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domingo, 7 de octubre de 2012

Historias del Panteón.


Uno de los edificios más representativos de la época grecorromana de la ciudad de Roma es el Panteón. Su nombre curiosamente es griego: "theos" significa dioses, y el prefijo "pan-" significa todos, de manera que el templo se llama "Todos los Dioses". El origen del nombre se ignora, y puede deberse a que había muchas estatuas de dioses en el lugar, o bien a la espectacularidad de su domo, que recordaría a la bóveda celestial en su magnificencia. La cúpula misma es todo un simbolismo: al centro presenta un agujero que deja entrar la luz solar, como símbolo del Sol en el medio del cielo. ¿Alguien se extraña de que fuera consagrado a los emperadores romanos...? La bóveda, dicho sea de paso, fue la desesperación de los arquitectos del temprano Renacimiento que no encontraban cómo replicarla. Finalmente, estudiándola, el talentoso Filipo Brunelleschi encontró las respuestas, y las aplicó para la cúpula de la Catedral de Florencia, en los inicios del siglo XV.

Pero si creen que ahí se acaban las historias del Panteón, se equivocan. Iniciada la Edad Media, el Panteón quedó abandonado e incluso pudo haber sido demolido. El año 609, el emperador bizantino Focas decidió regalárselo al Papa Bonifacio IV, y esto fue su salvación, al precio de ser convertida en la Iglesia de Santa Maria ad Martyres. Hubo daños por terremotos, inundaciones e incluso vandalismo, pero la Iglesia Católica fue solícita con este templo ahora cristiano como nunca lo habría sido con un templo pagano. Lo que no quita algunos expolios posteriores. El emperador bizantino Constante II ordenó que los ladrillos de bronce dorados que ornamentaban el techo fueran transportados a Constantinopla en 663. El Papa Urbano VIII por su parte, ya en pleno siglo XVII (el mismo Papa del juicio a Galileo Galilei, por más señas) mandó fundir las planchas de bronce del tejado del antetemplo para usarlas en el baldaquino de Bernini, en la iglesia de San Pedro... y para fundir los cañones del castillo de Sant'Angelo.

Como iglesia que era, el Panteón fue dedicado por supuesto a la función de sepulcro. Cristiano, por supuesto. En fecha tan tardía como el siglo XIX todavía seguía cumpliendo tales funciones: los reyes italianos de finales de centuria fueron enterrados allí. Pero el sepulcro más visitado de los que están al interior del Panteón, es el de Rafael. Su epitafio es ciertamente emotivo: "Ille hic est Raphael, timiut quo sospite vinci, rerum magna parens et moriente mori" ("Aquí yace Rafael, la gran Madre Naturaleza temió ser vencida por él durante su vida y morir con su muerte")...

3 comentarios:

  1. ¿Es a partir de lo descrito en el último párrafo que panteón alude tanto a la morada de los dioses, como de los muertos?

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  2. A GALO NOMEZ: No he podido averiguar si la derivación lingüística viene directamente del Panteón de Roma o pasa de sopetón por el Panteón de París, iba a incluir una referencia al respecto, pero después por si las dudas la eliminé. Pero sí estoy seguro de que el Panteón de Roma es parte de la genealogía de la palabra. Aunque hay algo de tétrica ironía en que el lugar de "todos los dioses" haya acabado por designar al lugar de todos los muertos...

    A IAKOB: La familia Barberini era en efecto original del valle de Barberino en la Toscana. Ahora bien, el origen del topónimo me es desconocido...

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