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jueves, 11 de diciembre de 2008
El Complejo Industrial Militar.
Parte importante de la política del siglo XXI gira en torno al concepto de Complejo Industrial Militar ("Military-industrial complex", en su original inglés). La idea básica gira en torno a la existencia de una poderosa industria armamentística trabajando en connubio con vastos cuerpos militares, retroalimentándose mutuamente en sus objetivos propios (hacer dinero los industriales, ganar prestigio y poder los militares), todo ello no sólo utilizando el dinero de los contribuyentes, sino además financiando "más cañones con menos mantequilla", como decía Adolfo Hitler, o también por decirlo de otra manera, con menos escuelas, hospitales, centros de rehabilitación y otras instalaciones de utilidad social.
El concepto fue acuñado por Dwight Eisenhower, Presidente de los Estados Unidos entre 1953 y 1961. En su discurso de despedida, antes de entregarle el mando a John Fitzgerald Kennedy (quién, según la peli "JFK", fue por cierto una víctima cuyo asesinato fue ordenado por el Complejo Industrial Militar para impedir que detuviera Vietnam), Eisenhower proclamó que la conjunción "de un inmenso poder militar y una gran industria de armamentos es nueva en la experiencia americana. La total influencia -económica, política, incluso espiritual- se siente en cada ciudad, en cada legislatura, en cada oficina del gobierno federal. (...) Debemos ponernos en guardia contra la adquisición de influencia injustificada, sea deseada o no, por el Complejo Industrial Militar. El potencial por este desastroso ascenso de poder fuera de lugar existe y aún continúa". Y Eisenhower debía saber de qué hablaba, no en balde era General Cinco Estrellas del U.S. Army, y durante la Segunda Guerra Mundial había sido el comandante supremo a cargo de la Operación Overlord, la célebre operación del Desembarco en Normandía, en 1944...
La filosofía del Complejo Industrial Militar es fácil. Los militares se benefician con mejores armas y cuadros cada vez más grandes. Y a la vez, la industria armamentística se beneficia vendiendo armas cada vez más caras y eficaces. Todo esto, aunque la sociedad no necesite otro soldado ni su correspondiente rifle. Un tercer ángulo (muy bien explicado en la peli "Las razones de la guerra", por cierto) del Complejo Industrial Militar, pasa a ser la clase política, en particular los congresistas para quienes la industria de armamentos implica por un lado puestos de trabajo en sus propios distritos electorales, y por el otro implica empleo (en forma de reclutamiento militar) para los desempleados, por lo que pocos congresistas tendrían así el valor de hacerle un alto al crecimiento del Complejo Industrial Militar, y serían proclives a pasar leyes que favorezcan al Complejo.
El problema del Complejo Industrial Militar, además de consumir parte substancial del presupuesto de la Nación, es que llega un minuto en que no se pueden reclutar más soldados ni implementar más el stock de armamentos. ¿Cómo vaciar plazas y quemar armas? Yendo a la guerra, por supuesto. Y el Complejo Industrial Militar, nacido para fortalecer la capacidad de defensa de un país, la transforma así en una potencia imperialista. Y naturalmente que, como mostró gráficamente Michael Moore en "Fahrenheit 9-11", no son los hijos de quienes están dentro del Complejo Industrial Militar quienes van a la guerra, sino los hijos de alguien más...
Por otra parte Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, en su estupendo libro "Los felices 90" comenta que la idea de que las guerras son buenas para la Economía es un mito. Durante la Segunda Guerra Mundial podía ser, considerando que en esos tiempos, una guerra implicaba movilización total, algo que en la economía del siglo XXI ya no ocurre. Y el empujón que se le da a la Economía por la vía de la guerra, se ve neutralizado por el frenazo que provoca la incertidumbre de la guerra misma, lo que se refleja en la baja de precios de los recursos (commodities) en las bolsas mundiales. Comenta al respecto que la Primera Guerra del Golfo (1990-1991), lejos de solucionar la crisis económica de los '80s, probablemente la exacerbó... Y ya sabemos que dicha crisis le costó la reelección de George Bush padre en 1992, además de acuñar un nuevo gran lema político sobre el fracaso de su campaña electoral: "¡Es la Economía, estúpido!"...
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