Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
Páginas
▼
jueves, 24 de enero de 2008
Porfirogénetas.
Varios Emperadores y Emperatrices del Imperio Bizantino lucieron el título de "Porfirogéneta". El más famoso es, probablemente, Constantino VII Porfirogéneta (913-950, aunque en dos reinados separados por el de Romano I Lecapeno entre 920 y 944), pero aparte de éste, hay varios otros Porfirogénetas. Este título se ha traducido como "nacido en la púrpura", aunque quizás una traducción más exacta sería "nacido en el pórfido" (en todo caso, para los clasicistas afectos a la fuente original, la palabra griega es Πορφυρογέννητος). La explicación es la siguiente.
Dentro del recargadísimo ceremonial del Imperio Bizantino, se estilaba que la Emperatriz diera a luz en una cámara especial, la llamada Cámara de Pórfido, también llamada Habitación del Amor. Esta se encontraba dentro del Palacio Imperial de Constantinopla. Como su nombre lo indica, estaba recubierta enteramente por (cuando decimos enteramente, nos referimos a literalmente todo: paredes, suelo y techo) losas de una piedra llamada pórfido. El pórfido es una roca rojiza que combina varios atributos muy apreciados por los constructores imperiales de muchas culturas, partiendo por su dureza, superior a la del granito, y siguiendo por su color, que por coincidencia, es muy similar al de la púrpura, el carísimo tinte con el cual se teñían las vestimentas de los nobles y aristócratas. Cubrir una habitación completa con losas de pórfido era entonces no sólo un rasgo de lujo, sino un signo de realeza.
Los principitos que nacieran en esta habitación (y que, requisito adicional, fueran hijos del Emperador y de la Emperatriz, y que ambos estuvieran unidos en matrimonio y no fueran por tanto simples concubinos), por lo tanto, eran tan especiales, que recibían el calificativo de "nacidos en la púrpura", como una manera de decir que habían nacido en la realeza: de ahí lo de Porfirogénetas. Hasta aquí, dirán ustedes, esto no es la gran cosa, porque en todas épocas y lugares hay príncipes que nacen cómodamente arrullados en una cuna de oro. Sin embargo, debe recordarse que el Imperio Bizantino no se caracterizaba por su estabilidad política y era, entre otras cosas, el imperio de los golpes de estado, que hubo un sinfín de dinastías gobernantes, y que por tanto, ya era un signo de capacidad no sólo gobernar lo suficiente para conseguir que naciera un heredero en la dichosa Cámara de Pórfido, sino que además éste consiguiera alzarse a la corona bizantina, una vez que el progenitor del porfirogéneta hubiera fallecido...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario