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jueves, 8 de septiembre de 2011

El salitre en la Colonia.


El Desierto de Atacama contiene los más grandes, casi únicos, depósitos de nitrato de sodio en el mundo. Estos se encuentran en una roca esparcida sobre la superficie: el caliche. Los nitratos son esenciales para fabricar pólvora, y en un siglo XIX en donde la producción en serie masificó las armas de fuego, la producción salitrera se tornó cada vez mayor. La pólvora, en realidad, era fabricada en Europa con nitrato de potasio, un compuesto similar, y más resistente a la humedad... y también más caro. El Desierto de Atacama quedó definitivamente chileno a partir de 1884, con los tratados de paz que clausuraron la Guerra del Pacífico. Pero antes que eso, la región era en parte peruana y en parte boliviana.

Es interesante observar que, aunque no conocían la pólvora, ya los indígenas del Imperio Inca explotaban, en cantidades bajas, eso sí, el caliche del desierto. Este lo molían, y lo utilizaban como abono. A poco que los españoles llegaron, los indios aprendieron a hacer pólvora del salitre, con la obvia preocupación española subsecuente. Se les hizo entonces aplicable un decreto de 1571, en que el rey español Felipe II ordenaba: "No se puede fabricar pólvora en ninguna parte de las Indias sin licencia del gobernador o corregidor, e intervención de los regidores de la ciudad donde se fabricare". Con todo, en la Pampa del Tamarugal creció una importante producción clandestina de salitre, y por consiguiente de pólvora. En la actualidad, dicha zona es un desierto, pero en ese tiempo había frondosos bosques de tamarugos, que le dieron su nombre al territorio, y que fueron arrasados por los fabricantes de pólvora, para convertir la madera de esos tamarugos en leña.

Los medios de producción de la época eran bastante precarios. Se arrojaba las piedras molidas en recipientes de cuero con unas clavijas en la parte inferior. Se dejaban remojando 24 horas, y luego se quitaban las clavijas para que destilara el líquido. Este líquido se cocía en pailas, y se formaban canutillos de salitre que después se refinaban otra vez. Los principales compradores eran los fabricantes de pólvora, por supuesto, mientras que el guano pasaba a sustituir al salitre como abono.

Parte importante del poderío del Virreinato del Perú descansaba en el monopolio de la pólvora de la Pampa del Tamarugal. En 1810, cuando el movimiento juntista empezaba a tomar vuelo en Chile, el Virrey decidió, como mera precaución, cortar el abastecimiento de salitre a Chile. Los chilenos debieron entonces recurrir a yacimientos en los alrededores de Copiapó, pero aún así, la situación se tornó desesperada, y el Director Supremo Bernardo O'Higgins decretó en 1817: "se excita a todos los habitantes al descubrimiento i libre elaboración [del salitre], que serán pagados a 25 pesos el quintal, si fuese de primera cochura o destilación, i a treinta i cinco pesos el de dos cochuras".

En aquellos años, como decíamos, empezó a crecer la demanda por salitre, y Perú creó toda una industria alrededor. En el puerto de Iquique (hoy chileno, entonces peruano), cuarenta barcos cargaron salitre en 1835, y las exportaciones ascendían a 100.000 libras esterlinas de la época. Nada mal para una industria que había empezado sus exportaciones con un fiasco: el primer cargamento de salitre de Tarapacá enviado a Europa recaló en Liverpool, y allí, por alguna razón, acabó siendo echado al agua...

2 comentarios:

  1. Eso de la pampa del Tamarugal es bastante cierto. La tala de esos árboles constituye uno de los mayores desastres ecológicos en la historia de Chile. De hecho, sólo cabe recordar la leyenda de La Tirana, cuya acción si sitúa en un bosque.

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  2. En realidad en todo Chile no lo hemos hecho nada de mal para sobreexplotar nuestros bosques y nuestro suelo. Cuando uno lee las cartas y crónicas de los conquistadores españoles describiendo las maravillas naturales que se encontraron aquí, y lo contrasta con la realidad de cinco siglos y medio después, es que dan ganas de ponerse a llorar. Comparar esas descripciones de bosques y fauna con los terrenos casi desérticos de la actualidad... y no estoy hablando de la pampa sino de la zona central...

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