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jueves, 9 de julio de 2009

¿Nosferatu o Drácula?


Desde que fue publicada en 1897, la novela "Drácula" de Bram Stoker fue un éxito rotundo. Era sólo cuestión de tiempo antes de que el naciente arte del cine intentara adaptar la historia a la pantalla grande. Pero debían andarse con mucho cuidado, por un tema que en ese entonces también era incipiente: la protección de los derechos de autor.

En 1907, Hollywood había tenido su primer traspié con la experiencia, luego de la desdichada experiencia de adaptar "Ben Hur" sin haberse asegurado bien los derechos de autor. Pero hecha la ley, hecha la trampa: bastaba con tomar el asunto de la novela, y cambiar el nombre de todos los personajes, más unas cuantas situaciones, y ya podía ser tomada como una obra distinta. La productora alemana Prana Films tomó dicho camino para adaptar "Drácula". Esto, porque los derechos de la novela habían ido a parar a manos de una productora rusa, que en 1920 había realizado la que con justicia podría considerarse la primera adaptación fílmica de la novela, aunque para nuestra desgracia, dicha película se ha perdido. Hubo también una versión húngara, dirigida por un tal Károly Lajthay, en donde se toma el personaje del Conde Drácula literalmente, aunque parece ser que no se adapta la trama. Parece ser, decimos, porque para variar un poco, de dicha producción tampoco se conserva ninguna copia.

En este ambiente, como decíamos, Prana Films tuvo la picardía suficiente para robarse lo esencial del argumento y cambiar los personajes y circunstancias. La palabra "Nosferatu" deriva del idioma serbio, y significa "no-muerto". La protagonizó Max Schrek, aunque con tanto maquillaje debajo es difícil reconocerlo (de hecho, hubo quien afirmó que el verdadero actor sería Hans Rameau, guionista amigo de Murnau, el director). El personaje, como decíamos, no podía llamarse Drácula, así es que le pusieron el sonoro nombre de Conde Orlok. Aún así, la viuda de Bram Stoker se fastidió visiblemente, e inició los correspondientes procesos legales, rematando así en la destrucción judicial de las copias que circulaban. Sin embargo, en este caso contamos con algo más de suerte, y hubo quién guardó copias, gracias a lo cual en la actualidad podemos ver el filme sin problemas (bueno, sin mayores problemas que conseguírselo, que esto no lo reeditan todos los días en DVD). En 1931, cuando se realizó la famosa versión con Bela Lugosi, esta vez sí que los Estudios Universal amarraron bien todos los cabos, y compraron los derechos de autor como corresponde. Esto, aunque la película se basaba en realidad en una obra de teatro, de John L. Balderston y Hamilton Deane, que eso sí, se basaba a su vez en la novela original de Bram Stoker.

Visto así, no deja de ser irónico que en 1979 el director Werner Herzog hizo un remake de "Nosferatu" con la bellísima Isabelle Adjani como Lucy, y el siempre pasado de roscas Klaus Kinski como el Conde Drácula (¡no Conde Orlok, a diferencia del original, nótese!). O sea, el "Nosferatu" de Herzog es el remake de un plagio, pero a la par de tomar el argumento de la "copia original", por así llamarla, se queda con el personaje de la obra plagiada...

Irónicamente, el primer vampiro en el cine apareció al año siguiente de inventarse el cinematógrafo. Se trata de la película "Le Manoir du Diable", de George Méliès, que data de 1896. Decimos esto para hacer notar que la novela de Bram Stoker fue publicada en 1897, por lo que bien podemos decir que el cine hizo su primera película de vampiros antes de que el vampiro más famoso de todos hubiera siquiera hecho su aparición...

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