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domingo, 7 de noviembre de 2010

¿Elefantes prehistóricos o romanos?


Hoy en día, detalles más o detalles menos, tenemos una bastante preclara idea de cómo evolucionó la vida en la Tierra, y para enterarse de los detalles, basta con sintonizar algún canal científico, en donde los programas sobre fósiles, y más recientemente con infografías de dinosaurios vivos, son parte de la parrilla programática y muy populares. Pero a mediados del siglo XVIII las cosas eran muy diferentes. Se pensaba que el mundo había existido apenas 6000 años, que todos los seres vivientes habían salido del molde el primer día de la Creación, y que la única catástrofe planetaria había sido el Diluvio Universal. En este contexto, era fácil que las acertadísimas deducciones de Conyers, un comerciante inglés de la época, pasaran ignoradas y desapercibidas.

Mr. Conyers era anticuario y farmacéutico. Como parte del giro de su negocio, Conyers vendía marfil que salía de por ahí o por allá. Se asumía que el marfil provenía de unicornios gigantes o de dragones, y nadie se lo cuestionaba mayormente, pero cuando Conyers anunció que no eran de tales bestias míticas, sino de elefante, se hizo la burla general. Conyers se había hecho con una partida, y debido a que los precios estaban bajos y no era muy razonable vender amuletos de unicornio (de hecho, ya no se engarzaban en oro o plata, sino en hierro), los guardó. Y mientras tanto, los estudió. ¡Grande fue su sorpresa cuando en la partida descubrió lo que parecía ser una roca tallada, quizás un hacha de piedra! ¡Y más grande aún cuando descubrió que, en efecto, el marfil provenía de elefantes! Todo esto resultaba difícil de creer para el vulgo. Después de todo, cada londinense sabía que los unicornios y dragones existían en los páramos británicos, pero un elefante... un elefante en Inglaterra... ¿quién podría creer eso? ¿Y como un caballero inglés podría haber usado un hacha de piedra, en vez de una buena espada de metal?

Bagford, un amigo de Conyers, le sugirió entonces que aceptara, o al menos fingiera aceptar, que dichos huesos y esa hacha no eran de la Prehistoria, sino del período romano. La historia sería la siguiente: los romanos habrían tomado las Islas Británicas por asalto montados en elefantes, y algún fiero bretón, sin materiales para construir un hacha salvo piedra, les habría plantado cara combatiendo a los invasores.

A la larga, Conyers tenía razón. El marfil que había aparecido pertenecía a elefantes prehistóricos, y lo mismo el hacha de piedra. Pero la investigación paleontológica iba a tener que recorrer un largo camino antes de llegar a una conclusión tan revolucionaria.

2 comentarios:

  1. Efectivamente (y si no me equivoco), Claudio llegó a las Islas Británicas con una tropa de elefantes, dejando (digo yo) a los nativos con la boca abierta.

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  2. De las fuentes directas que poseo, los "Anales" de Tácito presentan una laguna entre la caída de Tiberio y mediados del reinado de Claudio, y Suetonio refiere la campaña militar, pero no refiere los elefantes para nada. Tengo entendido que Dión Casio los menciona, pero no he podido confirmar este último aserto. Además las fuentes son contradictorias: Dión Casio menciona que hubo batallas durante la invasión, mientras que Suetonio menciona que la conquista de Claudio se hizo sin derramamiento de sangre. Quizás ambas interpretaciones tengan algo de verdad, si efectivamente los británicos se presentaron a dar batalla, y en vez de pelear huyeron despavoridos de los elefantes o algo similar. Pero no puedo confirmar ninguno de estos asertos. Gracias por el aporte, de todos modos, queda pendiente para futura investigación.

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