Una de las más desafortunadas operaciones militares de la Segunda Guerra Mundial, se debió a los intrigantes manejos de Sebastiano Visconti Prasca, más la fácil disposición del oído de Mussolini para la adulación. De ahí se gestó la invasión italiana contra Grecia, que tanto hizo por minar la causa del Eje durante el conflicto.
Este Visconti Prasca venía de la nobleza, de la familia Visconti, y en el año 1940 cumplía 57 años. Gracias a las influencias de Ubaldo Soddu, Secretario de Guerra, llegó a Gobernador de Albania. El Estado Mayor italiano no lo apreciaba, porque se saltaba los conductos regulares y hablaba derechamente con Mussolini. Sintonizaba muy bien con éste, porque reemplazaba la fría y calculada estrategia militar por un lenguaje sonoro y rimbombante sobre las proezas militares que el puño de hierro italiano infligiría aplastando de manera contundente a los griegos, etcétera.
Como Visconti Prasca concebía la operación militar contra Grecia (totalmente innecesaria para Italia desde el punto de vista geoestratégico) como un proyecto personal, una especie de ofrenda para que Mussolini le permitiera hacer carrera, se dio la paradoja de que cuando se le representó que necesaría más divisiones, éste se negó, ya que si crecía el tamaño del ejército, los reglamentos militares obligarían a que la operación fuera encabezada por otro militar de mayor graduación. Además, Mussolini tenía clara conciencia de que la aventura militar en Grecia disgustaría a Hitler, por lo que a una operación de amplio alcance con insuficientes efectivos militares, se sumó una planificación apresurada y, por qué no decirlo, chapucera. Visconti Prasca, por su parte, subestimó seriamente la resistencia griega, cegado por su propio orgullo personal.
Los resultados fueron decisivos para el curso de la guerra en el mundo entero. Porque cuando los italianos se vieron enredados a más no poder en Grecia, Hitler debió ir en su ayuda, y con esto, retrasó el ataque contra la Unión Soviética, con lo cual, cuando éste se llevó a cabo en 1941, lo sorprendió el invierno ruso... el resto es historia.
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