Ramón Barros Luco, Presidente de Chile entre 1910 y 1915, fue sin lugar a dudas el más ineficiente e inercial de todos los que han pasado alguna vez por el cargo. Pero este quietismo absoluto que el pueblo chileno hubo de sufrir en aquellos días, entregó una serie de anécdotas para la posteridad. El propio Barros Luco era individuo de personalidad acomodaticia y socarrona, y ello dio lugar a muchas anécdotas. Su matrimonio no fue una excepción.
En 1897 era Presidente de Chile don Federico Errázuriz Echaurren, y éste quiso enviarlo a un cargo en Francia. Pero Ramón Barros Luco era un solterón recalcitrante, y ya había pasado la sesentena, y Errázuriz, por un tema de imagen y de protocolo diplomático, prefería a alguien que estuviera casado. Barros Luco le pidió entonces al Presidente Echaurren unas semanas para solucionar el tema.
Visitaba Barros Luco asiduamente a la familia de don José Florencio Valdés, un parlamentario amigo, en la cual había una señorita joven, buenamoza, y que recientemente había enviudado, heredando una suculenta fortuna. Barros Luco pidió entonces la mano... de su hermana mayor, doña Mercedes Valdés Cuevas, que ya había sobrepasado la cincuentena y que ya se había resignado a vestir santos. Por supuesto que esto extrañó a todo el mundo, y le fueron a consultar a Barros Luco sobre el por qué de su decisión, a lo que éste replicó:
- A mis años, prefiero ser una sorpresa para una soltera antes que un desengaño para una viuda...
Y una anécdota más para cerrar este posteo. Doña Mercedes era mujer muy devota, y veía con preocupación la carencia de fe de su flamante marido. Un día le pidió que ambos se dedicaran, en las tardes, a leer vidas de santos. La socarrona respuesta de Barros Luco: "Mercedita, no hay que meterse en las vidas ajenas"...
Barros Luco se casó siendo presidente.
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