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jueves, 22 de mayo de 2008

La estructura política del Imperio Azteca.

Cuando hablamos de "imperio", nos referimos generalmente a un buen puñado de naciones reunidas férreamente bajo un mismo trono, con un mismo ejército, y con una organización más o menos centralizada, o que pretende serlo al menos. Este modelo de imperio está basado, claro está, en el caso del Imperio Romano, con seguridad el más famoso de todos los imperios (además de ser el que le dio nombre de imperio a todos los demás). Por eso, la estructura interna del mal llamado "Imperio Azteca" es, cuando menos, curiosa.

De entrada, el Imperio Azteca era cualquier cosa, menos centralizado. Esto se entiende mejor si se considera que los aztecas no eran sino una tribu más de las varias chichimecas que pasaron desde algún punto en los actuales Estados Unidos, hasta el Valle de México. Las tribus chichimecas nunca abandonaron del todo su vieja organización tribal, hasta el punto que las políticas públicas se confundían con el patrimonio y los asuntos privados de la familia real; la monarquía era, por cierto, electiva, rasgo éste reminiscente de organizaciones tribales en las que el líder no sólo debe tener derecho al trono, sino imponerse en él.

Durante mucho tiempo, las tribus aztecas vivieron sometidas al poder de la tribu de los tepanecas, que se habían hecho fuertes en Azcapotzalco, y para quienes trabajaron durante mucho tiempo como mercenarios. Sin embargo, cuando consiguieron rebelarse y doblegar a Azcapotzalco en 1428, fueron tres ciudades las que tomaron el control: Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopán. Esta es la génesis de la llamada Triple Alianza. Porque en verdad el Imperio Azteca no era un imperio, sino una confederación. Y el control que Tenochtitlán, la gran capital azteca, ejercía sobre otros territorios, no era administrativo ni militar: en muchos casos, después de conquistar las ciudades, en vez de someterlas a gobierno directo reinstalaban a los reyes que ellos mismos derrocaban, a cambio de que éstos en adelante fueran sumisos y pagaran un tributo anual a Tenochtitlán. Y ésa es toda la magnífica organización imperial azteca.

A lo largo del tiempo, Tenochtitlán fue prosperando sobre sus dos congéneres. En 1502 se produjo un cambio radical, cuando en vez de elegirse como tatloani a un jefe militar, fue elegido un sacerdote: Moctezuma II. ¿Habría devenido este proceso en una reorganización administrativa? ¿Habría llegado con él, el Imperio Azteca, a ser de verdad una organización imperial centralizada como las de toda la vida? Eso jamás lo sabremos. En 1519, Moctezuma II recibió la visita de un puñado de conquistadores españoles que a sangre y fuego (y pólvora) se impusieron sobre los aztecas, y anexaron su federación al más vasto Imperio Español. Mesoamérica recibió entonces una organización imperial en forma, pero ésta vino de manos extranjeras, españolas, y no de parte de los propios aztecas.

6 comentarios:

  1. interesante info, ahora puedo hacer una relación entre la "confederación azteca" y su cercanía a la confederación romana del s. III,con la unificación de Italia; el calificativo de imperio no es muy precizo, toda la razón.

    Salu2!

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  2. Creo que se relaciona un poco con nuestra época, en que la Tierra entera está dividida en cerca de dos centenares de gobiernos centralizados. Debe recordarse que hace no muchos años atrás, el gobierno de Estados Unidos le puso el nombre de "Estados fallidos" a aquellos en que no había poder central, y éste se encontraba repartido en varios señores de la guerra lidiando entre sí (el apelativo tenía fines políticos, claro está, pero lo importante acá es que eran "Estados que no se ajustan a lo que se supone es un Estado decente como los de toda la vida"). Por eso, ver estas organizaciones políticas del pasado puede ser un poco curioso.

    Salvo que asumamos la interesante tesis de que así como antaño existió una "Confederación Azteca" o una "Confederación Romana" allí donde nosotros vemos un "Imperio Azteca" o un "Imperio Romano", los historiadores del futuro vean un "Imperio Estadounidense" allí donde nosotros vemos muchos Estados independientes, formalmente al menos...

