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jueves, 23 de abril de 2009

El juicio contra Protágoras.


Protágoras de Abdera fue sin lugar a dudas uno de los filósofos más importantes de la Antigua Grecia. Sin embargo, para nuestra desgracia, a pesar de haber escrito varias obras (Diógenes Laercio, importante biógrafo de la Antigüedad, menciona al menos once), ninguna de ellas se conserva. Y es que Protágoras no pretendía enseñar grandes doctrinas filosóficas (a pesar de que las tenía), sino que tendía a la enseñanza práctica, fundamentalmente de la Oratoria, y por lo tanto, fue presa fácil para los místicos disfrazados de filósofos como Platón y otros (el propio Platón se dignó, de todas maneras, escribir un diálogo sobre Protágoras). Por su parte, Protágoras tuvo un final un tanto desgraciado, a resultas de un juicio que se le siguió por impiedad.

Protágoras llegó a Atenas y vivió en dicha ciudad en el siglo V a.C., un período excepcional como pocos en la Historia, por el cúmulo de genios que allí se reunieron y desarrollaron sus talentos artísticos, científicos, históricos, literarios y filosóficos. Protágoras llegó a ser amigo de Pericles el Olímpico, el principal líder ateniense, y esto pudo haberle valido la desgracia, ya que el juicio contra Protágoras coincidió con una ola general en contra de este líder.

El pretexto que encontraron para enjuiciar a Protágoras fue que éste habría escrito un tratado ("Sobre los dioses") que ponía en duda a los dioses, y que leyó a algún grupo de amigos. Diógenes Laercio cita así sus primeras palabras: "Con respecto a los dioses no puedo conocer ni si existen ni si no existen, ni cuál sea su naturaleza, porque se oponen a este conocimiento muchas cosas: la oscuridad del problema y la brevedad de la vida humana". Es obvio que con estas palabras está haciendo profesión de agnosticismo y no de ateísmo, porque cuestionaba a los dioses, pero no los negaba de raíz, pero esto bastó para que sus enemigos le acusaran (como puede verse, la famosa Ciudad Luz de la Antigüedad y la que muchos consideran "cuna del pensamiento racional", a veces podía también ser harto irracional). Diógenes Laercio menciona a un tal Pitidoro como su acusador, pero Aristóteles menciona a un tal Evatlo, lo que tendría mucho sentido porque según Diógenes Laercio, Evatlo era discípulo de Protágoras y le debía unos honorarios... que jamás tendría que pagar si Protágoras terminaba condenado.

Parece ser que Protágoras terminó siendo condenado al destierro, bajo la acusación de "asebia" o impiedad (la misma con la que Sócrates fue condenado a muerte, unos treinta años después). Según refieren varias fuentes, la nave en que viajaba naufragó, y Protágoras habría muerto ahogado. Esto sucedió probablemente hacia 429 a.C., pero las fuentes no concuerdan en su edad (70 o 90 años). Así terminó la breve y triste aventura agnóstica y de libertad de pensamiento de Protágoras, ahogada por el falso puritanismo y su buen poco de mezquindad política...

NOTA DE SIGLOS CURIOSOS: Este posteo sobre libros, libertad de pensamiento, agnosticismo y censura religiosa, es una publicación especial de Siglos Curiosos en el Día Internacional del Libro. Que los lectores de Siglos Curiosos encuentren buen solaz en nuestros viejos compañeros los libros, son los deseos de su seguro servidor el General Gato.

1 comentario:

  1. en lo personal admiro mucho a Protágoras, he tenido la oportunidad de leer unas cuantas biografias de el y todo pero lo que me da rabia es no encontrar el libro "sobre los dioses"
    porque lo quemaron u.u

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