Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
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domingo, 5 de abril de 2009
Dorar la píldora.
En la actualidad, ser vendedor de farmacias implica poco más que ir del mesón de atención a la estantería para retirar una caja con una cantidad de pastillas con un compuesto químico rigurosamente dosificado, previa entrega de receta médica (sin querer faltarle el respeto a los trabajadores del rubro, claro está... me refiero a los del mesón de atención, no a los barones dueños del oligopolio, también claro está). Consecuencias de la globalización y de haber puesto el negocio farmacéutico en manos de grandes transnacionales de carácter planetario que trabajan con innumerables patentes de investigación. El viejo arte farmacéutico de elaborar los remedios en la misma farmacia, hoy en día se encuentra disponible tan solo en lugares con "recetario magistral", e incluso éstos parecieran ir desapareciendo.
Como decíamos, antaño en las boticas (los antecedentes de las farmacias), los remedios se preparaban prácticamente a pedido. El médico despachaba la receta, y una vez recibida ésta en la farmacia, el farmacéutico debía elaborar las píldoras prácticamente a pulso. Antes, los compuestos químicos que debían ingresar al cuerpo tenían tan mal sabor como hoy en día, y por ende los farmacéuticos adoptaron la costumbre de dorar las píldoras que fabricaban para sus clientes, echándoles alguna substancia dulce encima, a fin de que no se sintiera el gusto del remedio por debajo. Hoy en día muchas pastillas vienen desde la fábrica con una recubierta de buen sabor por este motivo, pero en esa época, era parte del trabajo del farmacéutico el bañarlas en alguna substancia dulce y crear una costra con ella poniéndola al fuego (dorándola).
De ahí que haya nacido la expresión "dorar la píldora", que saltó al léxico popular, y se utiliza todavía hoy, para referirse de manera metafórica al eximio arte de suavizar una mala noticia, de extraerle a una persona cauta o desconfiada algún favor o beneficio, o de proponer un negocio o asunto turbio de manera que no despierte sospechas. Por supuesto, en su acepción original y farmacéutica, los propósitos de "dorar la píldora" eran mucho más sanos y más honestos. Quizás así es como evoluciona la sociedad, después de todo...
Como siempre interesantísimo. Te he dejado un regalillo en mi blog. Un saludo
ResponderBorrarGracias mil por el reconocimiento. Y seguimos en la brega. Un saludo.
ResponderBorrarexcelente!
ResponderBorrartenia muchas dudas con esa frase!
Me alegra haber podido ser de utilidad, aclarando las dudas. Saludos.
ResponderBorrarGracias General Gato aca te dejo como quedo el post
ResponderBorrar:D
suerte!
Qué decir, me encantó el posteo. Saludos. :-)
ResponderBorrarpues cuando guste General Gato pase a darse una vuelta por el ybp! sera bienvenido siempre!
ResponderBorrary que bueno q anda bien con lo ocurrido en su pais!
Suerte a todo Chile
Gracias mil, e invitado Ud. queda también, pues. Saludos, y gracias por los buenos deseos.
ResponderBorrarQué bueno el post. Una curiosidad más ha recibido respuesta, ahora falta encontrarle una a otras cuantas xD!
ResponderBorrarGracias por las felicitaciones, y suerte con la búsqueda.
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