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jueves, 13 de septiembre de 2012

La máquina Mardones.


Otro de esos giros idiomáticos típicos chilenos que hoy en día han caído en desuso, se refiere a la "máquina de Mardones". La misma tenía fama de extraordinaria dificultad, de manera que decir que algo era como la máquina de Mardones (o la "máquina Mardones" a secas), era considerarlo el colmo de lo difícil. Lo divertido del caso es que la máquina de Mardones ni siquiera era una máquina... o al menos, no una que tuviera un uso razonable y decente para una máquina que no se avergüence de tal. Veamos la historia para que se entienda este enredo.

Octubre de 1915. En otra de esas tradiciones perdidas en el pasado de Chile, se celebraban las fiestas de la primavera. Con carros alegóricos. Los estudiantes de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile confeccionaron un carro alegórico. Que simulaba ser una máquina, justamente. Tenía toda clase de tubos metálicos, fierros, ruedas, poleas, y no producía otra cosa sino viento. Lo importante, claro, no era que la máquina funcionara sino que quedara imponente. Y por homenaje o por guasa, los chicos la llamaron máquina Mardones, aludiendo a don Francisco Mardones, profesor de la mencionada Escuela de Ingeniería. Impresión debe haber causado el carro, toda vez que el dicho quedó después durante unas cuantas décadas.

Como la referencia se fue perdiendo con el tiempo, las nuevas generaciones por supuesto que se quedaron en el aire, y empezaron a preguntar acerca de la dichosa máquina. Lo que originó otro coloquialismo. Ante la pregunta "¿Y qué es la máquina Mardones?", se respondía un "una que sirve para enderezar..." y complete aquí ud. la rima.

El dicho por su parte evolucionó a otro que sí todavía tiene vigencia en el léxico nacional. Cuando uno está apremiado por muchas tareas y un plazo de terminación que resulta fatal, la expresión que cae de cajón es... "me pilló la máquina".

3 comentarios:

  1. En todo caso -y a riesgo de que pueda equivocarme-, me parece que las fiestas de la primavera eran una costumbre importada, y ésa habría sido una de las causas de su declive. Pero bueno: habría que ver por cuántos años permanece Halloween, aunque ahora se cuente con la ventaja de la globalización.

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  2. Puestos a mirar, el noventaychorro por ciento de las costumbres y tradiciones chilenas son importadas: la música, la mayor parte de los juguetes, la mitad del repertorio culinario, incluso el baile nacional la cueca... Lo que pasó es que en algún punto del camino vinieron un grupo de aburridos señorones a sembrar la línea divisoria y decir que "'sto's chileno y 'sto'xtranjero, pussom", con convicción digna del THOU SHALT NO PASS de Gandalf frente al Balrog ése, y bueno, así nos quedamos. Si la cosa de Halloween prospera, las pataletas de los folclóricamente correctos van a quedar como una curiosidad en los libros de historia del folclor chileno (algo así como "las primeras fiestas de Jálogüin en Chile fueron resistidas por quienes pensaban que atentaba contra la tradición patria", etcétera). Que las brujas extranjeras no son de gusto de quienes adoran al extranjero niño Jesús, digo yo.

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  3. Yo aprendí de adolescente que la máquina de la referencia, era muy grande, con mucho fierro inútil, a la cual la picardía criolla le atribuyó la virtud de servir para capar h......s.n

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