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jueves, 6 de octubre de 2011

Misteriosa muerte de un químico.


¿Propuso la Teoría de la Evolución? Charles Darwin. ¿Desarrolló la Teoría de la Relatividad? Albert Einstein. Son respuestas que vienen rápido a la mente, de manera prácticamente programadas, como un conocimiento compartido por todos los que saben. Y sin embargo, la investigación científica no funciona de manera tan cuadrada. Cada avance científico en realidad es la acumulación de varios experimentos y datos reunidos por racimos de científicos trabajando en red. A medida que la investigación se hizo más compleja en el siglo XX, hasta el punto que el científico trabajando de manera individual casi ha desaparecido en beneficio de grandes equipos que se llevan el Premio Nobel respectivo en conjunto, esta tarea de acreditación se hace casi imposible. Una de las víctimas de esto fue el pobre Gilbert N. Lewis, quizás uno de los más brillantes químicos del siglo XX... y que tuvo un desgraciado final que puede o no haber estado vinculado a un descubrimiento que nunca se le reconoció de manera adecuada.

Gilbert N. Lewis nació en 1875, y ya estaba en activo cuando se produjeron las enormes revoluciones conceptuales en torno a la investigación del átomo, por obra de la Mecánica Cuántica. Lewis desarrolló un concepto tan básico para la química como lo es el de "enlace covalente", un tipo de relación entre átomos en el cual un mismo electrón es compartido por dos de ellos en el seno de una molécula (este tipo de enlace se presenta, por ejemplo, en el átomo de oxígeno respecto de los dos átomos de hidrógeno alrededor suyo, al formar la molécula de agua: la molécula captura dos electrones, cada uno de los cuales es compartido por el átomo de oxígeno y uno de los átomos de hidrógeno). Pero sus aportes no se detuvieron ahí, y algunos en particular respecto a las superficies, llevaron a los trabajos de un colega llamado Irving Langmuir. En 1932, Irving Langmuir se llevó el Premio Nobel de Química por sus "descubrimientos e investigaciones en la química de superficies", según la expresión de la Real Academia Sueca de Ciencias. Esto, sin reconocer a Lewis, que a lo largo de su vida estuvo candidateado ¡35! veces al Premio Nobel de Química, sin haberlo obtenido nunca. El problema es añejo como el mundo: Gilbert N. Lewis era superior como químico... pero Irving Langmuir era más hábil en las relaciones públicas.

El caso es que el 23 de marzo de 1946, cuando Gilbert N. Lewis tenía 70 años, su cuerpo fue descubierto sin vida en su laboratorio. En la sala se encontró un frasco con cianuro de hidrógeno, un líquido incoloro y muy venenoso. Se asumió que las emanaciones de dicho frasco debieron haberlo matado. Se apuntó como causa de muerte un infarto, y se archivó el caso sin practicar una autopsia.

Pero las cosas se ponen mejor si uno considera que años después, aparecieron testigos afirmando que ese mismo día, Gilbert N. Lewis había almorzado con Irving Langmuir, y que de hecho había estado de un humor muy negro después de haber compartido con él. Para nadie era un misterio por supuesto que Gilbert N. Lewis e Irving Langmuir se detestaban por el asunto del Premio Nobel y del adecuado reconocimiento sobre las teorías del funcionamiento de las superficies a nivel atómico. Hay quien ha llegado incluso a sugerir la fea palabra "asesinato". Y no se descarta que a las últimas, el asunto haya sido no un accidente ni un asesinato, sino un simple suicidio. Simple y triste también, en particular debido a la víctima y sus circunstancias.

4 comentarios:

  1. En algunas ocasiones incluso han llegado a plagios, como le ocurrió al astrónomo chileno Mario Hamuy con una investigación que hizo de las supernovas. Tras dar una conferencia en la Universidad de Harvard, un alumno de pos grado y un profesor le pidieron documentos sobre el particular, y éstos los publicaron en una revista norteamericana como si fueran de su autoría.

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  2. Lo de Mario Muray, no lo sabía, habrá que investigar. Pero no me extraña. Si nos ponemos a investigar en materia de plagios científicos, pues bien...

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  3. Waa, qué historia triste e injusta... como tantas otras. Sin ir más lejos, Darwin se adelantó a publicar "El Origen de las especies" porque un colega suyo estaba trabajando en lo mismo. Pero la Historia selecciona nombres, muchas veces en forma injusta.

    Con respecto a los premios Nobel, siempre tuvieron un trasfondo político. (Recordemos la injusticia de JL. Borges, y seguramente muchos más).

    Saludos!

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  4. Primero que nada, mis disculpas por el retraso al contestar, y... poniéndome al día.

    Lo de Darwin y Wallace nunca lo he posteado porque no he encontrado el ángulo para hacerlo, sin terminar escribiendo un testamento (la idea es que los posteos sean más bien concisos... aunque en algunos casos...). Pero lo tengo bien presente. Además que Wallace obtuvo algún premio de consuelo (la llamada "barrera de Wallace" por ejemplo).

    Sobre los Premios Nobel hay para rato. Y ya he posteado algunas cositas al respecto...

    Saludos igualmente.

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