La vida de Samuel Crowther podría perfectamente inspirar uno de esos peliculones hollywoodenses sobre ganarle a la vida y sus adversidades con el espíritu interno, etcétera. Porque este personaje, a pesar de ser africano del siglo XIX, y haber sido por un tiempo esclavo, se transformó andando los años en uno de los más importantes personajes africanos que hayan existido. Su historia es la siguiente.
Nació hacia 1809 como Ajayi, un niño de la etnia yoruba, que ocupa lo que hoy en día es Nigeria y Sierra Leona. Cuando tenía doce años, otra etnia, los musulmanes fulani, que se dedicaban a la caza de esclavos, le atraparon y esclavizaron. Fue vendido a traficantes portugueses, pero la nave de éstos, nada más zarpar, fue atacada por los británicos. De esta manera, liberado de sus antiguos dueños, Ajayi fue llevado de regreso a Sierra Leona. Una vez allí, fue cuidado por una misión anglicana, en la que aprendió el inglés, y fue finalmente bautizado, tomando el nombre de Samuel Crowther en 1825.
Gracias a su contacto con los ingleses, Crowther desarrolló un gran interés por los idiomas, estudiando Latín y Griego, pero también los idiomas temne, un tronco africano de lenguajes. En ese tiempo de escasos estudios sobre la materia, estudiar lenguas africanas significaba no sólo sentarse frente a los libros de un escritorio, sino ir al lugar en donde las mismísimas tribus habitaban y ponerlo por escrito en terreno... Algo peligrosísimo tratándose de un Africa casi inexplorada, con vastos territorios casi inhabitables, y con numerosos señoríos locales en permanente pugna entre sí. Aprovechó que un misionero se embarcó en 1841 para explorar el Río Níger y llevar la palabra cristiana a tales tierras, para acompañarle y estudiar el idioma de los hausa, otra por ese entonces mal conocida etnia de la región.
Una vez de regreso viajó a Londres, en donde fue ordenado sacerdote por la Iglesia Anglicana, regresando después a Africa. Empezó entonces otro gran empeño, el de traducir la Biblia al Yoruba, así como el Libro de Oración Común, que contiene las bases de la liturgia anglicana. Se dedicó también a estudiar varios idiomas africanos, sistematizándolos y publicando consecuentemente diccionarios y gramáticas. En 1864 fue ordenado Obispo por la Iglesia Anglicana, y se transformó en el primer africano en alcanzar tal condición. Falleció a avanzadísima edad, habiendo sobrepasado la ochentena, el 31 de Diciembre de 1891, después de haberle dado tantos brillantes aportes al estudio moderno del Africa.
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