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domingo, 2 de mayo de 2010

Un Gran Príncipe ruso envenenado por los mongoles.


Durante su permanencia ante el Gran Khan de los mongoles, durante el año de 1246, Giovanni da Piano Carpini fue testigo nada menos que del asesinato de un rey ruso. En la época, los mongoles se habían construido un imperio que iba desde las planicies de Ucrania hasta las fronteras de China. Esto los llevó a enredarse en guerras con los príncipes rusos, entre los cuales causaron grandes estragos (de hecho, el dominio mongol sobre los rusos duraría sobre prácticamente todo el resto de la Edad Media, y recién en el siglo XVI se empezarían a invertir efectivamente las tornas).

La principal figura rusa fue Yaroslav II de Vladimir. Luego de que los rusos tomaran Kiev, Yaroslav fue coronado Gran Príncipe en la ciudad de Vladimir, y desde ahí intentó reconstruir el poderío ruso. Obviamente, sus pretensiones chocaban de frente con el expansionismo mongol, y nuevas campañas militares le forzaron a aceptar el vasallaje. En una de las ocasiones, el Gran Khan Kuyuk le obligó a viajar hacia el este, hacia un encuentro. Kuyuk estaba recién entronizado, y exigió el reconocimiento de todos sus vasallos, de manera que en su palacio se congregaron embajadores de todas partes. Según Piano Carpini: "se hallaban el duque ruso Yaroslav de Susdal, varios jefes de los kitais y los solangues, dos hijos del rey de Georgia, un embajador del califa de Bagdad, que era sudanés, y otros diez sudaneses más de los sarracenos". En esa mescolanza racial y cultural, el intérprete de Piano Carpini, Temer, era un soldado de Yaroslav.

Mientras estaba en territorio mongol, Yaroslav fue invitado a la tienda de Toregene, la madre del Gran Khan. El testimonio de Piano Carpini es bastante decidor: "Al gran duque lo invitó la madre del emperador, la cual le obsequió con comida y bebida, para honrarle, dada con sus propias manos. Tras regresar de inmediato a su alojamiento, el duque cayó enfermo y murió al séptimo día; todo su cuerpo mostraba un extraño color amarillento, por lo que todo el mundo creyó que le habían envenenado para apoderarse libremente de sus tierras; y lo que confirma esta sospecha es que, tras esta muerte, según dijeron los hombres de Yaroslav que ahí estaban, la madre del emperador envió urgentemente un mensajero a Rusia, para que Alejandro, hijo de Yaroslav, viniese a verla, pues deseaba entregarle las tierras de su padre; pero este hijo rechazó la invitación y no se movió de sus dominios en Rusia, por más que ella le envió varias cartas diciéndole que acudiera a recibir las tierras de su padre. Todo el mundo pensaba que si venía lo matarían o encarcelarían a perpetuidad". Este Alejandro no es otro sino el después famoso Alexander Nevski, que a pesar de defender a su patria de una invasión alemana, prefirió llevar una política conciliadora hacia los mongoles, no tratando nunca de sacudirse su vasallaje (algo que por cierto oculta la peli patriótica "Alexander Nevski", que Eisenstein rodó en 1938, para quienes la hayan visto).

¿Envenenó realmente Toregene a Yaroslav? La verdad es que resulta complicado determinarlo. Por supuesto que no hubo ni investigación ni encuesta, y el propio Piano Carpini se limita a constatar los hechos, sin juzgamiento alguno. Por otra parte, Toregene era conocida por ser una mujer intrigante y despiadada, y por lo tanto, no es tan impensable que haya decidido deshacerse de un príncipe molesto de una vez por todas. Sea como fuere, el resultado de la muerte de Yaroslav fue que el dominio mongol sobre los rusos quedó bien asentado, y la Horda de Oro mongola ya no se movería de Rusia en un buen par de siglos.

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