El año 977 d.C., después de un período de tensiones entre Bulgaria y el Imperio Bizantino que duró más o menos un siglo completo, estalló finalmente la guerra. Esta duró treinta años, y agotó casi por completo las fuerzas de ambos contendientes. Para obtener una victoria que parecía cada vez más lejana, el gobernante bizantino Basilio II recurrió a una bárbara estratagema.
Había capturado un ejército de 15.000 hombres aproximadamente. Anunció entonces a Samuel, el Zar de Bulgaria, que le devolvería a sus hombres, como una muestra de buena voluntad. Acto seguido, ordenó que la totalidad de los prisioneros fueran cegados, con la excepción de 150 de ellos, con los cuales fue un tanto más misericordioso, ya que ordenó sólo arrancarles un solo ojo. A continuación, envió a los búlgaros de regreso a Pest, su capital, de modo tal que cada tuerto tenía por misión guiar a un pelotón de un centenar de ciegos cada uno.
Se dice que el shock de contemplar a su ejército en tan lamentables condiciones fue tanto para Samuel, que sufrió un infarto ahí mismo, y falleció dos días después. La guerra continuó uno o dos años más, pero los búlgaros fueron derrotados en toda regla. Desde entonces, Basilio II fue conocido con el apelativo de "Bulgaróctonos", esto es, el "Matador de Búlgaros".
Dicho sea de paso, la victoria de Basilio fue pírrica, ya que si bien anexó la totalidad de Bulgaria a sus dominios, lo hizo a costa de la feudalización de sus propios territorios, por lo que legó un imperio descompuesto políticamente a sus sucesores.
También digamos que cegar a los enemigos políticos era una costumbre común entre los bizantinos, tan común o más que amputarse las manos en duelos con sable láser en Star Wars, y los bizantinos eran uno de los pueblos más civilizados de la Tierra en su minuto, aunque como puede apreciarse, no habían dejado atrás ciertas costumbres cavernarias...
Se dice que el shock de contemplar a su ejército en tan lamentables condiciones fue tanto para Samuel, que sufrió un infarto ahí mismo, y falleció dos días después. La guerra continuó uno o dos años más, pero los búlgaros fueron derrotados en toda regla. Desde entonces, Basilio II fue conocido con el apelativo de "Bulgaróctonos", esto es, el "Matador de Búlgaros".
Dicho sea de paso, la victoria de Basilio fue pírrica, ya que si bien anexó la totalidad de Bulgaria a sus dominios, lo hizo a costa de la feudalización de sus propios territorios, por lo que legó un imperio descompuesto políticamente a sus sucesores.
También digamos que cegar a los enemigos políticos era una costumbre común entre los bizantinos, tan común o más que amputarse las manos en duelos con sable láser en Star Wars, y los bizantinos eran uno de los pueblos más civilizados de la Tierra en su minuto, aunque como puede apreciarse, no habían dejado atrás ciertas costumbres cavernarias...
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