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domingo, 27 de enero de 2008

El Imperio de Cristo sobre la Tierra.


Muchos reinos y repúblicas cristianas han afectado gobernarse o ser gobernadas en el nombre de la Virgen María, de Cristo o de Dios. Incluso hasta fechas recientes, en Chile existía el juramento para asumir un cargo público; lo cual fue cambiado por juramento o promesa para darle cabida a que los agnósticos no tuvieran que jurar según el rito cristiano. Pero seguramente que pocas naciones terrestres han llevado tal megalomanía hasta los extremos del Imperio Bizantino.

El Imperio Bizantino, en efecto, como sucesor del muy cristiano Imperio Romano del Oriente, y ante la caída de Occidente ante la barbarie medieval, se tomó muy en serio la idea de que ellos eran la única fortaleza del Cristianismo. Así, en el anverso de las monedas de oro era posible encontrar la efigie de Cristo, pero coronada con la diadema propia del Emperador de Bizancio. Los iconos, por su parte, representaban a Cristo con la stemma en la cabeza, el scaramangion en el cuerpo y la campagia en los pies, vestimentas todas propias del Emperador bizantino. Y los desfiles de los soldados eran acompañados no con marchas militares al uso, sino con salmos bíblicos. Y las leyes, por su parte, eran promulgadas nada menos que en nombre del "Señor Jesucristo nuestro maestro".

Pero quizás la mayor muestra de este sentimiento de ser gobernados por Cristo mismo, se encuentra en las reuniones de embajadores. Ahí, frente a los plenipotenciarios extranjeros, había dos tronos, uno al lado del otro. Uno de ellos estaba ocupado por el Basileo, el Emperador del Imperio Bizantino. Y el otro estaba vacío, con sólo el Evangelio abierto delante suyo. Y los bizantinos se le acercaban con reverencia y emoción. Ese trono, era aquel en el cual Cristo invisible se sentaba, para gobernar a todos los bizantinos...

2 comentarios:

  1. lo que no entendieron es que ese gobierno se expande con violencia como lo predijo Cristo y que no es fisico sino Espiritual

    Sds

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  2. Desgraciadamente, ningún poder político se puede sostener sin la violencia, o al menos la amenaza de hacer uso de ella. Lo contrario significaría abdicar cualquier intento de organización social a manos de la violencia individual de las personas. Ojalá la violencia no existiera, pero existe, es un componente de este mundo como lo son las enfermedades, y con ella hay que tratar de vivir como mejor se pueda.

    Saludos.

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