyéndose la propaganda de que una Nueva Economía permitiría que (¡por fin!) todo el mundo pudiera ser rico, o tener un aroma a riqueza al menos.
El índice NASDAQ (que agrupa a valores bursátiles relacionados con la tecnología) había subido de 500 puntos en Abril de 1992, a 1.000 puntos en Julio de 1995, a 2.000 puntos en Julio de 1998, y a una cifra récord de 5.132 en Abril de 2000. Para cualquier enterado en cuestiones económicas, era claro que semejantes alzas no podían reflejar un aumento de valor en la Economía real, y que las empresas punto com estaban fuertemente sobrevaloradas. Cuando la gente terminó por darse cuenta y dejó de especular con las empresas punto com, sobrevino el desastre. En el año 2000, America Online y Time Warner se habían fusionado para crear la empresa absoluta de la Nueva Economía (AOL Time Warner), mientras que en los dos años siguientes, tuvo que admitir pérdidas en sus balances de... ¡100.000 MILLONES de dólares! Por supuesto que diez años antes no había ninguna empresa que valiera tantos millones, y menos que pudiera aguantar una pérdida de tamaño semejante sin declararse en bancarrota... Pero AOL Time Warner sobrevivió. La pérdida de capital obligó a las empresas a hacer despidos, y el paro subió del 3,8% al 6,0% en apenas el año 2001. Curiosamente, muchas empresas dot com (cerca de la mitad, según estadísticas) se las apañaron para sobrevivir: eran tan pequeñas, que tenían pocos valores en juego, y por ende sus pérdidas no fueron tan grandes, mientras que los grandes tiburones fueron los que más arriesgaron y murieron. Por supuesto que en ese tiempo ya era Presidente de Estados Unidos el señor George W. Bush, hombre más ávido de dar lecciones que de aprenderlas, y empezó de inmediato a gestarse la siguiente burbuja, la Crisis Subprime 2007-2008...
Como cualquier burbuja financiera, la Burbuja Punto Com es de historial complicado. Pero varios factores incidieron. Por una parte, la caída de la Cortina de Hierro permitió que los capitales pudieran movilizarse como nunca por el mundo. Los inversionistas, alejado el riesgo del holocausto nuclear, miraron también el futuro con mayor confianza. Las economías emergentes (Asia, Latinoamérica) de pronto, al liberalizarse, se transformaron en destinatarios naturales de las inversiones del Primer Mundo, particularmente de Estados Unidos. Y el corazón de todos estos movimientos financieros internacionales era la Nueva Economía, la Internet, que entre otras cosas, modificaba la manera de hacer negocios en el mundo.
Pero claro, la liberalización de los mercados hizo muy ricos a los inversores de Estados Unidos, y mantuvo en la pobreza a muchas otras naciones (incluso creó varios desplomes, como el Tequilazo en 1995, la Crisis Asiática en 1997-98, el Hundimiento con Bife Chorizo de Argentina en el 2000...). En Diciembre de 1999, durante una reunión de la Organización Mundial de Comercio, en Seattle, estallaron disturbios por parte de los grupos antiglobalización, ridiculizados como "globalizados para organizarse por la antiglobalización", sin parar mientes en que no protestaban contra la globalización per se, sino contra ciertos desagradables efectos de la globalización liberal a ultranza. Claro, protestaban porque liberalización a ultranza significaba explotación de los recursos del Tercer Mundo en favor de los inversionistas del Primero, que entretanto tenían más dinero, y lo usaron en especular en las tecnologías de la información. Surgieron así numerosas empresas "punto com", que emitieron acciones a la Bolsa, y los inversionistas, ahora con más dinero para invertir, compraron ávidamente, creyéndose la propaganda de que una Nueva Economía permitiría que (¡por fin!) todo el mundo pudiera ser rico, o tener un aroma a riqueza al menos.
