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domingo, 22 de enero de 2012

El Año Nuevo de 1696 en Cantón.


El napolitano Giovanni Francisco Gemelli-Careri puede ser considerado el primer turista occidental en China, ya que fue el primer europeo que no viajó como misionero, ni comerciante, ni embajador. Simplemente liquidó su cuantiosa fortuna en 1693 y se lanzó a la aventura. Y nos dejó un colorido relato de la vida en la China a finales del siglo XVII, incluyendo la descripción del Año Nuevo chino que le tocó vivir en Febrero de 1696, en la ciudad china de Cantón. Principia señalando que los tribunales cerraron el 22 de Enero, por lo que viajar en aquellos días resultaba peligroso, y la vigilancia policial debía redoblarse. Al mismo tiempo, los cantoneses colgaron luminarias por toda la ciudad. Acompañando a la renovación del año, los pobres estrenaron ropa nueva, y se cambió el papel de las ventanas (!!).

Las ceremonias empezaron el Jueves 2 de Febrero, y he aquí la descripción de lo que el viajero atestiguó. En todas las casas, durante la noche, se saludan los inferiores a los superiores arrodillándose y golpeando la tierra con la frente en señal de reverencia: los padres ante los abuelos, luego los niños ante los padres, los hermanos menores ante los mayores, y los sirvientes ante los amos. Se queman también perfumes ante una tablilla en la que se inscriben los nombres de los padres, los abuelos y los bisabuelos. Luego, se celebra la fiesta misma. El viernes siguiente, la gente sale a los templos, y luego a visitar a los amigos. Entre amigos, el ritual exige servir tres vasos de vino de arroz a la visita, de manera que, según anota Gemelli-Careri: "suele ocurrir que aquel que tiene muchos parientes y amigos, sale de su casa muy sereno y serio y regresa tambaleándose, muy ligera la cabeza". Durante los tres días siguientes se baten tambores y suenan instrumentos, y también se lanzan fuegos artificiales.

Detalla Gemelli-Careri haber visto en la misma mañana del viernes "un espectáculo muy idiota, a mi entender, pero que los chinos consideran genial". Se hace una vaca de tierra coloreada, y muchos chinos la rodean, la dan a bastonazos, y se arrean entre sí a puñetazos, luchando por los ternerillos que la vaca tiene en su vientre (!!). Luego, los ternerillos se presentan ante los grandes señores, quienes en respuesta regalan ricos presentes.

El martes 14 de Febrero contempló la fiesta de Loum-chuen o de las Linternas. Dice Gemelli-Careri: "Estas linternas eran de papel o seda, de varios colores, con figuras de peces, aves, perros, caballos, leones y otras representaciones, que la luz hacía muy gratas a la vista". Estas linternas iban en pértigas llevadas por una procesión carnavalesca, acompañada por el estruendo de instrumentos de bronce y tambores. Después de referir la magnificencia de las linternas de los ricos, añade que "no hay casa, pobre o rica, que aquella noche no tenga colgada alguna linterna en el patio, dentro de la casa o en las ventanas". Se representan también comedias, sea con títeres, sea con sombras chinas. Y nuestro napolitano prosigue: "Durante estas fiestas se consumen, en todo el imperio, varios millones, tanto en papel para adornar las casas, como para quemarlo, fabricar linternas y fuegos artificiales. Con toda seguridad, si fuese posible divisar todo el imperio desde un punto elevado, todo aparecería iluminado, pues no hay una sola persona en las ciudades, en los campos ni en los ríos, que no alumbre sus linternas pintadas, fabricadas de mil clases distintas, y que no juegue con fuegos de artificio representando diveras figuras de animales"...

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