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domingo, 3 de agosto de 2008

La Visión Capitolina de Edward Gibbon.


Edward Gibbon es probablemente uno de los más importantes historiadores de todos los tiempos. Su obra cumbre, la "Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano" ("The History of the Decline and Fall of the Roman Empire") es un clásico histórico prácticamente imperecedero. Por supuesto que algunas de sus conclusiones son discutibles (de hecho, se han discutido), en particular su ataque contra el Cristianismo, feroz más allá de toda medida, pero no queda lugar a dudas que es una obra enormemente sólida y lúcida. El origen de esta enorme obra, que fue publicada en seis volúmenes entre 1776 y 1788, es una anécdota de celebridad entre los eruditos: la Visión Capitolina.

Gibbon nació en 1737, y casi alcanzando la veintena, se transformó en un lector voraz de Historia. En 1761 publicó su opera prima, el "Essai sur l'Étude de la Littérature", que le ganó reputación en los círculos intelectuales parisinos, por ese entonces el más importante del mundo occidental. Al año siguiente emprendió el Grand Tour, que estaba muy de moda en los círculos intelectuales de la época, y consistía básicamente en viajar a Italia a visitar las ruinas neoclásicas y empaparse del espíritu grecorromano. Es comprensible entonces que Gibbon estuviera tan excitado al llegar a Roma, que milenio y medio antes había sido nada menos que la capital del Imperio Romano, entidad política de enorme prestigio en el mundo ilustrado dieciochesco.

El evento decisivo que lo llevó a componer su opus magna, la mencionada "Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano", Gibbon la describe así en una carta (la traducción es personal, del inglés): "Estaba en Roma el 15 de Octubre de 1764, y estaba sentado meditando en medio de las ruinas del Capitolio, mientras los frailes descalzos estaban cantando las vísperas en el templo de Júpiter, que la idea de escribir la decadencia y caída de la Ciudad primero empezó en mi mente". Para la mentalidad ilustrada y anticlerical de Gibbon, la idea de esos monjes descalzos vivos pisando las ruinas de un muerto mundo romano era simplemente insoportable. Y escribió su obra para describir como esos sucios monjes se habían incubado dentro del Imperio Romano, hasta carcomerlo por completo.

Dentro de la visión histórica de Gibbon, el Imperio Romano era la creación más noble y majestuosa del género humano (el primer episodio es una loa mayestática del Imperio Romano a finales del tiempo de la Dinastía de los Antoninos, en 180). Y luego sus virtudes cívicas y su temple habían sido carcomidos por los bárbaros desde el exterior, y por los cristianos desde el interior. Su gran conclusión es una frase épica famosa hasta el día de hoy: "he descrito el triunfo de la barbarie y la religión". Esta visión profundamente anticristiana le significó a Gibbon la censura y una enorme cantidad de críticas en su tiempo, pero le granjeó fama inmediata por ir muy en sintonía con el espíritu profundamente secularista de la Ilustración (la primera parte se publicó en el año de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, y la segunda un año antes de la Revolución Francesa). El papel del Cristianismo en la caída del Imperio Romano es tema discutido hasta el día de hoy, claro está, pero nadie duda que la Visión Capitolina es uno de los episodios más significativo en la Historia de quienes estudian la Historia.

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