El índice NASDAQ (que agrupa a valores bursátiles relacionados con la tecnología) había subido de 500 puntos en Abril de 1992, a 1.000 puntos en Julio de 1995, a 2.000 puntos en Julio de 1998, y a una cifra récord de 5.132 en Abril de 2000. Para cualquier enterado en cuestiones económicas, era claro que semejantes alzas no podían reflejar un aumento de valor en la Economía real, y que las empresas punto com estaban fuertemente sobrevaloradas. Cuando la gente terminó por darse cuenta y dejó de especular con las empresas punto com, sobrevino el desastre. En el año 2000, America Online y Time Warner se habían fusionado para crear la empresa absoluta de la Nueva Economía (AOL Time Warner), mientras que en los dos años siguientes, tuvo que admitir pérdidas en sus balances de... ¡100.000 MILLONES de dólares! Por supuesto que diez años antes no había ninguna empresa que valiera tantos millones, y menos que pudiera aguantar una pérdida de tamaño semejante sin declararse en bancarrota... Pero AOL Time Warner sobrevivió. La pérdida de capital obligó a las empresas a hacer despidos, y el paro subió del 3,8% al 6,0% en apenas el año 2001. Curiosamente, muchas empresas dot com (cerca de la mitad, según estadísticas) se las apañaron para sobrevivir: eran tan pequeñas, que tenían pocos valores en juego, y por ende sus pérdidas no fueron tan grandes, mientras que los grandes tiburones fueron los que más arriesgaron y murieron. Por supuesto que en ese tiempo ya era Presidente de Estados Unidos el señor George W. Bush, hombre más ávido de dar lecciones que de aprenderlas, y empezó de inmediato a gestarse la siguiente burbuja, la Crisis Subprime 2007-2008...
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domingo, 19 de octubre de 2008
Observaciones chirriantes.
La siguiente recopilación de anécdotas, se la debo al periodista Christopher Hitchens, a quien siempre es agradable de leer aunque sea demasiado radical y catedralicio para dar sus no siempre tan bien fundadas opiniones. Las agrupa bajo un rótulo tomado en préstamo del escritor irlandés Joyce Cary (1888-1957), quién llama "observaciones chirriantes" a aquellas proferidas con perfecta inconsciencia social por parte de personas desaforadamente ricas. Y son interesantes porque revelan una parte de la mentalidad del millonario, a saber, la íntima convicción de creerse moralmente superiores al resto de la Humanidad. He aquí el ramillete.
La anécdota que gatilló el artículo fue del mismísimo 2008, y su protagonista es el candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, John McCain. Se le preguntó en una entrevista sobre cuántas casas poseían él y su esposa Cindy. Su respuesta textual: "Pienso... Haré que mis empleados me informen". Huelga decir que la propaganda demócrata se cebó en dicha respuesta: Charles Schumer (senador demócrata por Nueva York) dijo que sabía de McCain que "usa zapatos de 500 dólares, tiene seis casas y proviene de una de las familias más ricas de este estado". Era la devuelta de mano porque la maquinaria propagandística de George W. Bush, para las elecciones del 2004, se cebó en el candidato demócrata John Kerry y su esposa Teresa Heinz, por poseer cinco casas...
Otros casos de Estados Unidos. Un donante estadounidense que entregó dinero a la Universidad de Oxford se apellidaba Coolidge, y Hitchens dice que cuando le preguntó sobre si estaba emparentado con Calvin Coolidge (Presidente de Estados Unidos entre 1923 y 1929), replicó ofendido: "Bueno, no. Yo creo que él era uno de los Coolidges que trabajaba". Mientras que en el año 2005, haciendo labor social en Nueva Orléans tras la catástrofe del Huracán Katrina, Barbara Bush habría dicho que como muchos refugiados eran menesterosos, la vida en el improvisado refugio en un estadio de Texas "era una maravilla para ellos"...
