Cuando se habla de "onanismo" o "pecado de Onán", se alude a la masturbación. La historia bíblica de Onán, y de cómo Dios le castigó por estar masturbándose, ha sido repetida durante siglos por la Iglesia Católica como una manera de desincentivar entre sus fieles la práctica del autoerotismo. Y sin embargo, lo curioso del caso es que, leyendo la Biblia con atención, queda claro de que Onán no pecó por masturbarse, sino por...
La historia de Onán está contenida en el Génesis, capítulo 38, versículos 6 a 10. En ella se describe que Onán se casó con la viuda de su hermano, tal y como era la costumbre entre los antiguos hebreos. Esta costumbre, llamada el levirato, obligaba al hermano a preñar a su cuñada, para que así el nombre y el linaje del hermano no desaparecieran de Israel. Esto, a Onán no le gustó nada, por lo que cuando estuvo con Tamar (tal era el nombre de la viuda), eyaculó fuera de ella ("derramó en tierra"). Por tanto, el pecado de Onán no es la masturbación, sino el coitus interruptus. Y el pecado no es porque la práctica sexual en sí misma sea nefanda, como durante tanto tiempo insistió la Iglesia Católica, sino porque era contraria al mandato de reproducirse y dejar descendencia sobre el mundo.
La condena es en si mismo era porque cuando la mujer enviudaba, tenia derecho a casarse con el hermano de su esposo. Y el primer hijo de estos venia a ser hijo del muerto, para que de esta manera la memoria del que había fallecido no se perdiese.
ResponderBorrarEs correcto, Onán fue en estricto rigor castigado por violar la ley del levirato (casarse con la viuda del hermano). En el posteo no me refería a la finalidad del crimen, sino al medio de comisión, que la Iglesia considera que es la masturbación, y del texto bíblico se desprende que es el coitus interruptus.
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