Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
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jueves, 9 de septiembre de 2010
"¡Muera el Roto Quezada!".
Condorito es sin lugar a dudas la historieta chilena más famosa y reconocida a nivel internacional. Parte importante de su éxito radica en un elenco estable de personajes que son característicos de distintos estereotipos nacionales de Chile. Entre ellos está Don Chuma, el amigo ("compadre" o "cumpa") generoso siempre dispuesto a darle una mano al crónicamente desfinanciado Condorito, o Yayita, la novia eterna, o sus suegros don Cuasimodo y doña Tremebunda, o el pesadote galán Pepe Cortisona. Algunos personajes tienen un origen bastante peregrino. El Comegatos, por ejemplo, se basaba según el propio Pepo en un pescador del puerto de Caldera, "con una cara de gato que no se la podía" según el dibujante, y que además de eso, comía gatos.
Pero durante muchos años, en las décadas de 1950 y 1960, fue un chiste constante la presencia del Roto Quezada. Este no era un personaje, sino que aparecía en el trasfondo. A veces lo hacía en los titulares del periódico "El Hocicón", con frases más o menos como: "¡Pánico en la playa, el Roto Quezada se toma vacaciones!". Otras veces alguna mano anónima de Pelotillehue (la ciudad de Condorito) rayaba una pared con la expresión "¡Muera el Roto Quezada!", a veces con algún dibujo alusivo (un hombrecito de palotes, colgado), siempre a altura conveniente para que algún perro lo meara. Lo que no mucha gente recuerda a estas alturas, es que el Roto Quezada efectivamente existió.
Resulta que un día, Pepo y su esposa fueron a almorzar al Casino del Club Militar. Un funcionario llamado Washington Quezada, se insolentó entonces con la dama. En venganza por el bochorno, Pepo estigmatizó al Roto Quezada para siempre. No sólo creó el chiste de mostrarlo perpetuamente en los rayados de pared, sino que además, bautizó como Washington al perro de Condorito. El asunto duró lo suficiente como para que un día llegaran a la oficina de Pepo unos conocidos del hombre, que le pidieron no seguirlo molestando porque había muerto. Pepo dejó sus ataques por un tiempo, pero luego se enteró de que lo habían trasladado al Hospital Militar. Su venganza fue que, en una edición de "El Hocicón, diario pobre pero honrado", apareció la noticia de que el Roto Quezada se había comido toda la carne de los enfermos...
Con el paso del tiempo, el chiste fue desapareciendo de la historieta. Quizás algo tuvo que ver el hecho de que en 1973 principió el régimen militar en Chile, y siendo el señor Quezada un militar, era hora de ir guardando silencio sobre el tema. En cualquier caso, aunque el Roto Quezada ya no exista en la historieta de Condorito, la frase quedó como parte del repertorio popular chileno durante mucho tiempo, y de hecho, los chilenos algunas veces todavía la mencionan, sin saber de dónde salió, más allá de que era un chiste recurrente en la historieta de Condorito...
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