Pero los comentarios que tienen más sal, son los de la aristocracia británica, campeones indiscutibles en el arte de la displiscencia irónica. La Reina Madre Isabel de Inglaterra, mientras era transportada en un Rolls Royce por las calles de Manchester, habría dicho: "Creo que no tiene sentido alguno ser pobre". El duque de Saint Albans, por su parte, mencionó que un antepasado había perdido 50 millones de libras esterlinas en una especulación, y añadió como coda: "Ese era un montón de dinero en aquella época". Y el Duque de Devonshire, tras ser criticado en el London Times, dijo que él no pensaba recibir el periódico en "ninguna de sus casas"...
Desgraciadamente, ese síndrome también existe en Chile. Y si no, pregúntenle a las pelolais que viven su vida happy desde Plaza Italia hacia el este, en Santiago, y que no viajan al oeste sino para sentirse un poco más cool haciendo labores de voluntariado para la gente pobre...
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jueves, 16 de octubre de 2008
El juego maquiavélico de Lee Atwater.
De que la política ha sido siempre un juego sucio, eso nadie lo pone en duda. Pero muchos están de acuerdo en que Lee Atwater llevó el juego a un nuevo nivel de sordidez, que hasta entonces la política de una nación democrática no había alcanzado. Lo irónico es que en su lecho de muerte, el propio Lee Atwater tuvo tiempo de arrepentirse de sus pasadas acciones, horrorizado del monstruo de Frankenstein que había creado, al desarrollar un nuevo tipo de hacer política. Porque Atwater es considerado como el padre de la maquinaria propagandística del Partido Republicano de los Estados Unidos, y su más destacado discípulo fue nada menos que Karl Rove, el tenebroso hombre tras las dos victorias electorales de George W. Bush.
Lee Atwater nació en 1951, y es considerado como un hombre de Carolina del Sur, en donde se crió, a pesar de haber nacido en Atlanta (Georgia). Asesoró a candidatos republicanos desde finales de los '70s, y trabajó para la administración de Ronald Reagan, y después para la de George Bush (el padre, claro está), a quien ayudó a ganar después de la que es considerada su pieza maestra en el arte maquiavélico. Porque Atwater es, sin lugar a dudas, el arquitecto de la victoria de Bush sobre Michael Dukakis, su contendor del Partido Demócrata, en la elección de 1988.
El estilo de Atwater era simple, y es el que han seguido después Karl Rove para apoyar a George W. Bush, y más recientemente Steve Schmidt (discípulo de Rove, así como éste es discípulo de Atwater) para apoyar a John McCain: crear redes de propaganda con mensajes simples y agresivos, que creen una imagen distorsionada del adversario. En 1988, atacaron a Dukakis esparciendo rumores sobre éste siendo sometido a terapia mental por depresión, y a su esposa por quemar una bandera durante la época de las protestas contra Vietnam. Se montó también un aviso racista en que mostraban al asesino negro Willie Horton cometiendo asalto armado y violación durante una salida de fin de semana, merced a un programa diseñado por Dukakis mismo: el concepto de "puerta giratoria" para los delincuentes, inventado por la maquinaria propagandística republicana, terminó de hundir a Dukakis.
En 1990, durante un evento público, Atwater se desplomó. Le diagnosticaron entonces un muy agresivo tumor cerebral. Se volvió entonces hacia el Catolicismo y de hecho parece haberse convertido. Como acto de contrición, escribió una serie de cartas a todos aquellos quienes sus tácticas habían perjudicado. En la revista Life Magazine, Atwater hizo una declaración pública llamando a modificar el estilo de hacer política basado en la acumulación pura y simple de poder, estilo que por cierto, él mismo había contribuido a desarrollar. Quizás revelador de su temperamento sean las palabras que le escribió a Dukakis: "Mi enfermedad me ha hecho pensar algo sobre la naturaleza de la humanidad, el amor, la hermandad y las relaciones que nunca entendí, y probablemente nunca hubiera entendido". El 29 de Marzo de 1991, habiendo perdido prácticamente toda la movilidad debido al cáncer, falleció finalmente. En las elecciones presidenciales de Noviembre de ese año, ganó el candidato demócrata Bill Clinton.
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domingo, 12 de octubre de 2008
El Gran Triángulo de los esclavos.
