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jueves, 31 de diciembre de 2015

Los viajes a finales del siglo XX.

Ya hemos comentado acá en Siglos Curiosos acerca de la colección "El mundo del futuro". Fue publicada en inglés en el año 1979, y en español en 1980 por parte de la Editorial Plesa. En estos tres tomos ("Robots", "Ciudades futuras" y "Viaje estelar") se intentaba pintar un fresco acerca de la futura evolución de la tecnología humana. Como al final cada tomo incluía una cómoda tabla cronológica con predicciones acerca de cómo vendría la mano en el futuro, eso nos proporciona la oportunidad acá en Siglos Curiosos para evaluar las predicciones respectivas, si se cumplieron o no, y si lo hicieron en la fecha por supuesto. Como ya hemos comentado sobre los robots y sobre las ciudades, ahora toca el turno sobre la tecnología del transporte, el tomo que se corresponde con "Viaje estelar". Que los lectores no se llamen a engaño. Que hagamos mofa y escarnio es parte del sello particular de Siglos Curiosos, que tenemos una reputación que mantener al final del día, pero sabemos que predecir el futuro es negocio difícil, muchas variables existen, el lado oscuro todo lo nubla, etcétera. Pero sin aburrir más al personal, vamos con lo que nos ocupa.

Para el período de 1980 a 1990 había varias predicciones acertadas que en realidad eran sandías caladas, porque la tecnología disponible y los programas respectivos ya estaban en ejecución. De esta manera, profetizaron con acierto tanto el lanzamiento del transbordador espacial, como la visita a Urano y Neptuno por parte de una sonda espacial Voyager (leñe, si en el mismo 1979 aparecía una sonda Voyager en "Viaje a las Estrellas: La película"...). Otra profecía realizada fue la primera mujer astronauta americana (no, no fue la profesora que se siniestró en el Challenger en 1986, y no, no protagonizó el chiste machista de "déjenla a ella conducir un ratito"... la primera astronauta americana fue Sally Ride, y despegó en el Challenger en 1983, para mayor información y reconocimiento). Volviendo a las profecías cumplidas... está el estudio del cometa Halley por parte de sondas automáticas en 1986 (lo que concretó la sonda Giotto). Mencionemos también el tren de alta velocidad que levita, aunque éste ya existía de antemano, y además se le adjudica a la Unión Soviética (que como sabemos, hizo kataplumski en el paso de la década a la siguiente). Una profecía resultó fallida por más de una década: la llegada de la sonda Galileo a Júpiter en.... 1984 (despegó en 1989 y llegó en 1995). Entre las profecías malamente fallidas están el Kosmolyot, un minivehículo orbital soviético, el uso de dirigibles rellenos de helio en Brasil, Perú y el Sudeste de Asia, y los pilotos automáticos en los automóviles (cosa que ya existe en forma experimental, más de tres décadas después, pero cuya masividad es aún un "por verse").

Las predicciones para el período entre 1991 y 2000 son especialmente parcas. Y fallidas, además. Se insiste en los dirigibles con helio, se señala que el combustible va a ser reemplazado por hidrógeno líquido en las aerolíneas civiles (predicción que tiene que ver más con la paranoia de los '70s sobre el agotamiento del petróleo más que con otra cosa, con toda probabilidad), y la utilización de automóviles electrónicos impulsados por baterías recargables (lo único que obtuvimos al respecto en la década fue la canción de los magios en "Los Simpsons", en donde nos enteramos que la Venerable Orden de los Magios DETUVO el automóvil eléctrico...).

Sobre el período 2001 a 2050 es difícil evaluar, por la obvia razón de que estamos en él. Pero veamos qué cosas estarían cumplidas, según este libro, para 2050. Habríamos visto ya los primeros martenautas, así como transbordadores espaciales de pasajeros (bueno, no hay vuelos regulares, pero el turismo espacial es ya una realidad), expediciones con seres humanos a los asteroides ¡y a Saturno!, y naves espaciales con amplias velas impulsadas por el viento solar (que claro, sólo funcionarían de esa guisa alejándose del Sol; al revés deberían emplear un método de propulsión alternativo). Una profecía resultó especialmente interesante debido a que puede considerársela como cumplida a medias... ANTES del 2001. Me refiero al túnel subterráneo de gran velocidad, lo que puede considerarse como cumplido con el Eurotúnel. Eso sí, dicho tren subterráneo operaría en el vacío para reducir la fricción y ahorrar energía (la obsesión de toda futurología setentera que se respete como tal), algo que hoy por hoy no parece asomarse en el horizonte todavía.

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