El Polo Norte geográfico es el punto en el cual el Eje Terrestre (la línea imaginaria que cruza el centro de la Tierra, y alrededor de la cual rota el planeta) emerge desde el interior hacia el exterior del planeta. No pocas veces se piensa que la brújula apunta hacia éste, pero eso no es así. La brújula se guía por el magnetismo de la Tierra, y éste no se relaciona con la rotación de ésta, sino con los movimientos y convecciones del poderoso núcleo terrestre, que al ser en buena parte ferroso, genera el campo magnético terrestre. Por tanto, el Polo Norte geográfico y el Polo Norte magnético no necesariamente tienen que coincidir, y de hecho no coinciden.
Se sabe, por el estudio de los sedimentos marinos, que el Polo Norte magnético se desplaza a lo largo de la Tierra, y que se han producido inversiones magnéticas de la Tierra, de manera que el Polo Norte magnético ha coincidido a veces con el Polo Sur geográfico. Menos conocido es el hecho de que estos movimientos se han producido no sólo en escala geológica, sino incluso en el breve espacio de tiempo que ha ocupado el ser humano sobre la Tierra... incluyendo nada menos que la última centuria.
Un oficial de la Royal Navy (la Armada de Inglaterra) llamado James Clark Ross emprendió en el siglo XIX cuatro expediciones hacia las por entonces inexploradas tierras árticas. En una de ellas, en 1831, le cupo el honor de descubrir el Polo Norte magnético, localizándolo en el continente norteamericano, concretamente en Canadá, algo por encima del Círculo Polar Artico (aproximadamente 70° Norte y 95° Oeste). En 1904, el noruego Roald Amundsen (conocido porque años después competiría con Robert Falcon Scott en la carrera por llegar al Polo Sur) emprendió su propia expedición al Artico, y reportó un hecho inquietante: el Polo Norte magnético se había desplazado levemente por el continente hacia el norte.
En 1948, Canadá empezó a realizar mediciones regulares para determinar la posición del Polo Norte magnético. Para esas fechas, éste había abandonado el continente propiamente, y se había asentado en la Isla del Príncipe de Gales, aproximadamente a 73° Norte y 100° Oeste (o sea, tres grados al norte y cinco al oeste de las mediciones de 1831). Y fue el comienzo. En 1972, el Polo Norte magnético estaba sobre la Isla de Bathurst, y en 1994 sobre la Isla Ellef Ringnes. O sea, en los 46 años entre 1948 y 1994, se había deslizado más distancia que durante todo el siglo anterior, alcanzando casi el paralelo 80° Norte, y acercándose a los 105° Oeste. Para el año 2005, el Polo Norte magnético ya había abandonado incluso el archipiélago norteamericano, y se había adentrado derechamente en el Océano Glaciar Artico. Esto suma un movimiento de aproximadamente 1100 kilómetros (la distancia entre el Polo Norte geográfico y el Ecuador es de aproximadamente 10000 kilómetros), el más grande desde el siglo XV a lo menos.
Curiosamente, la única gran complicación que hubiera podido causar este desplazamiento, ya no es tal. Sucede que el desplazamiento del Polo Norte magnético incide en la formación de auroras boreales, y con ello dificulta a la navegación por brújula. Esto hubiera sido un inconveniente siglos atrás, pero en la actualidad, con el sistema de posicionamiento global GPS, no pasa de ser un simple entremés del viaje.
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