Probablemente, una de las hipocresías más grandes en que han incurrido los cristianos en la Historia Universal, es que muchos de ellos se ensuciaron las manos en un comercio que niega por completo la igualdad entre los seres humanos que predicó Cristo, cual es el de los esclavos. En la temprana Edad Media había la excusa de que los esclavos existían desde la Antigua Roma, al menos, pero en los Tiempos Modernos, cuando estaba casi extinguida en Europa, la esclavitud encontró no sólo un nuevo campo fértil por el cual avanzar, sino que se sistematizó hasta extremos antaño quizás inconcebibles.
En efecto, los esclavistas desarrollaron, entre los siglos XVII y XIX, un comercio atlántico perfectamente sistematizado. Las naves zarpaban de Inglaterra llevando mosquetes, ginebra y baratijas para comprar esclavos en Africa, después zarpaban de Africa hacia Estados Unidos llevando los esclavos, y desde Estados Unidos viajaban de regreso a Inglaterra con algodón, azúcar, ron y madera. A esto se lo llamó el Gran Triángulo.
Los esclavos eran transportados en condiciones absolutamente inhumanas. Aún en el puerto, se les marcaba con un hierro al rojo vivo que poseía las iniciales del comerciante que trataba con él; de este modo podía identificársele en caso de que pretendiera escapar. Antes de zarpar, era frecuente que algunos esclavos, desesperados, intentaran suicidarse o huir; en tales casos podían ser fusilados, o bien solían ahogarse. Una vez en viaje, eran hacinados en bodegas bajo la cubierta, sin ventilación, hasta el punto que no podía mantenerse encendido un candil, por la falta de oxígeno. Se estima que entre el 10 y el 20 por ciento de los esclavos transportados en estas condiciones fallecía durante el viaje.
A comienzos del siglo XIX, el Parlamento de Gran Bretaña inició una fuerte campaña para acabar con la esclavitud. En 1806 lo consideró "contrario a los principios de justicia, humanidad y sana política". El principal promotor de la abolición fue William Wilberforce, un político y filántropo británico, quien debió lidiar con los intereses comprometidos de los esclavistas, pero que finalmente se salió con la suya cuando se proclamó la abolición en 1833. Aún así, ésta no fue automática. Así, los propietarios de esclavos en las Indias Occidentales, por ejemplo, debieron ser indemnizados con 20 millones de libras esterlinas, para que accedieran a liberar a sus esclavos. En Estados Unidos, fue después de la Guerra de Secesión (1861-1865) que desapareció la esclavitud, y sólo entonces pudo asestársele el golpe de gracia a este comercio.
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jueves, 9 de octubre de 2008
Calímaco contra Apolonio.
Siendo la Literatura un Arte, y el Arte una cuestión de apreciaciones en buena medida, es natural que hayan ciertas polémicas literarias sobre cómo debe ser la Literatura, que están condenadas a no ser resueltas jamás. Bien conocidas en lengua castellana son las guerras entre Luis de Góngora y Francisco de Quevedo, o entre Vicente Huidobro y Pablo Neruda, que si bien tuvieron su buena proporción de egotismo y vanidad, eran también concepciones diferentes sobre cómo debe hacerse la buena Literatura. Una de las polémicas más antiguas de esta naturaleza, tal y como la conocemos, es la que enfrentó a Calímaco con Apolonio de Rodas, en la Alejandría de los Tolomeos.
En el siglo III a.C., gracias a la riqueza del Egipto de los Tolomeos, Alejandría se convirtió en el centro de la cultura griega, desplazando a la ya vetusta Atenas. Es natural que los más selectos e importantes escritores fueran a dicha ciudad a hacer su arte. Mientras que la cultura ateniense había tenido un sesgo más popular y creativo, la cultura alejandrina respondía a una sociedad más rica, sí, pero también más aristocrática y orientalizante. La cuestión que enfrentaba a los escritores era entonces, ¿cómo plasmar esta nueva sociedad griega, en un nuevo estilo de arte?