    Saludos.

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  3. Me dedico a la planeación urbana o en su defecto a la planeación territorial. Y el centralismo, es decir la toma de decisiones del ámbito territorial periférico (municipios) todavía se desarrolla en la Cd. de México. Esta es una estructura heredada desde la época mencionada en el texto. Incluso hoy escucho cosas como "¿que decidieron allá los tlatoanis?", de gente de Reynosa hablando de los gobernantes y administadores capitalinos.
    Una cosa sorprendente del "Imperio Azteca", era la asimilación de las culturas sojuzgadas, lo cual también queda reflejado en el texto. Los dioses locales eran respetados a condición de que en lo altares se pusieran los dioses mexicas (aztecas) y santo remedio. Por eso cuando llegaron los españoles y sojuzgaron a los mexicas, éstos últimos pensaron que bastaría con poner al dios de los blancos en sus altares ancestrales y santo remedio, además de que deberían pagar un diezmo como pueblo conquistado. Pero los españoles mostraron INTOLERANCIA, a tal grado que todas las iglesias de aquella época estan cimentadas ENCIMA de una Pirámide (el caso más exspectacular es Cholula, Puebla; con dos y hasta 3 iglesias por manzana).
    La INTOLERANCIA, mala en el pasado y mala hoy.

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  4. Me parece interesante lo que dices Sergio, respecto a lo del "Tlatoani", que si no me equivoco, hasta la llegada de los españoles se trataba del máximo dirigente mexica. Podemos relacionar esto, bien estructuralmente, jajaja, con una conducta similar en todo latinoamerica; me refiero a las oligarquías latinoamericanas, a los grandes latifundistas del continente y la gran masa indígena sojuzgada a los designios de estos "tlatoanis". Acá en Chile ocurrió con el inquilinaje, algo parecido con los zapatistas en México ¿No? Me parece una condicion servil, la de la América latina del s.XX, y en parte la de hoy.

    Claro, Ciudad de México está sobre Tenochtitlán,sepultada por los intereses españoles, pero dicha intolerancia puede ser explicada bajo la mirada rigurosa de los procesos históricos.

    Un abrazo. Apasionante tema :)

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  5. Debemos tener presentes que las ideas de democracia, derechos humanos, participación cívica, etcétera, aunque sus defensores las prediquen como universales, en realidad son un desarrollo particular de la cultura europea del siglo XVIII, y por lo tanto, en principio extrañas a otras culturas (como la latinoamericana) en donde se han tratado de injertar. No digo que la cultura democrática sea algo malo (creo que por el contrario, es una cultura de valores muy positivos), ni que los tarados nativos fuera de Europa nunca la van a aprender, sólo remarco que las instituciones latinoamericanas son menos democráticas de lo que sería deseable según "estándares europeos", por expresarlo de alguna manera, debido al peso de una tradición que en lo básico no tiene nada que ver con la democracia, los derechos humanos, la participación cívica, etcétera. De ahí la dificultad de introducir la democracia en Latinoamérica, el Medio Oriente, China, etcétera.

    Sobre esa política azteca de meter sus propios ídolos al lado de los dioses locales, debo confesar, no sabía nada. Pero la verdad, no me extraña. Es una ley histórica que los imperios ecuménicos exitosos han tendido a practicar la tolerancia religiosa para sobrevivir. Incluso el Imperio Español, uno de los más intolerantes imperios en materia religiosa que han existido con toda probabilidad, a la hora de calentar la comida tuvo que camuflar el politeísmo latinoamericano bajo la advocación de legiones de santos, y de hecho el culto quizás exacerbado de los santos es, a mi gusto, uno de los rasgos propios de la religiosidad popular latinoamericana.

    Saludos.

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  6. Me ayudaste mucho con tu gran explicación tan clara sobre como fue evolucionando el gran imperio o confederación AZTECA

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