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domingo, 6 de marzo de 2011

Alrededor de la gallinita ciega.


El juego de la gallinita ciega es de larga y antigua data. En el siglo XVI hay referencias de Lope de Vega, de Alonso de Ledesma, de Rodrigo Caro, y bastante más lejos en el espacio, en una pintura de Pieter Brueghel el Viejo, concretamente en "Juegos infantiles". En casi todos los países recibe nombres similares: "gallina ciega", "gallinita ciega", "gallo ciego". En Francia es "la poule aveugle" y en Inglaterra, "the game of blindman's buff". El juego consiste en vendar los ojos de la "gallinita ciega", para que busque así a tientas a otros jugadores que corren escapándose: si atrapa a uno y adivina su nombre, se libera, y el atrapado pasa a ser la nueva "gallinita ciega". Todo esto, en medio de rimas y canciones lanzadas por los participantes. Hoy en día es un juego de niños, o por lo menos solía serlo hasta fechas recientes, anteriores a la televisión y la consola de videojuegos. Pero como de costumbre, el juego tiene algunas ramificaciones en el mundo de los adultos.

En el libro "Repertorio folklórico de Chiloé" de Galvarino Ampuero (citado por Oreste Plath) se consigna que el juego se jugaba en las eras de trillar el grano, y los jugadores quedaban enormemente magullados, ya que era un pretexto para desatar un poco de, podríamos decir, "violencia socialmente organizada". Se formaban dos bandos, de hombres y mujeres. Si la gallinita ciega era hombre, las mujeres aprovechaban de arrear con él y castigarle a palmetazo limpio en las posaderas (!). Si la gallinita ciega pasaba a ser mujer, ocurría otro tanto, pero de parte de los hombres (!!!). La pobre víctima no sólo estaba expuesta a los palmetazos, sino que además, corriendo, podía acabar estrellada contra las paredes de la era, con la consiguiente felicidad del resto para con la desgracia ajena.

Pero el juego puede tomar incluso una proyección más siniestra. Siguiendo a Rafael Karsten, la investigadora peruana Emilia Romero menciona una tradición similar entre los pueblos autóctonos, quién sabe si original, o importada y adaptada. Los indios de la jungla peruana y ecuatoriana, concretamente los del Napo y Canelos, lo hacen como un rito ceremonial durante los funerales. Así, la "gallinita ciega" simboliza en realidad al difunto, que sale en persecusión de los vivos...

Y aún más tenebroso se pone el asunto entre los jíbaros, quienes le dan la vuelta completa al juego. Acá son los jugadores quienes se inyectan agua de ají en los ojos, para obligarse así a cerrarlos por el ardor. A tientas, deben buscar a una anciana que tratará de eludirlos. El primero que logre agarrar a la anciana, recibe la noticia de parte de ésta, de que será el primero en morir...

2 comentarios:

  1. Bastante más inocente es el juego pintado por Goya, que la forma de practicarlos los jíbaros. Un juego universal no obstante.
    Espero que se solucionen los problemas técnicos. Un saludo cordial.

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  2. Solucionados. Por el minuto al menos. A partir de ahora, y salvo imprevistos, Siglos Curiosos vuelve a su funcionamiento normal, incluyendo contestar comentarios y redactar nuevos posteos (no extraerlos a mansalva de la biblioteca de borradores). Saludos cordiales igualmente.

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