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domingo, 31 de enero de 2010

Giuseppe Verdi y el "Va Pensiero".


Incluso para los que no tienen mucha cultura musical, el "Va Pensiero" de Giuseppe Verdi es una de las piezas más conocidas del compositor italiano. Y por qué no decirlo, es también uno de los momentos cumbres de la Historia de la Música, con un coro que no sólo es bello hasta rozar lo sublime, sino que además es enormemente significativo: "Va', pensiero, sull'ali dorate" ("Vuela, pensamiento, sobre alas doradas") es el coro que cantan los esclavos hebreos que languidecen bajo la opresión de los caldeos, en la ópera verdiana "Nabucco", que éste estrenó en 1842.

Debemos recordar que en la primera mitad del siglo XIX, Austria dominaba férreamente el norte de Italia, y los nacionalistas italianos se resentían de esto. Parte importante del éxito que Giuseppe Verdi tuvo en sus primeros años como compositor ("Nabucco" es su tercera ópera) radica en que sus obras tocaban por lo general temas muy sensibles para el nacionalismo italiano. No era difícil, y así sucedió de hecho, que los espectadores italianos de la ópera identificaran los sufrimientos de los hebreos bajo el yugo caldeo, con su propia falta de libertad bajo el dominio austríaco, y los sueños hebreos de libertad le dieran colchón a sus propias aspiraciones de echar a los austríacos a patadas al otro lado de los Alpes para tener una Italia libre.

En todo caso, es muy probable que parte importante del corazón que Verdi puso en esta ópera, se deba a sus circunstancias personales. En 1839 había enviudado de su esposa Margherita Barezzi, y perdido a sus dos hijos, y al año siguiente su segunda ópera, "Un giorno di regno" ("Reino por un día") había sido un rotundo fracaso. Verdi, sumido en la depresión, estaba prácticamente decidido a no componer más. Pero Bartolomeo Merelli, a la sazón director del Teatro La Scala de Milán, le metió casi a la fuerza el libreto de "Nabucco". Verdi lo tomó a desgana, pero cuando se topó con la línea del "Va Pensiero", quedó impactado. El resto es historia.

Muchos años después, en 1867, Giuseppe Verdi recibió noticias de que Antonio Barezzi estaba muriéndose. Este Barezzi había sido protector de Verdi desde que era un jovenzuelo, y luego se había transformado en su suegro, cuando Verdi se había casado con la malograda Margherita, hija de maese Antonio, que había fallecido en 1839 como ya dijimos. Verdi alcanzó a llegar hasta el lecho de muerte del agonizante, y sentándose al piano, tocó precisamente el "Va Pensiero", que era el pasaje favorito de Barezzi. Maese Antonio levantó la mano, alcanzó a bendecir al compositor con un "Oh, mio Verdi", y falleció pacíficamente.

Y aún muchos años después, cuando enfermó fatalmente, Giuseppe Verdi dispuso que sus funerales debían ser sin ruido ni ostentación de ninguna clase, y ojalá de la manera más privada posible. Pero Verdi era casi un patrimonio nacional, por no decir universal, y resultó inevitable que procesiones y multitudes de gentes acudieran a sus funerales. Y en dichos funerales, el gran director de orquesta Arturo Toscanini y un coro de 800 personas despidieron a Verdi entonando, precisamente, su "Va Pensiero".

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