Páginas

jueves, 19 de julio de 2007

Los gritos de Estentor.


La palabra "estentóreo" es hoy por hoy un arcaísmo, pero se utilizó antiguamente para designar a las personas que eran capaces de dar grandes voces: así, la persona en cuestión era capaz de "dar gritos estentóreos".

El origen de la palabra se remonta a la Mitología Griega. Existía en ella un personaje llamado Estentor, que tenía justamente la capacidad de gritar con todos sus pulmones, por decirlo de alguna manera. Homero proclamó de él, que su sola voz se comparaba con el tumulto de cincuenta hombres.

Estentor pereció por la razón de siempre, tratándose de los mitos griegos: los dioses se cebaron en él, fieles a su política de que ningún mortal debía levantar cabeza. Así, el dios Hermes (el romano Mercurio) le desafió a un duelo de gritos. El resultado es que Hermes, por ser dios, ganó, mientras que Estentor pereció de manera miserable, reventando como un sapo.

En homenaje a Estentor, en los tiempos de Alejandro Magno fue bautizado como tubo estentorofónico un invento que consistía en una trompeta unida a un cuerno amplificador, que podría ser el abuelito de los actuales megáfonos.