Quienes hayan visto la primera peli de "La guerra de las galaxias" (o sea, las cuatro quintas partes de la Humanidad), recordarán que la granja de Luke Skywalker estaba bajo tierra. Esto no fue un set de estudio ni un decorado de tramoya. En verdad, la película fue rodada en una casa subterránea. El lugar se llama Matmâta, se encuentra en Tunicia, y tiene su propia historia.
Es bien sabido que Tunicia es parte del Desierto del Sahara. En dichas tierras se instalaron desde antiguo, explotando los oasis, las tribus bereberes. Nadie sabe muy bien cómo empezaron a construir asentamientos subterráneos, pero muchos suponen que desde la época cartaginesa o romana, algunas tribus egipcias habrían sido enviadas allí para exterminar a todo bereber rebelde. Para controlar mejor la región, estas tribus habrían optado por abandonar la tradicional construcción sobre la superficie, y se habrían escondido en macizos de piedra blanda, que podía excavarse.
Las casas de Matmâta son así una especie de grandes socavones subterráneos, abiertos a la superficie, que sirven de patio común para la colectividad, la que se aloja en habitaciones subterráneas con salida a dicho patio común; algunas de esas habitaciones son destinadas a despensa o para el ganado. Las ventajas de vivir así son varias. En primer lugar, no tienen que preocuparse por conseguir materiales de construcción, algo vital en un medio tan poco hospitalario como el desierto, en donde lo único que abunda es arena y mala bilis. En segundo lugar, el patio subterráneo crea un microclima de sombra que hace más soportable el calor del Sahara. Además, tienen protección contra las tormentas de arena. Y militarmente mejora mucho la defensa, porque una construcción de ese tipo no ofrece un perfil definido en el desierto, por lo que no puede ser detectado desde lejos por un invasor casual.
Las comunidades subterráneas de Matmâta permanecieron casi ignoradas para el mundo occidental, hasta que una desafortunada casualidad las reveló. En 1967 un evento climático altamente inusual en el Desierto del Sahara, a saber una lluvia torrencial que duró 22 días, anegó todas las comunidades. El gobierno de Tunicia envió entonces gente para evaluar el daño y construir nuevas construcciones, encontrándose con la sorpresa de que existían pobladores bereberes completamente escondidos, a quienes nadie había encontrado antes, viviendo de esa manera. Inmediatamente les construyeron casas sobre la superficie, pero los bereberes se negaron a abandonar sus cavernas tradicionales. Por lo que siguieron ahí hasta el día de hoy, con el valor añadido del turismo. El cual se vio aún más potenciado cuando, una década después, el cineasta George Lucas eligió dicho sitio como locación para su nueva película de Ciencia Ficción, "La guerra de las galaxias". Y es que para la gente de la época, dichos moradores de las arenas debieron haber parecido casi como alienígenas en medio del siglo XX...
Las inundaciones acabaron con casi todas las casas subterráneas. Las que quedan ahora están sólo de manera testimonial, porque la mayoría quedaron destruidas y muchos se fueron a vivir a la superficie (tampoco es plan de que un día llueva y se ahogue toda tu familia). Una pena…
ResponderBorrarBueno, supongo que será muy pintoresco el que se conserven esos asentamientos tal cual, para que se vea todo muy étnico y folklórico, pero los asentamientos se construyen en primer lugar para comodidad de las personas, de manera que si ya no sirven para ese fin, es de sentido común que deban cambiar su modo de vida. Gracias por la información adicional, ignoraba que los habitantes del lugar se habían tomado tan en serio el asunto (por otra parte, con el calentamiento global, tienen toda la razón del mundo para temer por el riesgo de que su habitualmente seco paisaje se les vuelva muy aguado, creo yo)...
ResponderBorrarSaludos.
Lol como llegue aqui!
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