Durante la salvaje ocupación de Nanking, en que 50.000 soldados japoneses masacraron a 300.000 civiles chinos en el año 1937, hubo héroes que se opusieron a la brutalidad del ejército japonés. Su labor desinteresada consiguió dar refugio a unos 250.000 chinos, en un área de un par de millas cuadradas. Estos héroes fueron la colonia de occidentales que por ese entonces vivían en Nanking, y que conformaban una veintena de personas, entre ellas misioneros, empresarios, médicos y profesores, sin distinción de nacionalidad, puesto que hubo estadounidenses de un país democrático, y alemanes procedentes de la dictadura nazi, trabajando de común acuerdo para impedir uno de los más salvajes holocaustos de todo el siglo XX.
Uno de ellos fue John Rabe, el "Oskar Schindler de Nanking" (1882-1949). Trabajaba para Siemens en China, y era el líder del Partido Nazi local. Fue él quien organizó la zona internacional de seguridad, usando para eso las embajadas, la Universidad de Nanking, y también las propiedades de las cuales era dueño. Asimismo, haciendo valer su calidad de prominente miembro nazi (Alemania y Japón ya eran aliados por ese entonces), se encaró con las autoridades japonesas, pidiéndoles que detuvieran la masacre, aunque sin resultados. Dejó un testimonio de primera mano, en un diario que llevó en aquellos tiempos, y que tiene unas 1.200 páginas.
Su destino posterior fue inmerecido. Regresó a Alemania en 1938 e intentó denunciar las atrocidades que había presenciado en Nanking. Pero la Gestapo lo detuvo, porque Japón y Alemania eran aliados, y por lo tanto, Rabe había ayudado a un país enemigo. Después de la Segunda Guerra Mundial no le fue mejor; rusos y británicos lo interrogaron, y John Rabe pidió ser desnazificado. Obtuvo lo que pedía, pero el juicio respectivo lo dejó en quiebra. Pero entonces, al enterarse de su apretadísima situación económica, los sobrevivientes de Nanking tuvieron un extraordinario gesto humanitario: organizaron la recolección de dinero y comida para su salvador, y le enviaron una pensión cada mes. Esto duró hasta que en 1949 los comunistas llegaron al poder. De todas maneras, Rabe ya no necesitó más ayuda: falleció un mes después, de un ataque al corazón. John Rabe, uno de los más grandes héroes humanitarios de todo el siglo XX, tenía 66 años.
No conocía esta interesante historia. Un nazi contrario a la política de genocidio y exterminio sistemático...
ResponderBorrarNi las historias ni las personas se dividen en blanco y negro, todos tenemos infinitos matices de gris.
No sólo en la misma Edad Media, sino que de manera contemporánea (de hecho, se conocieron en persona) floreció un Papa arrogante y totalitario como Inocencio III, y un hombre santo y benévolo como San Francisco de Asís. Y ambos eran católicos "de su tiempo"...
ResponderBorrarGente com Rabe, nos devuelven la esperanza que siendo una especie(la humana) particularmente cruel, hay seres que asumen la defensa de los semejantes. Tambien es penoso que Rabe como quiza muchos otros fueron olvidados y muy maltratados
ResponderBorrarAda A
Razón de más para rescatarlos y traerlos otra vez a la primera plana. Y es que uno no sabe hasta que se entera, y uno no se entera hasta que alguien se encarga de recordarlo.
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