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domingo, 29 de julio de 2007

Nirvana.


Esta entrada no es, por supuesto, sobre la banda grunge de Seattle liderada por el manido Kurt Cobain, sino sobre el original Nirvana de la India. El Nirvana es famoso por su asociación con el Budismo. Así, para Buda, el Nirvana sería el estado último que puede alcanzar un ser humano.
Es usual describir al Nirvana como un estado de aniquilación final de la individualidad. Este proceso, a los oídos occidentales, suena un tanto cataclísmico, acostumbrados como estamos a pensar en la vida de ultratumba en términos puramente individualistas: o sea, el alma se pierde o se salva permaneciendo siempre de una sola pieza. En cambio, para los habitantes de la India no es tan traumática, porque en la concepción budista, la individualidad es sólo una ilusión. Es decir, el ser humano se percibe como individuo porque está atado a la ilusión de la existencia. Una vez libre de la ilusión, la individualidad debe, por supuesto, evaporarse.
En ese sentido, se ha dicho que el Budismo es una "religión sin Dios", e incluso una mera filosofía. Lo cierto es que Buda nunca predicó una religión en el sentido lato de la palabra. Sus consejos se dirigen a la búsqueda del Nirvana, o sea, a liberarse de la ilusión de la existencia, porque de ella emana el sufrimiento. En el Nirvana no hay sufrimiento, pero tampoco hay "descanso eterno", por decirlo de alguna manera, porque al aniquilarse la individualidad, obviamente no hay descanso. En cuanto a los dioses, éstos forman parte de la "realidad", y como ésta es una ilusión, entonces lógicamente adorar a los dioses es justamente eso, algo iluso.