Cuando Herbert George Wells publicó su novela "La máquina del tiempo", en el año 1895, revolucionó la literatura existente sobre viajes en el tiempo. En las letras anteriores habían viajeros en el tiempo, como por ejemplo "Un yanki de Connecticut en la corte del Rey Arturo" de Mark Twain, o las leyendas de Rip Van Winkle, o la de los Siete Durmientes (estas dos últimas, basadas en la idea del durmiente que despierta muchos años después). La diferencia estriba en que el viaje en el tiempo, en la obra de Wells, ya no es obra de la magia o lo inexplicable, sino de la más moderna tecnología científica, o lo que más o menos podía concebirse por tal, con el conocimiento disponible por la erudición de aquel tiempo.
Son varios los hitos que Wells quiebra con su novela fundacional. En primer lugar, su viajero en el tiempo no se dirige al pasado, al Antiguo Egipto o a la Edad Media, sino hacia el futuro, un futuro tan lejano que va más allá del año 803.000 después de Cristo.
En segundo lugar, Wells describe acertadamente al tiempo como la "cuarta dimensión", y señala la posibilidad de moverse a través de éste. Y eso, ¡diez años antes de que Albert Einstein planteara lo mismo en términos científicos, en su Teoría de la Relatividad!
En tercer lugar, Wells describe una sociedad futurista abiertamente distópica, a contracorriente del optimismo utópico de su tiempo. En la obra de Wells, los eloi, descendientes de la aristocracia, son estúpidos, aburguesados y oprimidos, y le sirven como ganado humano a los morlocks, descendientes de los obreros industriales a quienes el maquinismo ha degradado al canibalismo y la infrahumanidad.
La novela ha sido objeto de dos adaptaciones cinematográficas, una en 1960, y otra en 2003, siendo más afortunada la primera que la segunda. La de 1960 fue posteada en Cine 9009, como "La máquina del tiempo" (también es conocida como "El tiempo en sus manos", aunque el título original es "The time machine"). Como dato de trivia, la segunda fue dirigida por Simon Wells, biznieto de H.G. Wells.
Son varios los hitos que Wells quiebra con su novela fundacional. En primer lugar, su viajero en el tiempo no se dirige al pasado, al Antiguo Egipto o a la Edad Media, sino hacia el futuro, un futuro tan lejano que va más allá del año 803.000 después de Cristo.
En segundo lugar, Wells describe acertadamente al tiempo como la "cuarta dimensión", y señala la posibilidad de moverse a través de éste. Y eso, ¡diez años antes de que Albert Einstein planteara lo mismo en términos científicos, en su Teoría de la Relatividad!
En tercer lugar, Wells describe una sociedad futurista abiertamente distópica, a contracorriente del optimismo utópico de su tiempo. En la obra de Wells, los eloi, descendientes de la aristocracia, son estúpidos, aburguesados y oprimidos, y le sirven como ganado humano a los morlocks, descendientes de los obreros industriales a quienes el maquinismo ha degradado al canibalismo y la infrahumanidad.
La novela ha sido objeto de dos adaptaciones cinematográficas, una en 1960, y otra en 2003, siendo más afortunada la primera que la segunda. La de 1960 fue posteada en Cine 9009, como "La máquina del tiempo" (también es conocida como "El tiempo en sus manos", aunque el título original es "The time machine"). Como dato de trivia, la segunda fue dirigida por Simon Wells, biznieto de H.G. Wells.
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