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domingo, 14 de junio de 2009

¿Dónde está Xibalbá?


Apenas supera cierto margen de complejidad, toda mitología comienza a desarrollar una noción sobre cómo será la morada de los muertos, y de ahí a inventarse un inframundo había tan solo un paso. Los mayas no eran la excepción, y se inventaron a propósito un lugar llamado Xibalbá. Los sacerdotes católicos, siempre dispuestos a demonizar todo lo que no reconociera con humildad y humillación al Dios Cristiano como su Amo y Señor, dijeron que Xibalbá era el Infierno, y así se lo enseñaron a los mayas. Sin embargo, según se desprende del poema épico "Popol Vuh", es claro que Xibalbá no era exactamente el Infierno, o al menos, no con las consonancias malignas que le asigna el Cristianismo: era la morada de los muertos, sí, pero se correspondía más bien con la enfermedad, como parte integrante de la vida.

Una característica sobre Xibalbá que puede quizás ser desconcertante para el lector moderno, es que no era un lugar más o menos abstracto (como el infierno cristiano), sino que poseía una localización bastante específica. De partida, es un lugar claramente subterráneo, porque los habitantes de Xibalbá se mosquean al oir el estruendo en la superficie, de los hermanos Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú jugando a la pelota, estruendo que ellos oyen sobre sus cabezas. En segunda, cuando dichos hermanos, engañados por los señores de Xibalbá, son invitados a tales dominios, el "Popol Vuh" describe su ruta (sigo la traducción de Adrián Recinos): "(...) fueron bajando por el camino de Xibalbá, por unas escaleras muy inclinadas. Fueron bajando hasta que llegaron a la orilla de un río que corría rápidamente entre los barrancos llamados Nu Zivan Cul y Cuzivan, y pasaron por ellos. Luego pasaron por el río que corre entre jícaros espinosos".

Comenta Adrián Recinos (en la edición del "Popol Vuh" del Fondo de Cultura Económica, por más señas) que los topónimos ayudan a conocer la localización más o menos precisa de Xibalbá. Como los protagonistas del "Popol Vuh" son claramente los cakquichel, entonces los barrancos mencionados implican que los protagonistas descendieron a las tierras bajas del Petén. Sumado a ciertas indicaciones geográficas, pareciera ser que los autores consideran que Xibalbá se encuentra en la región poblada por los itzáes, hasta donde los mayas clásicos nunca consiguieron extender su dominio.

Más interesante aún, es que a pesar de ser Xibalbá un ámbito sobrenatural, una verdadera "mansión de los muertos" en todo el sentido de la palabra, sus señores podían ser muertos. Es más, el propio "Popol Vuh" recalca que no son inmortales, y que la muerte les sobreviene como castigo a su orgullo. De esta manera, es bastante probable que el escritor del "Popol Vuh", un maya anónimo de las regiones "clásicas" del mundo maya, se haya tomado una venganza poética contra los sus enemigos seculares los itzáes, poniéndolos como "los malos de la película", y situando el inframundo en sus tierras.

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