Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
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jueves, 24 de julio de 2008
El determinismo a rajatabla de Laplace.
La anécdota es conocida, pero muy reveladora sobre lo que era la mentalidad de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, en lo que a las Ciencias se refiere. Pierre Simon Laplace era indiscutiblemente el as de la Astronomía y las Matemáticas francesas, hasta el punto que sus coterráneos, llevados a la hipérbole por el nacionalismo, no dudaron en llamar el "Newton francés". Más tarde o más temprano, el Newton Francés tenía que encontrarse con el César Francés, y así es como se conocieron Laplace y Napoleón Bonaparte. Un elemental sentido de la prudencia política recomendó a Laplace regalarle uno de sus libros a Napoleón, y éste descubrió (según un cronista dice, más bien alguien se lo hizo notar) que Laplace en ninguna parte del grueso tratado hacía referencia acerca de Dios. Napoleón habría dicho entonces:
- Señor Laplace, me dicen que usted ha escrito este enorme libro sobre el sistema del universo, y en ninguna parte hace mención a su Creador. - ("Monsieur Laplace, on me dit que vous avez écrit ce volumineux ouvrage sur le système de l’Univers sans faire une seule fois mention de son Créateur").
- Yo nunca tuve necesidad de una hipótesis como ésa - replicó entonces el imperturbable Laplace ("Je n'avais pas besoin de cette hypothèse-là").
- ¡Ah, pero sigue siendo una buena hipótesis! Explicaría tantas cosas... - ("Ah ! c’est une belle hypothèse ; elle explique beaucoup de choses").
No en balde, Laplace era heredero espiritual de Newton, el hombre que había "probado" que Dios actuaba como un Gran Relojero. Un problema que había quedado pendiente era el de la estabilidad del Sistema Solar: según la Ley de Gravedad, todos los cuerpos del Sistema Solar deberían atraerse en mayor medida unos con otros, y esto debería llevar a un Sistema Solar inestable en que los planetas terminaran por salirse de sus órbitas o caer en espirales ascendentes o descendentes hacia el Sol. El mérito de Laplace respecto de esto fue probar matemáticamente que el Sistema Solar era estable, porque las anomalías gravitacionales de las distintas órbitas planetarias tienden a corregirse entre sí. Al estudiar las leyes del movimiento planetario, Newton creía estar descifrando la Mente de Dios, mientras que Laplace, al hacer lo mismo un siglo más tarde, creía estar simplemente quitando la mano de Dios... o acaso a Dios entero de la ecuación (Laplace era francmasón, es decir, creía en el Gran Arquitecto del Universo). Determinista a ultranza, Laplace pensaba que una inteligencia con vasto poder de cálculo y capacidad para ver cada átomo y molécula del universo y calcular sus movimientos, podría deducir las leyes de su movimiento infinitamente hacia adelante y hacia atrás, y por lo tanto, el pasado y el futuro serían para esa criatura como un libro abierto. Sintomáticamente, Laplace no llama a esa criatura "Dios"... Laplace en esto era hijo del Siglo de las Luces, pero ya vendría después la Mecánica Cuántica a borrar de un codazo toda esta confianza suprema en el determinismo matemático.
Eso de "0 sintieron curiosidad" es un tanto falso... Gran blog, es buenísimo.
ResponderBorrarBueno, gracias por el voto de confianza, y ya que lo encuentran bueno, pues habrá que seguir adelante. :-D
ResponderBorrarSaludos.
Me sirvió Gracias!!!
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