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domingo, 16 de septiembre de 2012

Valer una chaucha.


La chaucha era una papa pequeña y de maduración rápida. Era conocida en el Imperio Inca, y los españoles la cultivaron también. Por supuesto que, si es una temporada con abundancia de papas, se comen las más grandes, y las más pequeñas o chauchas se tiran a un lado para semilla. Muchos años después, ya en la vida republicana de Chile, apareció la moneda de veinte centavos, valor éste ínfimo entonces y ahora (bueno, hoy en día en Chile no existen los centavos, y hay que ser muy tacaño para levantarse a recoger incluso una moneda de DIEZ PESOS en la calle). Por su ínfimo valor se la llamó chaucha, y así la papa se abrió paso al lenguaje monetario nacional.

Así, en Chile el monedero pasó a ser la chauchera, mientras que estar en el colmo de la pobreza era no tener una chaucha para hacer cantar a un ciego. Ya en desuso está el ganarse las chauchas, que equivale al todavía actual ganarse los porotos, o sea, trabajar para obtener un sueldo. En desuso también está la compra al chaucheo, o sea, la compra al por menor, o los chauchudos, que son la gente que anda con mucho dinero encima. Hoy en día, la gente con dinero no sólo no tiene monedas, sino que incluso ni siquiera tienen billetes, lo pagan todo con tarjeta...

Por supuesto que la pobre y menospreciada chaucha dio lugar a otros usos. Decir de algo que no vale una chaucha significaba algo similar a no valer o no importar un comino (el comino, como saben los que cocinan, es una semilla ínfima). Aunque este dicho haya sido reemplazado por el más procaz "vale callampa" y sus sinónimos ("vale hongo", "vale seta", "vale champiñón"... y no se refiere a las especies del Reino Fungi, sino a cierta prominencia exclusivamente masculina cuya forma podría vagamente recordar la de una seta, valga la aclaración para los extranjeros). Un derivado un tanto cruel era "faltarle la chaucha para el peso". Si recordamos que la chaucha valía veinte centavos, o sea un quinto de peso, entenderemos que esta situación se refiere a la persona que carece de uno de los cinco sentidos (un ciego, un sordo...). Aunque este dicho también está en desuso, hay uno similar en Chile que se utiliza para la gente de pocas luces: faltarle tablas para el puente...

Pero volvamos a lo histórico. Las chauchas eran utilizadas entre otras cosas para hacer funcionar unos pianos mecánicos que existían hace muchísimo tiempo atrás, incluso antes que los famosos Wurlitzer. A veces la chaucha se atascaba y el aparato no sonaba, por lo que había que golpear un poco el cacharro, para que cayera con un sonoro "click" al fondo del aparato, y comenzara la música. Entonces "sonaba la chaucha", lo que por derivación pasó a referirse también al momento en que una persona entiende o le cuadran cosas sobre las cuales anteriormente estaban en la nebulosa.

3 comentarios:

  1. Entiendo que la expresión "vale callampa" y sus afines proviene de los juegos de vídeo, específicamente de los llamados flípper (o como se escriba). Varios de estos aparatos incluían un obstáculo en forma de hongo que si la bola le pegaba, no significaba puntos, o en el mejor de los casos su cantidad era muy ínfima

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  2. En mis lares se utiliza la expresión "faltarle chauchas pa'l peso" (Y otras parecidas: faltarle granos pa'l choclo, faltarle gramos pa'l kilo, etc.) no sólo para gente de pocas luces, sino que más bien para alguien que, para decirlo derechamente, es deficiente mental; no sé si esto sea más cruel que referirse a una persona que carece de un sentido...

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  3. A GALO NOMEZ: Ignoraba ese posible origen del "valer callampa", se agradece el aporte.

    A MARTÍN: Lo de "pocas luces" es una manera amable de escribirlo. Pero en versión cruda es más o menos eso.

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