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domingo, 11 de septiembre de 2011

El cobre en la Colonia.


Considerando que el cobre es la espina dorsal de la economía chilena, resulta un tanto insólito considerar los humildes orígenes de la minería cuprífera. Ya en tiempos incásicos, el cobre (antu) era explotado junto con el oro (milla) y la plata (lighen). Refiere el Abate Molina que los indígenas explotaban de preferencia el cobre campanil (mineralizado), por ser más duro, y apto así para fabricar hachuelas y hachas.

La llegada de los conquistadores españoles no cambió demasiado las cosas, ávidos como venían ellos de oro y plata, no de cobre, y sometiendo a la población nativa, obligándola a trabajar en los lavaderos y las minas... de metales preciosos, no de cobre. Después de todo los españoles usaban para sus armas el hierro, mucho más duro y resistente que el cobre. Con todo, la producción de cobre siguió adelante, por obra de algunos comerciantes que lo utilizaban para fabricar ollas, cacerolas y pailas. La primera exportación de cobre chileno se produjo en una ocasión particular en que el virrey del Perú demandó "cobre campanil" para fabricar cañones, y repeler eventuales ataques piratas... Este estreno en sociedad del cobre chileno le significó ganar enteros e incluso ser exportado a las fundiciones españolas, debido a que dicho cobre era más duro que el producido en las minas de Río Tinto, en la península. Pero no había una producción continuada del mineral: en vez de ello solía esperarse a que viniera un pedido grande desde Madrid o desde Lima, y entonces se mandaba gente a las montañas para extraer el mineral, cumplir el pedido, y olvidarse después del asunto.

En la región de Copiapó, durante el siglo XVIII, llegó a haber un curioso trueque. Los barcos viajaban cargados de grano hasta la antedicha región de Copiapó, y una vez desembarcado el trigo, se quedaban sin lastre. Entonces, lastraban sus naves para proseguir navegando... con cobre. Con todo, algún beneficio trajo esto porque se descubrieron algunos minerales: Puquios, Ojancos, El Checo...

Fue la Revolución Industrial lo que cambió el panorama. El mundo desarrollado se volvió insaciable de minerales, y el precio mundial del cobre subió con rapidez. Por esto, a comienzos del siglo XIX ya era negocio explotar el cobre, y surgieron las empresas y los empresarios. Pero esto es parte de otra historia.

2 comentarios:

  1. Entiendo que la producción de cobre empezó a crecer en paralelo con la llamada "crisis del salitre", cuando los capitales norteamericanos empezaron a absorber una porción de los obreros de las oficinas cerradas que se quedaba sin trabajo (bueno: una porción minúscula, porque la mayoría de los desempleados acabó emigrando a la periferia de Santiago). Ahora: me parece que otro punto a favor es que los estadounidenses habrían comenzado a pagar en dinero propiamente dicho y no en fichas canjeables, como ocurría con los británicos en el caliche (aunque no estoy seguro de este último dato).

    Y General Gato: ¿los barcos llegaban "hasta Copiapó"? Hubiese sido interesante que sus creadores mantuviesen la tecnología que permitía a los buques navegar por pleno desierto, ya que Copiapó es una ciudad del interior...

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  2. Efectivamente, el cobre empezó a aumentar su importancia con el declive del salitre. Ayudó por supuesto que el mercado de la electricidad creciera a nivel mundial por esos años, y por lo tanto, la demanda de cobre para cablear tendido eléctrico más allá de las líneas de telégrafos.

    Y lo otro... ¡ups! Lapsus in scriptis. Gracias por apuntarlo, y corregido.

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