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jueves, 21 de mayo de 2009

El suelo de Londres en Manhattan.


Durante milenios, las leyes de la urbanística dictaban que si una ciudad era arrasada por completo (incendio, saqueo, demoliciones, terremoto, etcétera), había que apisonar bien los escombros, que solían ser de adobe, y construir una nueva ciudad encima. A veces, a lo largo de los milenios, estas ciudades que empezaban en el llano, terminaban construyendo colinas de una altura bastante apreciable, de tanto montar una ciudad sobre otra. Es el caso de Troya, por ejemplo, o el de Jericó. Incluso en fecha tan reciente como la Segunda Guerra Mundial, los alemanes optaron por reconstruir todo el Hamburgo demolido por las bombas, simplemente arrasando las ruinas y construyendo encima.

Pero el destino de las ruinas londinenses fue ligeramente distinto. Parte importante de la resistencia de Inglaterra contra los nazis provenía del incontable manantial de suministros que las naves mercantes de Estados Unidos llevaban, cruzando un Océano Atlántico repleto de submarinos alemanes. Pero resulta que las naves necesitaban lastre para emprender el viaje de regreso, y ese lastre no lo iba a proporcionar la industria inglesa, cuyas exportaciones, por razones comprensibles, había caído a cero, considerando que todo el esfuerzo manufacturero nacional estaba concentrado en fabricar pertrechos militares y lo que fuera más esencial para la supervivencia de la población. El único material que tenían a mano las naves mercantes estadounidenses para usar en su viaje de regreso, eran los cascotes urbanos que quedaban en Londres y otras ciudades después de los bombardeos de los Stukas. Así es como parte importante del suelo y las ahora demolidas construcciones inglesas, emprendieron una curiosa peregrinación hacia el oeste, a través del Océano Atlántico, hasta ser echadas como una nueva costa, en la orilla del East River, en la costa de Manhattan...

2 comentarios:

  1. General, Que gran historia!!

    Las vueltas que dieron estos cascotes ;-)

    Un saludo!

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  2. Práctica vieja ésta, en todo caso. Los comerciantes italianos en la Edad Media surcaban el Mediterráneo con mármoles de monumentos clásicos cuando les faltaba lastre... ¡Eso es saber hacer comercio con el arte! :-D

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