Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
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domingo, 27 de abril de 2008
La apuesta de Pascal.
Curiosamente, en los más de dos años que Siglos Curiosos lleva en línea, no es algún posteo sobre la Edad Media, sobre la guerra o sobre América Precolombina que se lleva la palma por mayor cantidad de visitas dentro del blog, sino el relacionado con la Pascalina. Aunque ha caído su tanto, de todas maneras sigue en el Top Ten de lo más leído en Siglos Curiosos (BlogPatrol dixit). Y si Pascal quieren nuestros lectores... Pascal hasta que revienten.
Blaise Pascal vivió escasos 39 años: nació en 1623 y murió en 1662. Quizás por su mala salud consuetudinaria, desarrolló una intensísima vida espiritual, que lo llevó desde las Matemáticas y la Hidráulica (campos en que hizo importantísimas contribuciones) hasta la Teología y el Misticismo. Una curiosa combinación de dos grandes preocupaciones suyas, la Teoría de las Probabilidades y el Misticismo, radica en la llamada "apuesta de Pascal". Según Pascal, creer en Dios es apuesta más segura que no creer, porque eso abre cuatro posibilidades: 1.- Creo en Dios y acierto, entonces mi ganancia es infinita (me voy al Cielo), 2.- Creo en Dios y me equivoco, entonces no gano ni pierdo nada (mi vida se acaba, sin Cielo ni Infierno), 3.- No creo en Dios y acierto, entonces entonces no gano ni pierdo nada (no hay vida ultraterrena otra vez, por lo que no gano ni pierdo nada), y 4.- No creo en Dios y me equivoco, entonces mi pérdida es importante y quizás infinita (me voy al Purgatorio o al Infierno). Por tanto, creer en Dios es apuesta segura, porque es imposible perder (aunque es posible "no ganar"), mientras que ser ateo es una pésima apuesta porque no hay forma de ganar (aunque sí se puede "no perder"). La palabra "apuesta" es correcta porque no en balde, Blaise Pascal fue uno de los fundadores de la moderna Teoría de Probabilidades, y por lo tanto, lo que estaba haciendo era aplicar las Matemáticas más novísimas de su tiempo, al pensamiento religioso.
Aunque la apuesta de Pascal ha sido esgrimida desde antiguo por muchas religiones como defensa de su fe (de una manera no tan matemática, por supuesto), no resiste un análisis lógico demasiado firme, y en realidad Pascal hace una serie de asunciones derivadas de su propio pensamiento místico. Por ejemplo, podría darse la circunstancia de que existiera un Dios en efecto, pero éste premiara el pensamiento racional y castigara la fe ciega; y en este caso estamos creyendo en Dios por fe y sin evidencias (sólo por argumento de probabilidad, no por certeza). Por otra parte, la esencia de la fe es justamente dar un salto más allá de la razón, por lo que creer en Dios como parte de una apuesta probabilística es justamente negar la fe. Además, este esquema sólo funciona dentro de una creencia teológica en que hay un Dios que castiga o premia de manera infinita, idea congruente con el pensamiento de Pascal (éste pertenecía a la secta de los jansenitas, y éstos eran conocidos por su rigor místico, tanto que a pesar de ser fieles a la Iglesia Católica, ella misma terminó por reprobarlos). Sin embargo, este Dios Premiador o Punisher no necesariamente tiene que existir (por ejemplo, si el premio ultraterreno no es infinito, entonces quizás no compense las privaciones terrestres, y a la inversa, si el castigo ultraterreno debe terminar en algún minuto, entonces quizás valga la pena aceptarlo a cambio de una recompensa terrena mayor). Y por cierto, queda abierta la gran pregunta de... ¿y si elegimos adorar a un dios que resulta no ser el correcto...? ¿Acaso por creer en el Dios Cristiano, no podría eventualmente castigarnos Alá o Buda, en caso de que alguno de ellos, u otro, sea el cappo di tutti cappi...?
Volviendo al terreno netamente histórico, parece ser que, a pesar de vivir sus últimos años en un misticismo y automortificación monacal, el propio Pascal falleció un tanto angustiado: sus últimas palabras habrían sido "ojalá que Dios nunca me abandone" ("Puisse Dieu ne jamais m'abandonner")...
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