Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
Páginas
▼
jueves, 26 de marzo de 2009
De cómo Evatlo trampeó a Protágoras.
Protágoras de Abdera, el filósofo griego que prosperó en la Atenas del siglo V a.C., es conocido en la Historia de la Filosofía por sus ideas fuertemente relativistas ("el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto son y de las que no son en cuanto no son") y su espíritu más bien pragmático. Pero también es famoso por el desdén que le inspiraba a Platón, no sólo por sus ideas (Platón era un fundamentalista místico, y no podía ver con buenos ojos el relativismo protagórico), sino también porque Protágoras cobraba por sus lecciones, mientras que Platón las impartía gratis.
Platón obvia, por supuesto, el hecho de que él mismo pertenecía a una familia aristocrática ateniense y podía dedicarse a la Filosofía ad honorem, mientras que Protágoras era extranjero (de Abdera probablemente) y alguien que podríamos llamar de "clase media", porque las fuentes antiguas informan que trabajó en su juventud como mozo de cuerda, y por ende, era lógico que cobrara por las lecciones que impartía. Al respecto, Platón pone en boca de Protágoras las siguientes palabras: "He establecido para el pago de mis honorarios este criterio: Cuando alguien ha terminado de recibir mis enseñanzas, me paga el precio que le pido, si le parece bien; en caso contrario, yendo a un templo y bajo juramento, manifiesta en cuánto evalúa mis enseñanzas, entregándome sólo esa cantidad".
Pero uno de los estudiantes de Protágoras, un tal Evatlo, salió más astuto que el maestro. Protágoras era conocido por su afirmación de que sobre todas las cosas podía haber dos tesis opuestas. Parece que con ello quiso decir sólo que con buenos argumentos siempre era posible sostener opiniones en controversia, pero esto fue caricaturizado diciendo que Protágoras enseñaba a sostener el argumento más débil y convertirlo en el más fuerte, a base de puras piruetas dialécticas, y que no pueden haber dos ideas opuestas sobre la realidad (olvidando que Protágoras hablaba de opiniones y no de hechos, por supuesto). Por eso la anécdota de Evatlo ha sido repetida con cierto regocijo, por ser la derrota de Protágoras en su propio juego.
Evatlo quería dedicarse a la práctica forense, y para ello acudió a estudiar Oratoria con el mejor, o sea, con Protágoras. Alegó Evatlo que no tenía dinero para pagar la enseñanza, y Protágoras aceptó enseñarle, siempre que Evatlo le abonara sus honorarios después de ganar su primer juicio. Terminó la enseñanza, pero Evatlo se negó a tomar ningún juicio, para así no pagarle a Protágoras. Encontró entonces Protágoras a Evatlo y le dijo:
- Evatlo, te voy a demandar a los jueces por lo que me adeudas. Si pierdes el juicio tendrás que pagarme porque a eso te habrán condenado los jueces y deberás acatar la sentencia. Si lo ganas, habrás ganado tu primer juicio y por lo tanto igualmente tendrás que pagarme, porque así lo acordamos.
Pero Evatlo, tan frescamente, habría respondido:
- Aunque me demandes no te pagaré, porque si gano, entonces deberé acatar la sentencia y no tendré que pagarte, y si pierdo, entonces no habré ganado mi primer juicio y por lo tanto no tendré obligación de pagarte...
¿Práctica forense?
ResponderBorrarBueno, hecha la ley, hecha la trampa, dicen...
ResponderBorrarsaludos...
ResponderBorrarSaludos también.
ResponderBorrar