Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
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domingo, 21 de diciembre de 2008
¿Juan XXIII...?
Durante cerca de medio milenio, el nombre "Juan" fue maldito entre los Papas, y ninguno quiso llamarse así. Y eso que Juan era uno de los predilectos de los Papas para darse nombre a sí mismos. Hasta el siglo XIV, la lista oficial de Papas incluye a 22 Juanes. Juan XXII gobernó a la Iglesia Católica entre 1316 y 1334, y por lo tanto ejerció su Papado no desde Roma, sino desde la ciudad de Avignon (el Papado tuvo dicha ciudad por sede entre 1309 y 1377, por razones políticas, fundamentalmente la presión de la entonces poderosa corona francesa).
Todo cambió después de 1378. En esa fecha se produjo un gran cisma, con dos Papas peleándose por la legitimidad, uno desde Roma y el otro desde Avignon (más tarde, desde el Concilio de Pisa de 1409, hubo incluso un tercer pretendiente). El historiador Edward Gibbon, en su voluminosa "Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano", en el apartado reservado a la Edad Media (la caída del Imperio Bizantino o Romano de Oriente), dice sobre el carácter inicuo y violento de este Papa ("antipapa", según la Iglesia Católica), que se le acusó de piratería, asesinato, violación, sodomía e incesto, y que se suprimieron contra él las acusaciones más graves (¿las había peores...?). El caso es que en el Concilio de Constanza se le obligó a renunciar junto con los otros dos pretendientes (1417). Y la reputación del nombre Juan quedó tan manchada, que ningún Papa quiso llamarse así en los próximos 500 años (como la Iglesia Católica lo considera antipapa, cualquier Papa Juan debería darse el número XXIII, y no el XXIV, para mayor bochorno).
Hasta la llegada de Angelo Roncalli, un cardenal cuya carrera diplomática al servicio del Vaticano le había entrenado bien en el arte de los mensajes sibilinos. En 1958, próximo a cumplir los 77 años, fue elegido Papa. Para sorpresa general, tomó el nombre de Juan XXIII. Cuando le preguntaron el por qué había adoptado el nombre de un antipapa como el suyo propio, repuso con notable sabiduría que antes del "antipapa" Juan XXIII del siglo XV, habían existido 22 Papas legítimos de nombre Juan... Además de que el nombre Juan está por todas partes, incluida la Iglesia de San Juan Lateranense (esto es, San Juan de Letrán, una ciudad actualmente en la órbita de la megaciudad de Roma). Y si el Juan XXIII renacentista había sido un bribón de marca mayor, y seguramente uno de los hombres más despreciables que han pasado por el solio pontificio, el Juan XXIII del siglo XX resultó ser tan asombrosamente carismático y abierto al mundo de su tiempo, que fue honrado universalmente después de morir (cáncer, en 1963) con el apodo de "el Papa bueno".
Para hacer más compleja la cuestión de la numeración de los Papas Juan, resulta que posiblemente Juan XXIII sea efectivamente el N° 23, y el "antipapa" Juan XXIII en realidad sea "Juan XXII". En la Edad Media hubo notables confusiones por una inscripción malinterpretada en el Liber Pontificalis (aquel libro oficial en que se registran los Papas). De hecho, formalmente nunca ha habido un Papa Juan XX, por lo que el "antipapa" Juan XXIII vendría siendo en realidad Juan XXII, y así Angelo Roncalli, en el siglo XX, efectivamente habría sido Juan XXIII (sin considerar como antipapa al Juan XXIII del siglo XV...).
Lo extraordinario de Juan XXIII fue haber implementado la lectura de la Biblia en la iglesia católica, Pues antes a los fieles les era prohibido leerla
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