Para Calímaco (hacia 310-240 a.C.), la cuestión estaba clara. La antigua cultura se había nutrido fundamentalmente de la épica homérica, pero esa cultura estaba muerta. La épica homérica era indudablemente grandiosa, claro está, pero ya no podía cultivarse en la enrarecida atmósfera cultural alejandrina. Por ende, se dedicó a la escritura de epigramas e himnos de extensión relativamente breve (las piezas más largas tendrán apenas unos centenares de versos). Su esfuerzo máximo no estaba en recrear largas historias épicas, sino en tomar episodios mitológicos para explotar la atmósfera erótica, épica o terrorífica que de ellos pudiera emerger.
El oponente de Calímaco era Apolonio de Rodas, quién sí pensaba que la épica aún estaba de moda. Para ello escribió su propio poema épico, la "Argonáutica". Para su desgracia, su obra no tenía la vida ni pasión de Homero, su modelo, y pierde el hilo mientras despliega toda su portentosa erudición, volcándola sobre el poema hasta convertirlo en pesado y pedantesco. No muy apreciado hoy en día, su pedantería simpatizó mucho entre algunos romanos (lo imitaron no sólo Varrón de Atax y Valerio Flaco, dos poetas romanos de segunda fila, sino que el propio Virgilio lo homenajeó en el Canto IV de la "Eneida"), y después entre los renacentistas, tan entregados ellos al cultivo de la erudición grecorromana (Pierre de Ronsard le imitó en el siglo XVI con un poema llamado "La Franciada").
¿Por qué Calímaco y Apolonio eran rivales tan enconados? Las diferencias de percepción sobre la Literatura y su estado actual (el de esa época, claro) son una razón fundamental, pero probablemente haya otras. Apolonio fue discípulo de Calímaco, y quizás el vasto trabajo de Apolonio (7000 versos, más o menos la mitad de "La Ilíada") despertó los celos del maestro. Calímaco, por otra parte, sabemos que era hombre de temperamento difícil, como lo revela su propia obra literaria, en la que es posible encontrar a un hombre muchas veces rencoroso y amargo. A su manera, por otra parte, Calímaco tenía razón en considerar que el espíritu épico no se avenía bien con la adocenada vida de la corte de los poltrones eruditos y aristócratas de Alejandría. Como no tenemos demasiada información sobre la vida de ambos, y los datos al respecto son contradictorios, tenemos que conformarnos con lo poco que se sabe al respecto, y especular.
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domingo, 5 de octubre de 2008
La novela que remeció la industria de la carne.
Upton Sinclair (1878-1968) no era novelista que se anduviera con chicas. Su prosa tiene un hondo contenido social, y es uno de los grandes estandartes del Socialismo en los Estados Unidos del siglo XX. Incluso, aunque la Literatura de denuncia social tiende a envejecer rápidamente conforme las propias condiciones sociales cambian, fue adaptado más o menos libremente, en fecha reciente, en la peli "Petróleo sangriento". Pero no fue su única novela: en su larga vida, Sinclair fue enormemente prolífico, y dejó cerca de noventa volúmenes (prácticamente uno por año de vida) al fallecer.
Ciertas novelas pasan a la Historia por ser catalizadoras de situaciones sociales críticas, como por ejemplo lo fue "La cabaña del Tío Tom" sobre la esclavitud de los negros en el Sur de Estados Unidos. Sinclair, en "La Jungla", publicada en 1906, hizo lo propio con los mataderos de Chicago. En su novela, Sinclair se dedica a contar todo lo que pasa con la carne, desde que la ternera está viva en el matadero, hasta que llega a la mesa del consumidor estadounidense. Los lectores estadounidenses reaccionaron con repulsión, no sólo por la descripción del trabajo de las mujeres y de los niños en los mataderos de la ciudad, sino también al darse cuenta de que al comer carne de ternera, muchas veces también comían la carne de los operarios que se caían vivos a las trituradoras, y por los cuales, por cierto, nadie se preocupaba en demasía.
El escándalo llegó a tales proporciones, que la propia industria carnicera decidió pedir ayuda al Gobierno, para que ellos los inspeccionaran, y así reestablecer la confianza del público. El entonces Presidente Theodore Roosevelt entró entonces a legislar con fuerza en el tema. Los empresarios cambiaron entonces de idea, probablemente porque pensaban que el asunto se iba a limitar a un espaldarazo del Gobierno y no se esperaban una oleada reguladora encima, que le pudiera cortar las ganancias (por cierto, ¿cuántos de ellos habrán sido vegetarianos...?). Se envió también un ejército de inspectores a los mataderos, que confirmaron casi todas las denuncias de Sinclair. Finalmente, barajando los costos de un programa permanente de inspección, el Gobierno rebajó sus pretensiones, y si bien salió una legislación que regulara con mayor firmeza a los mataderos, ésta fue más liviana que la inicialmente presentada. Sinclair comentó sarcásticamente al respecto: "Yo apunté hacia el corazón del público, y por accidente le di al estómago"...
Ciertas novelas pasan a la Historia por ser catalizadoras de situaciones sociales críticas, como por ejemplo lo fue "La cabaña del Tío Tom" sobre la esclavitud de los negros en el Sur de Estados Unidos. Sinclair, en "La Jungla", publicada en 1906, hizo lo propio con los mataderos de Chicago. En su novela, Sinclair se dedica a contar todo lo que pasa con la carne, desde que la ternera está viva en el matadero, hasta que llega a la mesa del consumidor estadounidense. Los lectores estadounidenses reaccionaron con repulsión, no sólo por la descripción del trabajo de las mujeres y de los niños en los mataderos de la ciudad, sino también al darse cuenta de que al comer carne de ternera, muchas veces también comían la carne de los operarios que se caían vivos a las trituradoras, y por los cuales, por cierto, nadie se preocupaba en demasía.
El escándalo llegó a tales proporciones, que la propia industria carnicera decidió pedir ayuda al Gobierno, para que ellos los inspeccionaran, y así reestablecer la confianza del público. El entonces Presidente Theodore Roosevelt entró entonces a legislar con fuerza en el tema. Los empresarios cambiaron entonces de idea, probablemente porque pensaban que el asunto se iba a limitar a un espaldarazo del Gobierno y no se esperaban una oleada reguladora encima, que le pudiera cortar las ganancias (por cierto, ¿cuántos de ellos habrán sido vegetarianos...?). Se envió también un ejército de inspectores a los mataderos, que confirmaron casi todas las denuncias de Sinclair. Finalmente, barajando los costos de un programa permanente de inspección, el Gobierno rebajó sus pretensiones, y si bien salió una legislación que regulara con mayor firmeza a los mataderos, ésta fue más liviana que la inicialmente presentada. Sinclair comentó sarcásticamente al respecto: "Yo apunté hacia el corazón del público, y por accidente le di al estómago"...
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jueves, 2 de octubre de 2008
El Conde de Montecristo anticipa el Technothriller.
Tom Clancy, escribiendo sus historias sobre Jack Ryan, el analista estrella de la CIA (y presentado en las pelis "La caza del Octubre Rojo", "Juego de patriotas", "Peligro inminente" y "La suma de todos los miedos"), le dio fama y favor popular al Technothriller, género literario que mezcla espionaje y suspenso con lo más avanzado de la hi-tech de la época. La idea de utilizar la alta tecnología no es algo desusado, porque el 98% de la Ciencia Ficción se basa en esa premisa, pero hacerlo en obras más "realistas" es algo un poco más resistido, probablemente por la escasa formación científica de la mayor parte de los hombres de letras. Hacía estas reflexiones leyendo el estupendo artículo del blog Cabovolo sobre el telégrafo óptico, y recordé (Cabovolo lo menciona) un episodio de "El Conde de Montecristo" en que la alta tecnología de la época le proporciona un giro vital a la trama.
Hagamos un poco de memoria. "El Conde de Montecristo" es un folletín de aproximadamente mil páginas, escrito por Alejandro Dumas Padre, publicado entre 1844 y 1846, y adaptado innumerables veces para el cine (con muy drásticos recortes, habida cuenta de la incontinente cantidad de capítulos de la novela original). En él se describe la historia de Edmundo Dantés, un ingenuo marino que es emboscado por un grupo de enemigos y encerrado en la prisión de If. Un poco la casualidad y un poco el valor, le ganan la libertad, y regresa convertido en el Conde de Montecristo, para vengarse de sus enemigos.
Uno de los enemigos de Montecristo es Danglars, que deseaba sacar a Dantés del camino para quedarse con su puesto de capitán de barco. Con el tiempo, Danglars se convierte en un reputado banquero (descrito en la novela con tonos chirriantes, como un millonario sin gusto ni cultura, como corresponde a un "new rich"), con fama de tener casi un toque mágico para los negocios y la especulación bursátil. Montecristo descubre entonces que Danglars juega con información privilegiada, la que obtiene por vía del telégrafo óptico. He aquí entonces el elemento hi-tech de la trama, porque en la época (el telégrafo eléctrico no fue desarrollado sino hasta 1847, un año después de terminada la publicación del folletín) era la tecnología más avanzada en materia de comunicaciones.
Apenas Montecristo se entera de la jugarreta de Danglars, viaja a la estación de uno de esos telégrafos, que conecta Francia con España, y luego de una envolvente conversación, convence a un operador del telégrafo óptico para dejarse sobornar, y entregar como mensaje, el que una sublevación carlista se ha apoderado de Barcelona. Todos los que confiaron en la información de Danglars vendieron sus fondos españoles, pero al día siguiente sale en la prensa que la fuga de Don Carlos carece de todo fundamento, y que "una señal telegráfica, mal interpretada a causa de la niebla, ha dado lugar a este error" (recordemos que el telégrafo óptico no envía señales eléctricas, sino que depende de que su operario vea la señal de otro telégrafo instalado más lejos en la cadena de mensajes). Y los dichosos fondos españoles suben al doble de su valor, para irritación de Danglars y la gente dateada por él. A la larga, al perder su acceso a la información privilegiada, Danglars acabará virtualmente en la bancarrota. Así, ya en 1844-46, cuando apenas se vislumbraban los efectos de la Revolución Industrial y las telecomunicaciones estaban aún en embrión, la fértil imaginación de Alejandro Dumas le permitió jugar con el tema de la manipulación a través de la alta tecnología...
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domingo, 28 de septiembre de 2008
Hernán del Solar y la Editorial Rapa Nui.
Como advertencia preliminar, a pesar de llevar "Rapa Nui" en su título, este posteo no tiene nada que ver con Isla de Pascua. En vez de eso, hablaré sobre Hernán del Solar, probablemente uno de los escritores más clásicos de Chile, el grueso de cuya obra literaria es infravalorado por pertenecer a ese género literario tan denostado por los críticos, que es el cuento infantil (como si Renault o Andersen no valieran de nada).
Del Solar nació con el siglo, el 19 de Septiembre de 1901 (el 19-11 no era todavía el Día de las Glorias del Ejército, que se instauró algo más de una década después). Sus primeros andares literarios, los desarrolló en el campo de la Poesía, publicando un libro llamado "Senderos". Pero también publicó prosa, y se dedicó a la crítica literaria. Fue el primer autor que tradujo al español la densa obra de Thomas Mann, así como la de Nikos Kazantzakis (autor de la novela en que se basó la peli "La última tentación de Cristo", por más señas). Y ayudó a difundir autores que en ese entonces eran lo último en materia de Literatura europea: Stefan Zweig, Aldous Huxley, André Maurois...
En 1946 tuvo la idea de fundar una editorial que se dedicara a la Literatura Infantil. Lo que se concretó cuando fundó la Editorial Rapa Nui (sin relación con la Isla de Pascua, como decíamos, salvo por el nombre). Hernán del Solar comprometió a una buena cantidad de escritores para que escribieran relatos cortos para niños, y como política editorial decidió publicar dos tomos al mes. La decisión fue casi ruinosa, porque prácticamente ningún escritor le cumplió (entre los pocos que sí cumplieron estuvieron Mariano Latorre y su "El choroy de oro", y Luis Durand y su "Guauguau y sus amigos"). De manera que Hernán del Solar debió empezar a escribir él mismo los libros que iba a editar, camuflándose con una tonelada de seudónimos distintos (Peter Kim, Gastón Colina, Oliverio Baker, Abelardo Troy, Ricardo Chevalier, Clovis Kerr, Bat Palmer...). En la colección fueron publicados varios clásicos infantiles chilenos como "Mac el microbio desconocido" y "La porota", además de (con el seudónimo de Ricardo Chevalier), la historia de una dupla al estilo de Sherlock Holmes y Watson, pero en versión perruna, que resuelven crímenes y misterios en la ciudad de Animalandia, cuales son los detectives Nap y Moisés, saga que tuvo varias entregas. La colección hubo finalmente de cerrar en 1951, después de 61 tomos publicados, por problemas económicos, pero su legado continuaría por generaciones.
Y como curiosidad final sobre esta colección. Nadie suponía que el tomo N° 27 de la colección, iba a desarrollar la que es probablemente la más exitosa franquicia literaria chilena, con once secuelas y una más inédita y sin terminar (por la muerte de la autora), además de una adaptación del personaje para el cine en una película animada. Me refiero, claro está, a "Papelucho" de Marcela Paz...
Del Solar nació con el siglo, el 19 de Septiembre de 1901 (el 19-11 no era todavía el Día de las Glorias del Ejército, que se instauró algo más de una década después). Sus primeros andares literarios, los desarrolló en el campo de la Poesía, publicando un libro llamado "Senderos". Pero también publicó prosa, y se dedicó a la crítica literaria. Fue el primer autor que tradujo al español la densa obra de Thomas Mann, así como la de Nikos Kazantzakis (autor de la novela en que se basó la peli "La última tentación de Cristo", por más señas). Y ayudó a difundir autores que en ese entonces eran lo último en materia de Literatura europea: Stefan Zweig, Aldous Huxley, André Maurois...
En 1946 tuvo la idea de fundar una editorial que se dedicara a la Literatura Infantil. Lo que se concretó cuando fundó la Editorial Rapa Nui (sin relación con la Isla de Pascua, como decíamos, salvo por el nombre). Hernán del Solar comprometió a una buena cantidad de escritores para que escribieran relatos cortos para niños, y como política editorial decidió publicar dos tomos al mes. La decisión fue casi ruinosa, porque prácticamente ningún escritor le cumplió (entre los pocos que sí cumplieron estuvieron Mariano Latorre y su "El choroy de oro", y Luis Durand y su "Guauguau y sus amigos"). De manera que Hernán del Solar debió empezar a escribir él mismo los libros que iba a editar, camuflándose con una tonelada de seudónimos distintos (Peter Kim, Gastón Colina, Oliverio Baker, Abelardo Troy, Ricardo Chevalier, Clovis Kerr, Bat Palmer...). En la colección fueron publicados varios clásicos infantiles chilenos como "Mac el microbio desconocido" y "La porota", además de (con el seudónimo de Ricardo Chevalier), la historia de una dupla al estilo de Sherlock Holmes y Watson, pero en versión perruna, que resuelven crímenes y misterios en la ciudad de Animalandia, cuales son los detectives Nap y Moisés, saga que tuvo varias entregas. La colección hubo finalmente de cerrar en 1951, después de 61 tomos publicados, por problemas económicos, pero su legado continuaría por generaciones.
Y como curiosidad final sobre esta colección. Nadie suponía que el tomo N° 27 de la colección, iba a desarrollar la que es probablemente la más exitosa franquicia literaria chilena, con once secuelas y una más inédita y sin terminar (por la muerte de la autora), además de una adaptación del personaje para el cine en una película animada. Me refiero, claro está, a "Papelucho" de Marcela Paz...
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